Querida futura madre: que no te vengan con cuentos

Querida futura madre: que no te vengan con cuentos

Querida futura madre: que no te vengan con cuentos

Querida futura madre: Vengo del futuro a romper una lanza en tu favor para que dejen de presionarte sobre tu forma de gestionar la maternidad, presente o futura, desde que tomas la decisión de ser madre hasta que esta se materializa e incluso después. De nada.

Veréis, estaba yo tomando algo con una amiga recién estrenada en eso de ser madre y entre marujeo y marujeo estuvo descargando su inconformidad (vamos, que llevaba un cabreo como una catedral) sobre el hecho de que desde que anunció que iba en busca de retoño hasta hoy que ya lo tiene en faldas, la gente de su alrededor no ha dejado de opinar sobre cómo debe hacer las cosas, sin que nadie les haya preguntado. Mientras me contaba todo el proceso de intromisión desde que decidió tener un hijo hasta meses después de su nacimiento, se me ocurrió que seguramente no sería la única mujer harta de soportar a los y las “mari-sabidillos” que de todo opinan y de nada saben y decidí darle un poco de voz por todas aquellas madres agobiadas con tanta opinión distinta. Así que aquí estoy yo, querida futura madre, la sensei que va a decirte por qué no tienes que hacer caso a semejante dosis de sabiduría de las vecinas, amigas de amigas de amigas de madre y demás mejunje entrometido. Porque a todo el mundo que se dedica a decirle a los demás cómo criar a sus hijos, yo les respondería con un “que cada perro se lama su...” Es decir, que cada uno se preocupe de lo suyo y deje lo de los demás en paz; premisa válida tanto para este campo como para cualquiera en la vida. Y es que, como persona humana que soy (hasta donde yo sé no me he convertido en ameba todavía), observo a esta nuestra sociedad y no dejo de alucinar con lo que se presiona a hacer las cosas de una determinada manera con este tema.

 

¿Queréis mi opinión sobre cómo criar a vuestros vástagos? Bueno, os la voy a dar igual.

Para comenzar, me llama mucho la atención la prisa e insistencia que tiene la sociedad a que se tenga descendencia. Es algo que no acabo de comprender, cuando se nos llena la boca hablando de la modernidad, del respeto y la no intromisión a la vida privada y, sin embargo, se tenga que estar continuamente justificando el por qué no se tienen hijos. Realmente, ¿qué importancia tiene? Me refiero, ¿qué cambia en nuestra vida saber si en la de los demás va a haber o no descendencia? Mira que nos emperramos en el tema y, para mi mayor desolación, solemos ser mujeres quienes más insistimos. ¡Pero chiquillas! ¡Qué mas dará si se tienen o no se tienen retoños y por qué! Ya sabemos: que cada perro se lama su...

 

¿Y tú pa' cuándo, chata? ¡Que no puedo vivir sin saberlo!

El caso, futura madre, es que has decidido ponerte dale que te pego, digo manos a la obra, y comenzar la gran búsqueda. Ahí tendrás dos opciones: callarte las intenciones e ir a lo tuyo o pregonar a los cuatro vientos que estás en el temita. ¿Qué pasará si haces lo segundo? Pues que toda persona entrometida te dirá lo que tienes que hacer. Es irónico, porque será que la humanidad ha necesitado ayuda para perpetuar la especie y tal. ¡Que estamos hablando de fo... algo instintivo, primario y que no necesita manual de instrucciones! Pero da igual, te dirán que hagas esto, que hagas lo otro, lo de más allá y lo siguiente. Y tú pondrás cara de idiota pensando en cómo hacer todo lo que te dicen para que dé resultado ante lo cual, dada tu evidente cara de agobio, alguien te dirá “¡Estás estresada y así no te quedarás!” Respóndeles si creen que las millones de mujeres que deben engendrar en el mundo al cabo del día están tiradas a la bartola, relajaditas en el Caribe, sin otro quehacer más que abanicarse y recibir soldaditos. Eso y que cada perro se lama su…, también.

Pero sigamos el proceso. Has conseguido quedarte embarazada ¡Enhorabuena! Lo único, que si antes te decían lo que tenías que hacer, ahora se va a multiplicar por mil. Debería hacerse una ley por la que solo pudiéramos hacer caso a nuestro ginecólogo y a nuestra madre. El resto de la humanidad abstenerse salvo que la implicada requiera opinión, gracias. El caso que ahí estarás: en el mejor estado de la mujer. O eso dicen, porque la gestación bella y cándida es un mito que nada tiene que ver con la realidad. Te ves mal, te encuentras mal, tienes mareos, náuseas, hambre, sueño, cansancio, almorranas, no puedes comer de todo, no puedes beber, no puedes fumar, no puedes moverte bien, no puedes hacer según qué deporte, no puedes, no puedes, no puedes, no puedes. Vale, nos queda claro: no es el mejor estado de la mujer. Y eso sin mencionar el parto. Nada de lágrimas de emoción cuando apenas ni te enterarás del nacimiento porque estarás tan dolorida, cansada, desmadejada y harta que no tienes ni fuerzas para ese momento en el que miras al padre de la criatura con devoción mientras te da un beso en tu sudorosa frente y te observa con candor. Parir duele. Mucho. Y no veo mucha candidez en eso.

 

¿Acaso crees que me estoy divirtiendo?

Y llegamos al gran momento, querida futura madre. Ya tienes a tu retoño contigo y ahora sí empieza el viacrucis de volverte loca porque te van a decir tantas cosas que acabarás con las puntas del pelo tocando el techo y hablando cual niña del Exorcista. Porque unos te dirán que estires la lactancia materna todo lo que puedas, otros que no es algo tan importante; otros que hagas colecho, otros que menuda tontería; otros que mejor pañal natural; que si es bueno dejarlos llorar para que aprendan a no llamar la atención, pero ojo con no dar cariño a tu hijo y se sienta desquerido porque entonces minas su autoestima; que si es mejor comprar en Prenatal o en la sección de bebés de El Corte Inglés; la de que si la guardería X es mucho mejor que la guardería Z; que si mejor colegio concertado, que si mejor público... Que si, que si, que si, que si... ¡Pero qué estrés! Eso sí, cuando la criatura llegue a la adolescencia todos estos que lo saben todo huirán como ratas porque no hay quien soporte a adolescentes respondones llenos de hormonas y lidiarás con la edad del pavo sola.

 

Que no te engañen, guapa. A sus quince solo te quedaré yo... ¡Y lo sabes!

Así que... ¿a quién haces caso durante todo el proceso maternal? Porque es para volverse loca ¿no? Pues mira, querida futura madre, desde que decides dar el paso hasta que este se materializa, hazte caso a ti misma, que probablemente no vayas a hacer nada que no se haya hecho antes porque ¡llevamos dos millones de años existiendo! Que no te vengan con cuentos: haz lo que tú creas que es mejor para tu bebé, para ti y tu pareja; olvídate de presiones, de consejos, de chats de whatsapp de madres que lo saben todo y, simplemente, disfruta.

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Este artículo lo ha escrito...

Sara Ballarín

Sara Ballarín (Huesca, 1980). Estudió Filología Inglesa y actualmente trabaja en una empresa multinacional de telecomunicaciones. Adicta a la comida basura, a los zapatos (nunca el tacón es... Saber más...