Pancho, el perro millonario: Incalificable

Por Javi DC

Pancho, el perro millonario: Incalificable

El único motivo por el cual podríamos haber pagado por ir al cine a ver esta peli es mantener contentos a nuestros fieles seguidores. Por eso, tras muchas peticiones, hemos accedido a ir a ver Pancho, El perro millonario y, tras una semana de recuperación, os traemos la crítica. Risas aseguradas.

Tenemos alma kamikaze. No hay otra explicación. Eso, y que para una vez que nos piden los lectores que comentemos algo pues no podíamos fallar. Es el único motivo que podría haberme arrastrado hasta el cine a ver esta peli, aunque ahora después de verla solo iría si me pusieran una pistola en la sien. 

Aun recuerdo la tarde que encontré el tráiler por casualidad mientras buscaba algo en internet. Forocoches hizo bien su trabajo y acabé en un hilo en el que un ojiplático usuario preguntaba a la muchedumbre: "¿Esto es de verdad?", mientras dejaba debajo este trailer, que yo también os obligo a ver para poder seguir leyendo.

Ya se que ha sido duro, pero os tengo que contar lo que viví.

Ante esta labor de investigación sin precedentes, decidí llevarme a alguien objetivo y sincero, que me diera una opinión profesional al final de la película: mi sobrino de 6 años. Él, más que nadie, iba a servir como escala de calidad de la película, en lo que a niños se refiere. De hecho fue su puntuación la que introduje luego en Filmaffinity, para que veáis lo que me fío de él.

Pancho, El perro millonario trata sobre un perro que es millonario. ¿Y cómo llega un perro a ser millonario? Pues tocándole la lotería. Así de simple. Un perro que compra la lotería. Muy creíble. En fin, el caso es que Pancho vive rodeado de lujos, caprichos y juguetes, cosa que su amigo y abogado Alberto le desaconseja, pidiéndole algo de humildad. Pero Pancho (que se comunica con su amigo a base de ladridos que este, por alguna razón que desconocemos, entiende e interpreta) le dice a su amigo que le deje tranquilo, que el seguirá viviendo la vida loca a tope. ¿Qué perro no haría esto?. 

Pancho jugando al Gran Dog Auto

La historia se complica cuando un gran empresario llamado Montalbán mantiene una reunión con Pancho y su abogado para ofrecerle comercializar su imagen en forma de camisetas, peluches y demás juguetes. Acompañado por su ayudante Patricia, el empresario intenta convencerle para entrar en este negocio y hacerse mucho más rico. Cosa que evidentemente un perro querría ya que si el tiempo para ellos pasa más rápido pues se gastan antes el dinero, como es evidente. Pero no llegan a buen puerto las negociaciones debido a que el ayudante de Pancho descubre que todos los artículos que Montalbán pretende comercializar está fabricados por niños asiáticos, echándoles de la mansión. Montalbán se marcha muy cabreado y jura vengarse. Esa misma noche, los secuaces del empresario intentan secuestrar al perro para obligarlo a firmar, pero escapa, perdiendo su collar GPS (que perro millonario no tiene uno), quedando ilocalizable.

Una Patricia arrepentida acude a Alberto para ayudarle a buscar a Pancho, ayuda rechazada en un primer momento, pero que al final acepta debido a la TSNR que hay entre los dos pseudo protagonistas. Pancho, perdido en la ciudad, acaba en una perrera-campo de adiestramiento, donde acabará siendo ofrecido a multitud de familias hasta que encaje en una.

No sabemos si Pancho lo paso peor aquí por estar atado o por oir los diálogos

Como veis el argumento es absolutamente patético. No sé ni por dónde empezar a comentar fallos porque hace aguas por todos lados. Lo primero de todo es que hacer una película basándote en la historia de un anuncio de Lotería es ya para darte la medalla de las artes y las ciencias. ¿Os imagináis una película sobre el ÚLTIMO anuncio que vimos de la Lotería Nacional? Con Bustamante, Montserrat Caballé, Raphael... Se me ponen los pelos como portaminas de solo pensarlo. Pero como en el cine infantil todo vale, pues adelante con Pancho.

