Master en arreglar desaguisados

Master en arreglar desaguisados
Hasta el cocinero más experimentado mete la pata en la cocina y acaba con algo incomible o, peor aún, con un plato que no puede sacar en Instagram ni pasándolo por los filtros Valencia, XPro y Walden juntos. Hoy en Glup Glup te ponemos al día de esos tres o cuatro truquillos que te salvarán de tus desastres culinarios, salvo que hayas carbonizado las pechugas de pollo o hayas añadido los restos del chino al cocido.
Puede que odies cocinar y sólo lo hagas para demostrar a los demás (y a ti mismo) que eres un ser humano capaz de sobrevivir a diario con recetas más complejas que Sandwich de Nocilla a la Tostadora o Lata de atún recién abierta en su aceite de conservación. O puede que te encante cocinar, pero las cosas últimamente no sean como habías imaginado que serían, sobre todo desde que tienes unos churumbeles que exigen toda tu atención y han secuestrado al 60% de las neuronas que todavía te funcionaban. O puede que estés soltero, pero que acabes de llegar de la oficina, después de una jornada maratoniana de dieciséis horas preparando el informe para Pelaez, y no aciertes ni a desabrocharte los cordones de los zapatos y mucho menos a comprender el complejo mecanismo de poner una sartén en el fuego.
La solución más evidente a todos tus desaguisados culinarios es un gran bote de sal de frutas Heno.
El resultado en todos los casos es que hay grandes posibilidades de que metas la pata en la cocina. Hasta el fondo. Por muy sencilla que sea la receta cagarla es una opción más que probable en un mundo en el que todos vamos a toda pastilla, estamos reventados y el móvil no deja de sonar con actualizaciones de Facebook, distrayéndote de ese fondo de pescado que estabas preparando para la paella y que ahora huele peor que los calcetines de un adolescente después de clase de gimnasia.
Aclarando que hay accidentes cuya única solución pasa por llamar al teléfono de tu seguro del hogar, acudir a Just Eat o implorar a San Judas Tadeo, y otros que, inevitablemente, sólo pueden solucionarse a través del cubo de basura o una mascota agradecida, hay otros desastres culinarios que pueden remediarse. Que no cunda el pánico.
Si quieres evitar accidentes en tu cocina elige recetas que soporten una cocción excesiva y algún que otro paseo por el suelo de la cocina.
El equipo Glup Glup ha investigado sobre los accidentes más comunes en tu cocina y ha reunido las soluciones más sencillas, casi para dummies, para que arreglar ese desaguisado esté en tu mano.
DESAGUISADO Nº1: SIEMPRE SE ME PEGA LA COMIDA A LA SARTÉN.
SOLUCIÓN:
Si no quieres acabar con medio pescado desgarrado en tu espátula y el otro medio pegado al fondo de tu sartén (a no ser que la receta que estés preparando sea Migas de pescado deforme a la plancha), la mejor opción es sustituir el aceite de oliva con el que fries por un aceite más suave, como el de girasol. Espera a que la sartén esté bien caliente, distribuye bien el aceite de girasol por el fondo y cubre todo con un poco de sal. Ayudará a que los alimentos no se peguen y a que lo que sirvas la próxima vez no parezca vómito.
DESAGUISADO Nº2: NO SABÍA QUE HABÍA QUE PRECALENTAR EL HORNO.
SOLUCIÓN:
¡Pobre alma de cántaro! A nosotros tampoco nos lo explicaron nuestras madres y nos dejamos llevar por todas nuestras ideas preconcebidas sobre la tecnología puntera, pensando que según encendías el horno alcanzaba inmediatamente la temperatura que requeríamos. Como si esto fuera el futuro o la NASA. Pero, tranquilo, salvo que lo que estés cocinando sea un pastel o pan casero, no pasa nada si metes tu asado antes de tiempo y con el horno totalmente frío. Simplemente tendrás que añadir unos minutos más, justo los que tarde la lucecita de la temperatura en apagarse.
DESAGUISADO Nº3: ME HE PASADO CON EL SALERO MÁS QUE EN UN PROGRAMA DE LA VOZ KIDS.
SOLUCIÓN:
El exceso de sal no es un problema tan importante (salvo si eres el tipo ese de Los Morancos que sale por la tele o un jubilado viviendo en una residencia de la Tercera Edad). Sólo tienes que añadir un poco de acidez, un chorrito de vinagre o de limón, a tu receta (¡hala! ¡Era eso! Ahora entendemos cómo se configuran los jurados de algunos concursos de talentos en la tele). Y si se te ha ido la mano completamente y aquello está más salado que Melody cantando la canción de los gorilas, pela una patata y añádela. Absorberá toda la sal en un periquete.
DESAGUISADO Nº4: EL BIZCOCHO SE ESTÁ DORANDO DEMASIADO DEPRISA.
SOLUCIÓN:
Si eres un inexperto total te preguntarás dónde está el problema. Si eres un experto sabrás que las posibilidades de que el bizcocho se queme por arriba y quede crudo por por el centro y por la parte inferior son más altas que las posibilidades de que Paris Hilton vuelva a enseñarnos las bragas mientras baja de una limusina. Conclusión: que el bizcocho se haga demasiado rápido por arriba=mal.
Pero la solución es fácil: 1) cubre la parte superior del bizcocho con papel de aluminio; 2) mueve la bandeja del horno hacia la parte inferior del mismo y 3) baja la temperatura de cocción unos 10º.
Arregla esta catástrofe mediante la creatividad: a partir de ahora se llamará Pastel Chato de Chocolate.
DESAGUISADO Nº5: SOY UN VAGO Y NO PIQUÉ LAS VERDURAS COMO DEBIERA.
SOLUCIÓN:
En Glup Glup no tenemos una solución eficaz contra tu problema de vaguería. Es más, si nos preguntaran para una encuesta televisiva, diríamos que estamos a favor del mínimo esfuerzo, siempre que los resultados sean superiores a la mediocridad. Pero sí sabemos cómo solucionar tu problema de las verduras poco picadas. Dos puntos de partida:
1) si lo que estás haciendo es un estofado o una sopa. En ese caso da igual si picas más o menos (a no ser que seas un concursante de Topchef) porque, al final, las verduras estarán tan blanditas que no se apreciará tu nivel de esfuerzo (salvo que te ponga notas Chicote).
2) si lo que estás haciendo es un rehogado, un fondo para un asado, etc., no hay nada como una buena batidora con un accesorio picador. Una vez pochadas tus verduras, pásalas por la turmix y ¡voilá!
Con estos cinco trucos básicos puede que no consigas hacerte pasar por un foodie, pero si salvarte del envenenamiento y la inanición, dos graves riesgos a los que se enfrentan todos aquellos que no saben cocinar o los que se rinden en cuanto “aquello” empieza a echar humo.
Este artículo lo ha escrito...
Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...