Hoy comemos en... Restaurant Miramar de Cambrils

Hoy comemos en... Restaurant Miramar de Cambrils

Hoy comemos en... Restaurant Miramar de Cambrils

Con unas vistas insuperables y un tratamiento tradicional y sencillo del producto, este restaurante nos ha tocado la patata y nos ha hecho ver que el amor puro existe y que la mejor forma de hacerlo físico es sobre un plato. Un amor a la carta.

Después de conocerlos gracias a las redes sociales y al trabajo de su community manager Asier, este restaurante nos ha abierto las puertas de su local y nos ha recibido con los brazos abiertos como al hijo pródigo. Todo sonrisas, amabilidad y buen hacer es lo primero que percibimos al entrar en su casa y hacernos sentir como en la nuestra. En la provincia de Tarragona, la cocina mediterránea del Miramar, tradicional y sabrosa, no desentona en el pequeño pueblo de Cambrils que cuenta ya con un restaurante con estrella Michelín. En pleno paseo marítimo y frente al puerto deportivo, este restaurante se enorgullece de preparar su carta con productos locales y tan frescos que parecen recién sacados de la mar. Joan, dueño del local, nos explicó de primera mano el proceso de elaboración de sus platos con tanto cariño que me pareció que ese día iba a ser mi madre la que cocinara para nosotros.

Nos sentaron en una sala en la planta superior, con vistas a su terraza superior y al puerto de Cambrils además de a la torre de defensa del pueblo que acompaña al edificio desde hace décadas. La decoración, con toques cosmopolitas y una inspiración tradicional, estaba cuidada al máximo. Un gran ventanal que daba a la terraza regalaba una luz tan natural que parecías estar comiendo en la calle, a la orilla del mar. Cuando me senté y lo primero que me ofrecieron fue un vermut y un aperitivo, creí morir. Unas patatas fritas en aceite de oliva, artesanas, con un punto perfecto de sal nos dieron la bienvenida. Tras tomarnos nota, nos trajeron un gazpacho de melón con menta, muy refrescante aunque algo dulce para empezar, unos vol au vents con una crema de espinacas y anchoas que te dejaba un sabor a mar espectacular y unas aceitunas gordal.

Gazpacho de melón, crema de espinacas y anchoas y aceitunas gordal

Llegar a un restaurante y ver un carrito de postres nada más entrar siempre es un buen augurio. Augurio de tener que volver a casa con el botón del pantalón desabrochado

Pedimos tres entrantes, aprovechando que mi media langosta y yo íbamos acompañados por dos paladares más, y comenzamos con un tartar de atún Balfegó. Este atún es un atún rojo del mediterráneo, de los mejor considerados en todo el país y hasta exportado a países como Japón, sibaritas de este producto. El pescado es tratado con tal cariño que su carne no sufre ningún tipo de tensión que endurezca su textura, consiguiendo ser uno de los mejores pescados para un tartar. Fresco, con un sabor envolvente y tan tierno que se deshacía en la boca como si fuera una mousse. Del color de la ternera, este pescado es la carne del mar por excelencia y os aseguro que comerlo es mejor que besar al fantástico Adam Levine. Con lengua.

Tartar de atún Balfegó, bocado celestial

A pesar de que el Miramar de Cambrils es un restaurante experto en marisco y pescado, no pudimos resistir la tentación de probar las croquetas de jamón de bellota. Soy partidaria de una croqueta cremosa y con tropezones, con taquitos de jamón que se distingan en una blanca bechamel. Pero en el mundo de las croquetas cada maestrillo tiene su librillo y aunque no han sido las mejores que he probado (soy madrileña y aquí la croqueta es una las raciones top five de la capital) estaban muy sabrosas y con un rebozado doble muy crujiente.

Croquetas de jamón de bellota del restaurante Miramar de Cambrils

El tercer entrante es la prueba de calidad: la gamba. La primera regla para conseguir una buena ración es tener una gamba de categoría. Cuanto mejor es el producto, mejor es el resultado, como en todo. Cuanto mejor es la canción que llevamos a Eurovisión, más alta es la puntuación que conseguimos. Bueno, en realidad en esto último no, da igual si llevamos un mono con platillos, ya no nos vota ni Portugal. Si aparte de un producto de calidad das con una mano experta que consigue dejarlas en su punto justo consigues gloria en forma de bocado. Y el equipo de cocina del Miramar de Cambrils es de traca, así que imaginad como fue ese primer bocado. Dicen que es una grosería chupar las cabezas de las gambas, pero para mí es el mejor termómetro de calidad. Ese punto es la clave del sabor del mar. El punto G de la comida. Y fue un orgasmo gastronómico de campeonato. Las mejores gamas rojas que he probado en toda mi vida.