Por otro lado, el ayudante de Pancho, Alberto, interpretado con bastante poca gracia por Iván Massagué, entiende al perro. ¿Por qué sabe traducir los ladridos del perro al idioma humano? ¿Ha ido a clases de ladrido? ¿Quién las da? Nadie entiende al perro, ni siquiera el adiestrador. Pero el ayudante y UNO DE LOS SECUACES si. Olé. Hablando de los secuaces, son dos y están interpretados por Secun de la Rosa y Alex O'Dogherty. Ya no es que las interpretaciones sean malas, es que parece una prueba para payasos de animación de cumpleaños. No hacen gracia ni a los niños, y eso es muy chungo.

¿Se nota que el perro es de escayola?

También se merece mención especial Patricia, la chica de la película, interpretada por Patricia Conde, que evidentemente llevaba mucho tiempo en el paro y a la productora le salió barato. Pero lo barato sale caro. Seguro que hay miles de actrices profesionales que harían ese papel gratis, solo por la oportunidad, y lo harían con más gracia y menos postureo que ella. Toooooooda la película tocándose el pelo, poniendo una sonrisa falsa bastante notoria y actuando a ratos con acento pijo y a ratos con otro acento difícil de asociar con una clase social. Y un dato curiosos, la cara de Patricia Conde parece haber involucionado. En sus inicios en la TV, con Flo en El Informal, tenía una evidente cara de pan que con el tiempo fue perdiendo hasta llegar a su clímax profesional en Se lo que hicisteis... Pues en esta peli, recupera su cara de pan antigua para interpretar uno de los peores papeles femeninos de la historia del cine contemporáneo. Iker Jiménez está en ello, tranquilos.

En un momento álgido de la película, Pancho imita a Marlon Brando en El Padrino. Alguien fumó de más ese día

Son tantas las preguntas que podríamos sacar de esta película. ¿Cómo juega el perro a la consola sin pulgares humanos? ¿Puede un perro tributar como autónomo? ¿Le pueden conceder a un perro una hipoteca? ¿Quién en su sano juicio trabajaría para un perro?... son tantos los enigmas... Pero como es una película para niños, todo vale. 
 

Punto dramático de la película: Pancho se mete en la lavadora.

Lo más criticable es la calidad final del producto. Es penosa. Últimamente hemos visto otras películas infantiles españolas con mucha más calidad, por ejemplo Zipi y Zape: El club de la canica, Planet 51 o Tadeo Jones, que para ser el tipo de cine que es, son bastante aceptables. Aquí, alguien se ha aprovechado de las subvenciones del estado y de las cadenas privadas para llevárselo muerto. En una peli con apenas guión y cuatro escenas de "efectos especiales". Entrecomillo estas dos palabras porque llamar efectos especiales a hacer que un perro se ría o aplauda, es de primero de ciclo de grado formativo. No tiene gracia, ni para los niños, solo había que ver el nivel de aburrimiento de mi sobrino en el cine, que estaba más pendiente de cuantas palomitas le quedaban que de la película. Diálogos que apuntaban a hacer gracia a los padres que van al cine con sus hijos, que provocaban ronquidos en la sala. Y la historia de amor de los protagonistas, que rompe constantemente el rimo de la película, con escenas tan interesantes como IR A LAS REBAJAS. 

"Gracias a todos por venir. Ahora ya podemos pagar las facturas de este mes"

¿Qué más puedo decir? Me parece terrible que se den subvenciones para hacer películas así. Entiendo que Antena 3 haya participado ya que el Ministerio de Cultura obliga a las cadenas a meter pasta en el cine, y viendo las últimas perlas de series que se dedica a hacer esta cadena pues ¿por qué no?. Pero que con el dinero PÚBLICO se paguen a actores que van a pasar la tarde al rodaje, a un director que viene de ganar un Goya y hace esto, y a guionistas... bueno a los guionistas no creo que los hayan pagado.

En fin, no creo que vuelva a ir a ver una película infantil española en mucho tiempo. Sobre todo si tienen pinta de desastre como era el caso. Mi deuda con los lectores ha sido saldada, aunque creo que mi sobrino no me lo perdonará nunca.

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Este artículo lo ha escrito...

Javi DC

Javi Del Campo (Madrid, 1983). Criado entre Steven Spielberg y Los Héroes del Silencio, de alguna manera estaba destinado a caminar sobre esa pequeña linea que separa al mitómano del friki. Amante... Saber más...