Mi hijo me ha convertido en una friki

Mi hijo me ha convertido en una friki

Mi hijo me ha convertido en una friki

Desde hace un tiempo, cuando veo en Twitter que una persona de cierta edad se ha convertido en Trending Topic, lo primero que me pasa por la cabeza es que ha fallecido. Eso es lo que me ocurrió el otro día al ver a primera  hora de la mañana que Stan Lee era TT. Falsa alarma. Una vez superado el susto inicial, otra serie de preguntas me inquietaban: ¿Desde cuándo me aflige  a mí el posible fallecimiento de Stan Lee? Es más ¿desde cuándo sé yo quién es Stan Lee?

Odio el rosa, los lazos, las barbies y el universo de princesas Disney. Por eso, cuando me enteré que lo que iba a tener era un niño, de la emoción di un triple salto con tirabuzón hacia atrás y doble axel. Metafórico, claro está (no porque no pudiera hacerlo de verdad, si no porque estaba embarazada, no vayáis a pensar).

Así que muy felices me las prometía yo. Pero casi seis años después me ha quedado muy clarito que los niños también tienen sus propios universos.

Y aunque sé que todos compartimos esos deseos de acabar, lenta y dolorosamente con la existencia de Dora, su mono Botas (¿qué padres en su sano juicio dejan que su hija de siete años tenga como mascota / mejor amigo un mono?), su primo Diego y toda su santa familia (¡qué lástima haberme perdido aquella pelea entre la susodicha y Minnie Mouse en plena Puerta del Sol!), no se trata de eso. Se trata de verse abducida hacia un cosmos, desconocido hasta ese momento por ti, como si de un agujero negro se tratase, y que hace que te preguntes por qué esa serie de conocimientos y datos se  quedan ahí ocupando espacio en tu única y rubia neurona.

"Hola me llamo Olga  y soy una friki. Llevo veinticuatro horas sin sintonizar el canal TNT". "Bienvenida Olga, te queremos".

Y aunque confieso que no he tenido la suerte de no escuchar ni una sola vez el “Let it go” de Frozen (morid de envidia), estoy segura de que os gano en un concurso de reconocer dinosaurios con los ojos vendados.

Como una ola mi canción llegó a tu vida, como una ola machacona y muy cansina…

“¿Qué quieres para tu cumpleaños, cariño?” “Un pteranodon y un anquilosaurio” Cojonudo. Cara de póker. “Claaaaaaaro, cariño”. Y a rezar siete jaculatorias a San Google. Eso con tres años, que fue cuando descubrió su vocación de ser paleontólogo. Como aquella noche que se despierta llorando en medio de una pesadilla, y me pide, para calmarse, que le lleve un diplodocus… con medio ojo abierto, buceo en el cesto de los dinos (sí, tenemos un gran cesto lleno única y exclusivamente de dinosaurios de todas las especies, tamaños, colores y texturas) para llevarle, muy amorosamente, su diplodocus. Total para que él me suelte, medio dormido y totalmente a oscuras, “Mami, esto no es un diplodocus, es un branquiosaurio ¿no ves que tiene un bulto en la cabeza?” “(No hijo, no lo veo. Son las cuatro de la madrugada, mañana curro y lo único que quiero es que me dejes dormir de una put)CLAAAAAARO, ahora te lo traigo”. Así que, en mi afán de ganar el título de Madre Molona del Año, obviamente me fui a buscar el puñetero diplodocus.

Y cuando mi frikismo sobre los dinosaurios ya había alcanzado nivel pro, y me creía la madre más guay del mundo, porque Canijo no me iba a pillar en ningún renuncio, en ese momento se cruzan en su camino los Súper Héroes. Y no, no Súper-Ratón precisamente. Todo el Universo Marvel y el Universo DC esperando ser descubiertos. Porque ahora ya sé que existen Marvel y DC. Yo, que hace un año ni siquiera distinguía a Los Vengadores de La Liga de la Justicia y mis conocimientos sobre el tema se reducían a tener sueños guarros con Batman (concretamente con Christian ayomáquérico Bale), me he visto en vísperas de navidad, en unos grandes almacenes, dándole una master class express a una de las dependientas, porque le pedí la figura de Lobezno y me sacó Rocket de los Guardianes de la Galaxia, y ahí me veis a mí explicándole que (aparte de que Rocket es un mapache) los Guardianes y los X-Men son equipos distintos, aunque ambos pertenecen a Marvel, al igual que Los Vengadores o Spiderman, y que el súper poder de Lobezno no son las garras, sino la cicatrización y el olfato (y que Hugh Jackman está extremadamente bueno, eso también cuenta como súper poder, claro está). Que cuando terminé mi disertación tenía a dos dependientas más y cinco clientes escuchando atentamente. Y ese fue el preciso instante en el que me sentí como Penny de TTBT preguntándome a mí misma cómo había llegado yo a adquirir semejantes conocimientos, y qué estaba pasando conmigo.

¿Pero de qué coño me estás hablando?

Y un día me veo empapelando las paredes de la habitación de Canijo con pósters de Jurassic World, Los Vengadores y Batman vs. Superman. Y comprando todas las camisetas, complementos y objetos de cuanto súper héroe se cruza en mi camino. Y yendo a ver las pelis totalmente equipados. Y teniendo en el escritorio de mi portátil un acceso directo al calendario de estrenos Marvel hasta 2020 (la próxima, el 24 de julio, Ant-Man). Pero todo esto sólo porque Canijo quiere, por supuesto.

Cualquier día veré así a mis compañeros de viaje en el metro.

Así que leo que Stan Lee es Trending Topic y lo primero que pienso es “que no se haya muerto, que no se haya muerto, por favor”, a la vez que me tomo mi café, reviso las noticias de la mañana y me preparo para irme a trabajar, como si fuese una persona normal.

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Este artículo lo ha escrito...

Olga Andérez

Olga Anderez (Santander, 1975). Secretaria y contable afincada en Madrid que, a la vista está, se mete en cualquier embolado que se le cruza en el camino. Fanática de las redes sociales y del... Saber más...