Hoy comemos en... "Pink Flamingo"

Hoy comemos en... "Pink Flamingo"

Nos sumergimos en los ochenta bajo luces de neón y os enseñamos el Pink Flamingo, un restaurante madrileño del barrio de Montecarmelo

Siguiendo con mi sacrificada tarea de buscar la mejor hamburguesa de Madrid (lo sé, soy una mártir) acabé el pasado 14 de Noviembre en un restaurante de Montecarmelo, un barrio de Madrid. El Pink Flamingo es un espacio en el que "la variedad reina soberana, desde quesadillas hasta riquísimas variedades de hamburguesas hacen de su cocina internacional un verdadero deleite para paladares curiosos y amantes de la sencillez." Descripción textual de El Tenedor, web por la que lo encontré, y que me hacía soñar con ricos pedazos de carne exquisita. Me pasó como con aquel sueño que tuve en el que Brad Pitt y yo éramos los últimos supervivientes de la Tierra tras un ataque zombie, y debíamos repoblar el planeta. Me desperté, sudorosa, descubriendo que era todo una dulce fantasía. Maldición.

El restaurante trata de recrear una estética ochentera, llenando de luces de neón un local de menos de 60 metros cuadrados. Abarrotado de detalles, como matrículas de EEUU, vinilos o fotos de estrellas de la época, pierde el encanto que podría tener por dos motivos: 1.Colgar lo que parecen chapas de metal de películas y en realidad son fotocopias plastificadas de una chapa (cutre, nivel master) 2. Esa luz azul que baña todo dejando en tinieblas el local. Tanto que al volver del baño hay que jugar a Marco-Polo para encontrar la mesa.

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Al llegar nos atendió un chico con un peinado supermolón, y que por como no se le movía el flequillo debía usar más laca que Carmen Sevilla presentando el telecupón. En la carta cada plato aparecía renombrado con nombres de actores, y los de hot dogs con nombres de perros famosos (me faltó Laika, pero el guiño me pareció muy divertido). Pedimos coca colas los cuatro comensales y de entrantes los aros de cebolla a la cerveza con salsa BBQ y los nachos con carne y guacamole. El camarero vuelve: "no hay guacamole". Mierda, y la hamburguesa que yo había pedido después también lo llevaba... Nos los trajo con salsa taco. Los aros eran un placer. Crujientes y deliciosos. Los nachos estaban realmente ricos, acabados al horno, y perfectos, de no ser por un tomate crudo que parecía llevar con nosotros décadas.

De plato principal, comenzaré por las hamburguesas. Mi chico pidió una Robert de Niro con lechuga, tomate, bacon y queso. Clásica americana y la mejor manera de no equivocarte con sabores arriesgados. El pan, parecía de mollete, de esos que están precocidos y se acaban en el horno de casa. Al parecer, el cocinero tenía prisa y los sacó a medias, porque sabían a harina, a pan crudo. El tomate estaba en la línea del anterior, debían ser hermanos, y la carne era congelada y para nada hecha a mano. Insípida, extrapicada y tremendamente blanquecina. Yo pedí la Paul Newman, con tomate, bacon, queso y guacamole. Pensé que el camarero vendría a cambiarla, pero no. Debió pedir en cocina que rebañaran bien el tarro de Old El Paso para que diera para mi hamburguesa. Lo malo fue que con el rollo de la salsa se les debió terminar también el bacon porque no lo vi. Literalmente. No voy a repetirme con la carne, pero si voy a decir que el guacamole era el peor que he probado nunca. Quizá ser el culo del tarro le aportara esa solera ácida y amarga en ciertos bocados, no lo sé. Las patatas también eran congeladas y en fin, un fail total y absoluto.

Nuestros acompañantes pidieron la Pinky BBQ, una quesadilla de ternera, bacon, cebolla y maíz, con una mezcla de tres quesos que olía genial. Y un sandwich Bill Haley, con bacon, queso, pollo a la plancha, lechuga, tomate, mayonesa y huevo frito. Ambos acertaron. Nosotros no.

De postre, y por resarcirnos, pedimos los dos clásicos a los que estamos acostumbrados: el brownie y la tarta de queso. La última estaba buena. El brownie, a pesar de que era una tarta de chocolate y no un brownie, estaba muy buena. Había demasiada salsa de chocolate, algo que pasa demasiado a menudo, pero volvería a pedírmelo sin dudar. 

 

VEREDICTO

Decoración: Suficiente. Habría sacado más nota sin la luz azul y gastando pasta en comprar chapas de verdad

Servicio: Suficiente. El camarero del pelo moderno nos dejó solos en el local cuando pagamos, para salir a fumarse un piti.

La mesa: Notable. Las mesas de estilo Grease estaban genial, y los platos eran muy originales

Gordon Ramsay opina que la comida era: Suficiente. Le ha salvado los postres, y los aros de cebolla. Si las hamburguesas no aparecieran en la carta, el restaurante ganaría calidad.

Guita: Suficiente, gracias a la oferta 2x1, sino la relación calidad-precio habría sido un desastre.

 

Y ahora vamos a lo que mola, a la puntuación en master burguer. ¿Conseguirá superar a sus rivales? ¿O se quedará a las puertas de la gloria? Ya sabéis, cada categoría puede tener un máximo de cinco estrellas. Se somete a votación la PAUL NEWMAN del restaurante Pink Flamingo

 

Presentación : ★★★

Aspecto: ★★★

Olor: 

Tamaño: ★★★★★

Jugosidad: ★★

Sabor de la carne: ★

Ingredientes: ★★

Originalidad: ★★

Pan:

Sabor en conjunto: ★

 

Puntuación total: 4,2

 

PINK FLAMINGO
Avenida de Montecarmelo 8
Madrid
facebook.com/pinkflamingo
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Este artículo lo ha escrito...

Anabel Palomares

Ana Belén Palomares (Madrid, 1986). Diplomada en fisioterapia, pero dedicada al mundo de la moda en una de la mayores cadenas de España, esta chica madrileña vive entre libros de cocina y discos... Saber más...