 

 

Espectaculares gambones rojos, de los de toma pan y moja

El plato principal fue una paella de marisco del “senyoret” o arroz para vagos, como le llama mi padre. Todo el marisco venía ya pelado, para que lo único que te preocupara fuera si tu copa de vino estaba llena. Mejillones espectaculares, grandes y jugosos, gambas gigantescas y rojizas y una sepia de altura, tan tierna que daba pena comérsela. Un buen sofrito y un gran arroz completaron este plato para hacerlo redondo.

Nuestra camarera era para ponerla un piso y sirvió la paella del senyoret con tanto amor que me dió pena hasta comérmelo

Después de ver el carrito de los postres hechos en el día y con esa pinta tan brutal, decidimos pedir dos tartas. La primera fue una tarta de queso, con frutos rojos, nueces y pasas. Las dos últimas formaban parte del relleno, y aunque no me convencieron al principio, los frutos secos le daban un toque muy particular que contrastaba estupendamente con la acidez de los frutos rojos que llevaban de topping. Además nos pusieron un pre-postre, cortesía de la casa, que era una crema de maracuyá, muy fresca y que limpiaba en boca para cambiar de sabores y pasar a los dulces de una manera más sencilla Todo un acierto.

Tarta de queso del Miramar de Cambrils

El segundo postre fue una tarta sacher de chocolate blanco con naranja amarga, que de no haber tenido como previo una comida tan copiosa habría sido una elección perfecta, pero tras la degustación de cuatro platos y cuatro aperitivos, el sabor dulce nos resultó algo pesado como fin de fiesta.

Tarta Sacher de chocolate blanco con naranja amarga del restaurant Miramar

La traca final estaba por llegar con los cafés, unas pastas de té típicas, finas como tejas y superligeras, unas almendras garrapiñadas caseras deliciosas que me obligaron a desabrocharme el segundo botón de mi vaquero y unas rocas de chocolate negro con frutos secos. No puedo resistirme a ver algo en el plato y no probarlo, así que terminé de reventar, pero mi sacrificio valió la pena y ahora sólo necesito una semana de apio y zanahoria para recuperar la línea. Sarna con gusto no pica, así que este michelín que me acompaña será bien recibido sólo por el recuerdo de los sabores en la boca, los aromas en el ambiente, las deliciosas presentaciones de los platos, las texturas en la lengua y los sonidos de una comida inmejorable. Placeres para los cinco sentidos sentada cómodamente a la orilla del mar. 

Quiero morir rodeada de esas almendras garrapiñadas

Una EXPERIENCIA con mayúsculas que si bien es cierto no está al alcance de todos los bolsillos, es una buena excusa para ir ahorrando un céntimo diario y visitarles de nuevo en verano, porque las vistas son especiales y la comida merece muuuucho la pena. Tratamiento de calidad a productos cinco estrellas y de la mano de un equipo de profesionales que rebosa experiencia, educación y amabilidad. Conseguirán que te sientas como en casa y que comas como en casa de tu madre, de diez. Gracias de nuevo a Asier y Joan por ponernos las cosas tan fáciles y concedernos unos minutos de su tiempo y explicarnos todo el cariño que le ponen a su trabajo, reflejado en una comida inolvidable para una heroína hamburguesil como yo. Gracias y hasta pronto, lo prometo. 

 

Restaurant Miramar de Cambrils
Passeig Miramar 30
Cambrils (Tarragona)
miramar-cambrils.com
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Mesa de postres del Miramar de Cambrils
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Sala inferior Miramar de Cambrils
Paella de marisco del senyoret del Miramar de Cambrils
Paella de marisco del senyoret del Miramar de Cambrils
Paella de marisco del senyoret del Miramar de Cambrils
Crema de maracuyá del Miramar de Cambrils
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Este artículo lo ha escrito...

Anabel Palomares

Ana Belén Palomares (Madrid, 1986). Diplomada en fisioterapia, pero dedicada al mundo de la moda en una de la mayores cadenas de España, esta chica madrileña vive entre libros de cocina y discos... Saber más...