¿Qué está pasando con las heroínas de las comedias románticas?

¿Qué está pasando con las heroínas de las comedias románticas?

¿Qué está pasando con las heroínas de las comedias románticas?

Darle la vuelta a los estereotipos es una de las herramientas más efectivas de la screwball comedy, mi género de comedia favorito. Invertir los roles es una manera segura de provocar las carcajadas en tu público. Pero en el caso de películas como “Y de repente tú”, ¿es el recurso de siempre o estamos ante el nuevo paradigma de la heroína del siglo XXI?

Y de repente tú se estrenó la semana pasada en todos los cines del país. Y de repente se empieza a hablar de que los roles femeninos en el cine están cambiando y que las nuevas heroínas son modernas, diferentes y atrevidas. Las auténticas mujeres del siglo XXI.  Pero, sinceramente, no estoy segura de que porque una mujer, en este caso la protagonista interpretada por Amy Schumer, adquiera la forma de comportarse de un hombre suponga un cambio significativo, que sea representativa del rol femenino actual. No creo que estemos hablando de un nuevo modelo de mujer.

Si no sabéis de qué va Y de repente tú aquí va el trailer.

Me reí viendo Y de repente tú. Como también me reí viendo Bridemaids, la comedia que me descubrió a su productor y director, Judd Apatow. Y ambas películas me han abierto a un mundo de posibilidades cómicas, un mundo en el que las mujeres pueden hacernos pasar un buen rato con un humor más bruto, más grosero y real. Vamos, ese humor que siempre hemos asociado exclusivamente a los hombres y que a mí me encanta.  Sin embargo, no creo que el personaje de Anna, la protagonista de Y de repente tú, sea el paradigma de la heroína romántica del siglo XXI simplemente porque consigue comportarse como un hombre y es alérgica al compromiso, deslenguada y salvaje.

En este artículo faltaba la frase "tengo una mente para los negocios y un cuerpo para el pecado", pero acabo de subsanar este gran error.

Para mí una heroína romántica moderna es mucho más que una mujer que ha conseguido liberarse y disfrutar de su sexualidad libremente. Va mucho más allá de una tipa que hace lo que le da la gana. Para mí es más bien alguien como Hildy, la protagonista de Luna nueva (1940) de Howard Hawks: una mujer con las ideas claras sobre lo que no está dispuesta a tolerar ya sea en el amor, en el trabajo o en la vida en general. Una mujer que valora ante todo su libertad, su independencia y que tiene la última palabra cuando se trata de su vida y de lo que pretende hacer con ella. Sí, el amor es importante para Hildy, pero no la parte fundamental del gran todo que realmente importa.

A la protagonista de Luna Nueva no se la dan con queso. Ni siquiera un ex marido manipulador y maquiavélico interpretado por Cary Grant.

Como para Katharine Herpburn en la otra gran comedia del género: La fiera de mi niña (1938). Una mujer de armas tomar dispuesta a hacer y deshacer a su antojo todo lo que pasa a su alrededor, sin preocuparse del qué dirán, con un objetivo muy claro en su cabeza: vivir intensamente la vida que ella misma ha elegido. Si se cruza un profesor despistado por el camino y le gusta hará lo posible por conquistarlo, pero con la misma fijación con la que intentará convencer al guardia para que le quiten una multa o buscará la manera de dar con un leopardo que ha perdido. ¿Y qué decir de otra de mis protagonistas de comedia favoritas, la Judy Maxwell de ¿Qué me pasa, doctor? (1972), interpretada por Barbra Streisand? Una mujer de fuerte carácter, decidida y dispuesta a manipular a quién haga falta para conseguir sus maliciosos propósitos que no son otros que conquistar al protagonista masculino, alojarse de gorra en un hotel de lujo y sobrevivir a espaldas de un padre autoritario que pretende convertirla en algo que ella no es. ¿O Tess McGill, la protagonista de Armas de Mujer? No cesa hasta conseguir sus objetivos, el trabajo de sus sueños y el puesto que se merece, sin perder ni un ápice de su feminidad (y ligándose a un estupendo Harrison Ford de paso)

Hay que estar hecha de una pasta muy especial para no rendirse a pesar del caos que provocas a tu alrededor.

Como veréis, estas películas no son precisamente del siglo XXI. Y sin embargo, para mí esos personajes son más modernos que la Anna de Y de repente tú. Sin necesidad de ir acostándose con medio Manhattan. Estos sí son los personajes que me inspiran de verdad cuando empiezo a escribir una novela, las heroínas femeninas con las que yo me siento representada. Mujeres sin miedo a hacer y decir lo que quieran. Mujeres sin miedo a conseguir sus propósitos: ya sea en el trabajo, en el amor, en la vida...

Es esta escena de Armas de Mujer la que me pone los pelos de punta, no la de la protagonista llevándose al huerto a Harrison Ford. 

A veces me han llegado voces críticas que decían que no le daba el suficiente peso a las historias de amor en mis tramas, pero es que para mis protagonistas la historia de amor no es lo más importante, aunque sí sea fundamental. Supongo que lo veo todo como un reflejo de mi propia vida o de la vida de las mujeres que me rodean y más admiro. El amor es parte de un puzzle mucho más complicado en el que buscamos encajar piezas de diferentes áreas que son importantes para nosotras. Tiene que estar, pero no puede ser el todo. En la vida de las heroínas que más admiro hay mucho más: ambición, propósitos, metas a las que llegar y sueños que cumplir. Si por el camino se cruzan con un señor estupendo, mucho mejor. Sabrina, la protagonista de Sabrina:1-El Mundo:0, está obsesionada con triunfar en publicidad y convertirse en una gran creativa, pese a quién le pese. Alex, la protagonista de Mientras tanto, en Londres…, ha luchado mucho por conseguir una beca en otro país y hará lo imposible por aprovechar su única oportunidad en el mundo de la moda, Laura, la protagonista de Diez maneras diferentes de ser Laura, está harta de que todo el mundo se aproveche de ella y ha decidido dar un vuelco a su vida profesional y convertirse en un adulto, etcétera, etcétera. Sí, por el camino todas encuentran a una media naranja, perfecto, pero el fin último de cada novela no es el amor sino conseguir ese sueño por el que se han pasado toda la historia luchando.

Volviendo a Y de repente tú. No es la primera vez que vemos a una mujer en el cine comportarse como un hombre. O todo lo contrario. Ya lo hicieron Jack Lemmon y Tony Curtis en la maravillosa Con faldas y a lo loco o Dustin Hoffman en la también maravillosa Tootsie. Sí, nos hace muchísima gracia vernos reflejados a través del sexo contrario. Y en el caso de esta película lo tenemos que ver como eso, una herramienta para arrancarnos la carcajada, pero por favor... no digamos que es un nuevo paradigma de la heroína romántica del siglo XXI, porque esto es lo que os contestaría:

 

Enviar por WhatsApp

Este artículo lo ha escrito...

Rebeca Rus

Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...