Los Piratas del Calibre

Los Piratas del Calibre
Como ya habréis observado, en Glup Glup contamos con un montón de escritores entre nuestros colaboradores. Escritores que cada día sufren en sus propias carnes el daño de las descargas piratas de sus novelas. Y lo peor de todo es que nuestra única salida por el momento es el “recurso de la pataleta”.
Este no será ni el primer artículo que leáis sobre piratería ni el último. Desgraciadamente el tema es trending topic, sobre todo en la vida de los que nos dedicamos a esto de juntar letras y nos encontramos con que cada día es más fácil encontrar nuestro trabajo a libre disposición del público sin que nosotros podamos hacer nada por evitarlo. Y mira que lo intentamos. Escribimos a los responsables, a esos Piratas del Calibre, y les pedimos, suplicamos, explicamos por qué deberían borrar nuestras novelas de sus páginas webs, de sus foros y de sus muros de Facebook. Pero las respuestas que recibimos para justificar que nos estén pirateando son de lo más peregrinas.
Hoy os traemos una recopilación de todas estas respuestas/excusas/argumentaciones que hemos recibido a lo largo del último año y les damos una contrarréplica:
Poe ya le daba duro a las drogas sin la excusa de la piratería de su obra. Hoy estaría en el Proyecto Hombre.
LOS ESCRITORES GANAN DINERO A ESPUERTAS.
De esto ya hablamos hace unos meses en este artículo: los escritores no ganamos tanto dinero por nuestros libros, es más, en la gran mayoría de los casos no llegamos ni a ganar algo que se asemeje al salario mínimo.
¿No os habéis preguntado por qué la mayoría de nosotros además de ser escritores somos periodistas, publicitarios, traductores, médicos o abogados? Exacto, porque sería imposible pagar la hipoteca y las lentejas si no trabajáramos en otra cosa.
Tiene sentido.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los contratos editoriales que se firman en este país garantiza que los escritores ganamos entre un 8 y un 10% de los ingresos percibidos por la venta de cada libro (y alrededor de un 30% en el caso de los ebooks), que la mayoría de las ediciones que se hacen a España no llegan a los dos mil ejemplares (lo que no significa que se vendan todos ni mucho menos) y de que la media de lo que cuesta un libro está en torno a los dieciocho euros, os invito a hacer las cuentas. Cuentas de las que (ups, que no se os olvide) hay que restar el IRPF y los gastos de gestión, agente, etc. que tenga cada uno. El resultado es que, en una amplísima mayoría de los casos, el escritor sólo llega a cobrar el adelanto de su novela (si se lo pagan, que cada vez se lleva menos), en torno a unos dos mil o cuatro mil (menos los ya mencionados impuestos) euros. Seguro que hay un montón de trabajos mal pagados, pero yo ganaba más pasta repartiendo publicidad portal a portal cuando tenía quince años.
El Calibre concentra más piratas en el siglo XXI que el Caribe español en el siglo XVI.
PERO ES QUE LOS LIBROS SON CARÍSIMOS.
Es verdad. Los libros deberían ser más baratos y yo soy la primera que me apunto a firmar dónde haga falta para pedir que se subvencionen como en el Reino Unido. Es más, creo que los e-books deberían bajar de precio en muchísimos casos en los que no está justificado el precio del papel ni el precio de la distribución (pero, por favor, no os olvidéis de los editores, los correctores, los diseñadores, los maquetadores, etc, que también tienen derecho a cobrar por su trabajo).
Pero la excusa del precio para piratear no está justificada en ningún caso… y en otros, aún menos.
A muchos compañeros les están pirateando libros que en Amazon se puede comprar por 0,89€. ¿Qué es caro entonces? ¿O barato? De verdad… ¿dónde está la frontera para que la gente deje de piratear? ¿A qué precio tenemos que poner un libro para que el público piense que es justo? Mi pareja y yo hemos bromeado muchas veces sobre el asunto y hemos llegado a la conclusión de que si cada lector que comprara una novela mía me invitara a una caña saldría ganando más pasta. Y más melopeas.
¿Cuál es la solución entonces a este asunto? Por la parte que me toca animo a negociar con las editoriales para que el precio sea lo más ajustado posible. El escritor es el primer interesado en que no sea demasiado elevado para que no suponga un freno en la compra. Pero, como digo, hay unos costes mínimos que cubrir. Siempre. Y si no contratamos a un corrector o un editor, luego los lectores se quejan de que la edición es mala, de que había faltas de ortografía, de que estaba mal maquetado... En definitiva, de que la novela no tenía calidad.
Hace un par de meses Amazon lanzó Kindle Unlimited, un servicio de préstamo de libros que por unos 9€ al mes te permite acceder a más de 400.000 títulos en castellano y a otro porrón más en inglés. ¿Es ese un precio justo? Yo creo que sí, pero la iniciativa no parece estar triunfando como se esperaba y las editoriales todavía tienen reticencias a unirse.
Yo tengo la esperanza de que cada día haya más ofertas de este estilo para que todos, escritores, editoriales y público, estemos contentos. Un Spotify de los libros. Pero si se sigue pirateando no tendrá mucho sentido que nadie se lance a hacerlo ahora o nunca.
LA CULTURA DEBERÍA SER GRATIS.
Estamos de acuerdo. Y los colegios. Y los medicamentos. Y los zapatos de todos los niños, que son carísimos y duran apenas tres meses. Pero nada de todo eso es gratis. Tampoco son gratis los pintalabios que me gustan tanto ni los libros de Jasper Fforde.
