Vesticlado en 30 minutos

Vesticlado en 30 minutos
Si quieres iniciarte en el apasionante mundo del do it yourself, pero eres una nulidad para las manualidades, no desesperes. Hoy te contamos una manera sencilla (nivel: parvulario) para hacer tus primeros pinitos en el arte del patchwork.
Hola, me llamo Syra, como la prota de El tiempo entre costuras, pero con ʻyʼ en lugar de ʻiʼ latina. Tampoco soy una espía ni tengo la capacidad de diseñarte un Elie Saab con un retal de cortina. Vamos, que poco tengo que ver con el personaje de María Dueñas. Yo metía los bajos de los pantalones con cinta americana de doble cara y me empapaba de tutoriales antes de coser un triste botón. Pero como soy una mujer a la que le gustan los retos (excepto, el del cubo de hielo); y, todo sea dicho, estaba hasta el gorro de aguantar las charlas de mi chico sobre ese rollo del cambio climático y la sostenibilidad, decidí adentrarme en el mundo del reciclaje. Ya sabes, imbuirme del green spirit, defender el flower power, darle al peace&love y de paso cerrar el pico al pesadito de mi eco-man.
Fue entonces como descubrí el blog de Ashley: Make it & Love it, donde siempre encuentro cientos de ideas fantásticas y fácil de recrearlas por seres reales, torpes y poco talentosos como yo. También aviso que yo tomo sus diseños, pero luego hago las cosas como Dios me dio a entender (y así me salen, claro. Lo bueno es que no tengo vergüenza ninguna y primo por encima de todo el hacer por mi misma y darle mi toque… o estoque, según se mire). Y aunque no sigo los pasos al dedillo, el resultado no está mal del todo.
Amiga, no te rindas. No tires el dedal antes de tiempo. Si nuestras abuelas y Ágatha Ruiz de la Prada remendaban, nosotras también podemos hacerlo.
Vesticlado (o cómo hacer un vestido con dos camisetas)
-¿Qué necesitas?
Dos o tres camisetas de distinto tamaño (así conseguirás un efecto evasé), hilo del color del tejido, alfileres, tijeras y máquina de coser (o en su defecto, aguja y dedal), y 30 minutos de tu preciado tiempo.
-Paso a paso:
1. Cortamos la parte de abajo de la primera camiseta, pero dejando dos centímetros más de longitud porque ahí será donde irá la costura de unión entre ambas piezas.
Camiseta para la parte de arriba.
2. Después cortamos la otra camiseta, que es la que nos proporcionará el bajo del vestido. La cortamos a la medida que necesitemos y ya estamos listos para coser.
Camiseta para el bajo del vestido.
3. Si tu hija es muy alta o quieres darle más alegría al vesticlado, puedes utilizar una tercera camiseta. Córtala por abajo y por arriba. De esta, solo utilizaremos la parte central. Las medidas dependen de lo largo que quieras hacer el vestido, o lo amplio que quieras cada uno de los colores que vayas a combinar.
Camiseta para la parte central del vestido.
4. Ahora viene la parte en la que hay que poner más atención: ¡¡coser las telas‼ Es importante encarar los derechos para que el vestido quede confeccionado correctamente. En esta imagen se ve muy bien lo que quiero decir. Para mí ha sido la parte más crítica y de la que me he asegurado varias veces antes de pasar la máquina. Si no dispones de máquina de coser, asegúrate de pespuntear correctamente, es decir, que los pespuntes sean pequeños y del mismo tamaño (evita marcar el punto demasiado).
¡¡Warning‼: Si te equivocas en este paso, no lo podrá solucionar ni la mano incorrupta de Santa Teresa. Recuerda: derecho con derecho.
5. Dale tu toque al vestido añadiendo algún adorno, ya sea strass, chapas, tachuelas o, para las fans de Patricia Field y Sexo en Nueva York, siempre se le puede coser un floripondio gigante. Además, es un buen recurso para cubrir manchas imposibles o la serigrafía original que lleva la camiseta. ¿Cómo puedes hacer la flor?: Coge tres tiras de una de las camisetas. Haz una trenza con ellas y luego enróscalas hasta darles el tamaño que tú consideres.
Vesticlado para la coletillas, perfecto para ir a hacer la moñas en el parque.
Sé consciente de que en tus primeros diseños habrá algunos (o muchos) pequeños fallos, pero a ella le encantará que se lo haya cosido su madre, y para tirarse en el parque y rebozarse en arena tampoco hace falta el último modelo de Valentino.
6. La prueba final: enseña tu vesticlado a tu suegra.
En mi caso, te diré que la opinión de mi suegra es la que más temía, porque ella te suelta las cosas tal y como las siente: a bocajarro. Pero ya te he dicho que me gustan los retos (excepto el del cubo de hielo). Así que le puse a la niña de las coletas el vesticlado, la llevé a casa de su abuelita y...
Esta fue su reacción.…
Una imagen vale más que mil palabras.
Ejem, ejem…
Viva el green spirit, el flower power y, especialmente con las suegras, muuuuucho peace&love.
Este artículo lo ha escrito...
Xira Ruiz (Alicante, 1979) es doctora en CC. Políticas. Ha trabajado en un organismo internacional varios años, aunque eso no le ha impedido formarse como correctora de textos. Como guardiana de... Saber más...