Her: Amor y perfección

Por Javi DC

Her: Amor y perfección

Apróximadamente una vez al año, algún genio se atreve a innovar en el mundo del cine y presenta una película de esas que no están hechas para todos. Pero Her tenía demasiadas cosas buenas a priori como para no ir hasta la butaca del cine. ¿Quieres saber si eres apto para verla?

He tenido esta misma sensación en otras ocasiones. Esa sensación de estar viendo algo tan especial que me sobrepasa. Esa sensación de que puede que no sea una película que haga millones en taquilla pero que su belleza y trasfondo la harán formar parte de ese selecto club de películas de culto que pasaron de puntillas por las salas de cine. Un tipo de cine que desgraciadamente en España no suele convencer al gran público, pero que unos pocos adoramos, cansados de ver siempre el mismo tipo de películas. 

Her, va más allá. Sigue la estela de otras películas que te enamoran a los 5 minutos. Tan especiales que te preguntas por qué no todo el cine será así. No las comparo, ni mucho menos, pero las sensaciones que viví viéndola me hicieron recordar los pelos de punta de mi brazo disfrutando de los interminables paseos de Scarlet Johansson y Bill Murray en Lost in Translation, o el día sencillo y perfecto que pasan Ryan GoslingCarey Mulligan en la fabulosa Drive.

Recuerdos aparte, Her trata sobre un tipo llamado Theodore, interpretado por Joaquin Phoenix, que está sumido en una espiral de depresión, soledad y perdida total del rumbo de su vida. Paralelamente a estos sentimientos, trabaja como escritor de "cartas a mano" para otras personas, dejando claro que en esa época, expresar los sentimientos se ha vuelto algo secundario. Bueno, llegados a este punto habría que explicar que Her se desarrolla en una sociedad futura, yo calculo que uno 20 o 30 años adelante en el tiempo, que si bien no hace grandes muestras de evolución a nivel tecnológico (no salen coches voladores, ni aeropatines), si que presenta uno de los grandes problemas sociales que están empezando a nacer a día de hoy, en torno al cual gira la película: la involución en las relaciones sociales. Parece complicado, pero en realidad es más simple que la partitura de una canción de Pitbull. 

Esa sociedad ha llegado a un punto en el cual, muchas personas se ven incapaces de mantener largas relaciones, o cortas, refugiándose en salas de chat, amistades etéreas y la tecnología. Es aquí donde nuestro protagonista, decide comprar un nuevo software informático llamado OS1, desarrollado para congeniar a la perfección con su "dueño". Theodore descubre que dentro de su ordenador y su móvil se encuentra un sistema operativo llamado Samantha, que le hace sentirse querido y acompañado a cualquier hora del día. Este sistema aprende y evoluciona a cada minuto, desarrollando su propia conciencia, lo cual hará que la relación entre Thedore y Samantha cruce una extraña línea y se convierta en AMOR. Y pongo "amor" en mayúsculas, porque de esto trata la película. No de cosas futuristas, ni complejas teorías tecnológicas... trata sobre una relación de amor. 

Su director, Spike Jonze, ha hecho una magistral narración de lo dificil de una relación hoy en día, de como parece que estamos cansados de todo y de todos. Es como si el amor se hubiera convertido en una serie de automatismos tan estudiados que hasta una inteligencia artificial fuera capaz de procesarlos. Pero, PERO, y aquí es donde me quito el sobrero con Spike, las relaciones no siempre son cosa de dos. Las variables, los factores externos, el cansancio, el trabajo, la paciencia, la rutina, los celos, las peleas... Todo eso forma parte del amor, y el director lo retrata de una forma tan actual y cruda que da hasta un poco de miedo. Los valores por los cuales las personas se enamoraban y querían hace 30 años han desaparecido, y dejan paso a otros que ya no son tan imperecederos. De ahí que la extraña relación de amor de un hombre con una máquina llegue a parecer tan normal como enfermiza durante la película. Un guión de hierro, no apto para todos los estómagos cinéfilos. Seguro que cuando acabéis de verla os plantearéis muchas dudas sobre vuestras relaciones, sean del tipo que sean.

Dejando a un lado el argumento, tenemos la interpretación nada fácil de un Joaquín Phoenix, que sin llegar a estar estelar, mantiene el tipo durante toda la película, transmitiendo todo lo que siente su personaje, muchas veces solo con la mirada o con expresión corporal. Nada fácil su papel. Otro de los personajes de los que no hemos hablado es Amy, la vecina de Theodore, interpretada por Amy Adams, que vuelve a dejar claro que está a un nivel descomunal. Su papel, aunque parece de relleno, a mi me encantó y creo que le da el último punto de vista a toda la película. Y para sorpresa de todo el cine cuando vieron los títulos de crédito, el sistema operativo Samantha lleva la voz de Scarlett Johanson, un gran acierto por parte del director.

Por último debo resaltar, y mucho, todo el trabajo artístico que me ha movido a escribir este post. Veréis, hay formas y formas de hacer cine, pero solo una de dotar a las películas de alma. El alma de las películas de esta clase reside en los detalles artísticos como la fotografía y la música. Me podréis llamar hipster o lo que queráis, pero Her alberga una calidad en estos dos campos muy superior al resto de lo que se suele ver normalmente. Sólamente la música ha requerido más esfuerzo artístico que toda la trilogía de Crepúsculo. No sabemos muy bien donde ha sido rodada, intuímos que en algúna parte de Asia, pero los exteriores están tan cuidados que dan ganas de ir allá donde esté Theodore a darle un abrazo.

En resumen, nos ha gustado muchísimo Her. Nos ha hecho pensar. Nos ha hecho divagar. Y nos ha hecho creer que todavía se pueden hacer películas bellas y profundas, aunque no sean del gusto del gran público. Por lo menos, nos queda el consuelo de que haya conseguido el Oscar al mejor guión original. 

 

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Este artículo lo ha escrito...

Javi DC

Javi Del Campo (Madrid, 1983). Criado entre Steven Spielberg y Los Héroes del Silencio, de alguna manera estaba destinado a caminar sobre esa pequeña linea que separa al mitómano del friki. Amante... Saber más...