Y, por cierto, en las bibliotecas hay libros de todo tipo que se pueden leer sin pagar ni un chavo y sin perjudicar a los escritores.
En el caso de los libros hay una parte que no siendo enteramente cultural también tiene un precio. Los libros no se imprimen solos, el papel no sale de debajo de las piedras, no se maquetan solas las páginas, no se corrigen por su propia cuenta, no se distribuyen solos… Incluso en el caso de los ebooks hay una serie de profesionales implicados que se merecen ganar dinero con su trabajo.
ES QUE QUIERES GANAR DINERO CON UN HOBBY.
Sin entrar en detalles de si escribir novelas es un hobby o no… ¿por qué no podemos ganar dinero haciendo algo que nos gusta? No entiendo el razonamiento. ¿No gana dinero esa chica tremendamente creativa que en su tiempo libre hace pulseritas y luego se anuncia en Etsy? ¿Se las tenemos que exigir gratis porque las cosió mientras veía el último capítulo de The Good Wife?
Hace poco leí un artículo en el Telegraph que decía que hoy en día escribir había dejado de ser una carrera profesional para convertirse en el hobby de un hombre rico. Y lo decía un inglés, en un país cuyos índices de lectura y ventas de libros doblan a los españoles. Toby Joung, el autor, había consultado un estudio que se había hecho sobre dos mil quinientos autores profesionales y el resultado era que los ingresos medios en el año 2013 apenas llegaban a las 11.000 libras. Es decir, habían descendido hasta un 29% desde el 2005 y estaban muy por debajo de lo que en el país se consideraba un salario digno para vivir. Se me ponen los pelos como escarpias sólo de intentar trasladar los resultados al mercado español. En muchos casos la literatura deja de convertirse en un hobby, cuando hay plazos de entrega que cumplir, horas extras que echar para llegar a terminar esa obra, cuando se requiere nuestra presencia online las veinticuatro horas del día... Y por eso tampoco cobramos.
ES QUE EL LIBRO NO LLEGA A MI PAÍS.
Y a este paso no va a llegar jamás. ¿O pensáis que la editorial se va a animar a distribuirlo allí si ve que ya lo tenéis todos?
ES QUE NO TENGO TARJETA DE CRÉDITO.
Eh…, vale, me he quedado sin palabras para responder a este mail que me envías.
TE ESTOY HACIENDO UN FAVOR.
Por supuesto. Igual que el favor que me hacía mi abuela cuando me decía que iba hecha un adefesio y que si pensaba salir así a la calle. Que, ¡ojo!, lo hacía por mi bien, que no por mi autoestima.
Eso no es un favor. Eso es una putada. De verdad.
Muchos piratas se escudan en esta excusa para justificar lo que hacen, pero ¡no nos están ayudando! Favor es el que nos hacen los lectores cuando recomiendan nuestros libros, el maravilloso “boca a boca”. Favor son las críticas buenas en las librerías online, en Facebook, Twitter, Goodreads, etc. Favor es el que nos hacen las personas que nos escriben para felicitarnos, animarnos o, incluso, para criticar nuestras novelas, pues de ellas sacamos las ganas de seguir haciendo esto, de mejorar y de no rendirnos.
Pero distribuir gratuitamente nuestras novelas sin pedir permiso no nos ayuda nada. Es restarle valor al trabajo que tanto nos ha costado sacar adelante y una de las principales causas de desánimo de la comunidad de escritores. Sí, mucha gente que no nos conocía nos va a leer, pero es bastante improbable que compre alguna vez un libro nuestro. Vale, habrá alguno que lo haga, alguno que nos haga el favor de comprarnos la siguiente novela. Pero todos sabemos que será uno entre miles.

¿Por qué lo haces a escondidas si dices que no es robar?
ES QUE ALGUNOS LIBROS SON PIRATEABLES Y OTROS NO.
Hombre, muchas gracias. Primero me metes el dedo en el ojo… y luego añades lejía. Parece ser que cuando más ligera sea considerada tu novela, más argumentos tienen los Piratas del Calibre para no pagar por ella. Es como ese compañero de oficina que se come tu tupper sin pedirte permiso y encima te dice que te está haciendo un favor porque la cosa no estaba en muy buenas condiciones. Aunque te hayas pasado una hora en la cocina preparando esas lentejas.
-Es que le faltaban sal y estaban como secas.
-Ya, pero eran mías...
-Créeme: no las va a echar de menos.
-Pero es que eran mi comida.
-Que te calles, que te he hecho un favor.
Muy bien. Es verdad. No todos podemos ser Philip Roth, pero preferimos que nos lo digan, no que aprovechen el momento para darnos un puntapie en nuestras partes nobles y robarnos la cartera.
Seguro que hay muchas más excusas que no he recogido aquí (os invito a incluirlas en los comentarios), muchas mas argumentaciones y muchos puntos más de discusión sobre este asunto. O peor: hay veces que sólo hay una callada por respuesta o, en el peor de los casos, un insulto y una amenaza al autor por pedir que retiren su obra de una página de descargas ilegales. He discutido de este asunto con muchísima gente, algunos a los que considero amigos y que la única razón que me han dado para justificar su comportamiento era que ellos pirateaban libros, pero que los míos se los compraban. Ole tus cojones. En serio. Como si me estuvieran haciendo un favor por comprar algo a lo que yo le he dedicado un año de trabajo. Está claro que la solución no ha llegado todavía a este asunto y no tengo ni la más mínima idea de cuándo podremos aspirar a acuerdo con el que todas las partes implicadas estemos contentas. Mientras tanto, sólo nos queda el recurso de la pataleta.
Este artículo lo ha escrito...
Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...