¿Qué fue de nuestros ídolos de los 80?

Yo fui a EGB
Por Anita C.

¿Qué fue de nuestros ídolos de los 80?

Nick Kamen, Jason Donovan, Glenn Medeiros… Ellos fueron los hombres de tu vida durante un tiempo. Te miraban fijamente desde la pared de tu dormitorio o te sonreían inmortalizados en una pegatina de tu carpeta. Ahora dime, ¿no te has preguntado qué ha sido de los chicos de tus sueños? En Glup Glup nos picaba la curiosidad, así que echa un vistazo a lo que hemos encontrado. Alucina, vecina.

 

Time goes by so slowly… Time goes by so slowly…

¿Realmente el tiempo pasa tan despacio como asegura Madonna?

¡Venga ya! Rebobina y dime si no te parece que fue ayer cuando ibas corriendo al quiosco a comprarte el último número de Super POP porque en portada aparecía el machote de Ralph Macchio y te regalaban un póster gigante. O cuando subías de la calle toda emocionada para ver el Tocata o tu cole te llevaba a la grabación de Rockopop (qué ricos los bocatas de jamón serrano de TVE y qué enrollada Beatriz Pécker, por cierto). En fin, que parece que fue ayer, pero no. Tu vida ahora no se parece ni remotamente a la del adolescente del pasado. Si te acercas al quiosco, es para comprar el periódico y endemoniarte con el país en el que habitamos; el único regalo guay del Paraguay es el descuento de cinco euros por la compra de material escolar de tus hijos; para Tocata ya tienes a tu churri los sábados sabadetes (si no hay fútbol o no está trotando en leggings por la ciudad); y mejor no hablemos del bocadillo de jamón… Solo con pensar en él, engordas un par de kilos.

Pero si te sirve de consuelo, no solo a ti, a mí y a Leticia Sabater también nos ha cambiado la vida durante todos estos años. A nuestros ídolos ochenteros, esos con los que teníamos sueños húmedos (perdón, quería decir profundos), aquellos a los que imitábamos con cepillo pegado a la boca frente al espejo, esos que odiaban nuestros padres casi tanto como tú odias a los One Direction; a ELLOS también les ha pasado factura el tiempo. A unos más y a otros menos. Y todos ellos luchan por adaptarse a los nuevos tiempos.

TIC-TAC-TIC-TAC-TIC-TAC…

Modern Talking, alemanes de Mallorca

Dúo formado por el sexy Thomas Anders (1963) y el otro, el rubio. Y digo el rubio porque ni su madre sabía cómo se llamaba. Sin embargo, Dieter Bohlen (1954) era el verdadero corazón de Modern Talking: el cerebro y compositor. Thomas tan solo aportaba un falsete estremecedor, una cara bonita embadurnada de autobronceador y una melena a lo Lola Flores. Cuentan las viejas leyendas alemanas que Dieter (el otro) buscaba desesperadamente una voz femenina para que interpretara sus canciones. Entonces apareció el bendito Thomas con su melena al viento y el compositor cambió de opinión: un guaperas con voz femenina haría suspirar más a las chicas que una alemana tetuda a lo Samantha Fox. Y no se equivocó. En 1984 su You’re my heart, you’re my soul caló en lo más hondo del alma de las quinceañeras. Aquí te dejamos el clip. (Por favor, presta atención a la expresividad de Thomas, su lacito al cuello y su arte con el sintetizador. Desternillante).

¿Y qué pasó después? Como ya imaginas, los muchachos terminaron tarifando. Cuando el éxito de Modern Talking llegaba a su fin, se empeñaron en hacer una gira para reimpulsar sus carreras. El batacazo económico fue tremendo y llevó a la separación definitiva del dúo. Para más remate, el rubio fue denunciado por su protegida, CC Catch (1964). Después de ser su productor y guía durante años, la cantante de I can lose my heart tonight quería romper su contrato y dirigir su propia carrera. Pero, ¡sorpresa!, su nombre artístico (CC Catch) estaba registrado por rubito y, por lo tanto, la pobre CC no podía utilizarlo en su carrera independiente. Después de varios litigios, un juez le devolvió la identidad a la pobre chica, que para entonces había perdido ese rostro infantil y angelical que la hizo famosa. Y como este Bohlen no se puede estar quietecito y le gusta más el dinero que a un niño los palotes, decidió escribir una biografía. En ella no se anduvo con chiquitas y puso a su excompañero Anders (amante de nuestras playas mallorquinas, todo sea dicho) a caer de un burro. Le tachó de vago, ladrón, diva e incluso hizo alusión a su orientación sexual. Por supuesto, Thomas le echó una maldición gitana (muy a lo Lola también) y le llamó “rata de alcantarilla” junto con “pobre salchicha” (insulto nivel junior donde los haya). Tras el intercambio de descalificativos, se tiraron los platos en un programa de TV (suponemos que dicho programa se llamaría Salvametrungen, o algo así). El caso es que actualmente sus carreras van por separado. Thomas sigue actuando (o eso dice); y el bicho de Bohlen (excoacher en Factor X Alemania) tiene seis hijos y una novia de 24 años (Carina Walz).

Si quieres verles volar, estas son sus cuentas de Twitter: @ThomasAndersGoM, @Real_Dieter.

Bros, los hermanitos pegatina

Haz memoria. Eran dos gemelos rubios, de ojos azules, con cuerpos estupendos y rasgos de niña, el sueño de toda adolescente. Tú te pedías a Matt (1968), tu mejor amiga a Luke (1968), y la más atrevida de la pandilla (o más sabia) se pedía a los dos. Estos angelitos británicos junto a un tercero, escocés (Craig Logan, que al tiempo abandonó la banda), formaron inicialmente el grupo Gloss. De Gloss pasaron a llamarse Bros (fusión entre Brothers y Goss, el apellido de los gemelos). Aunque trataban de ocultarlo, Bros era un producto prefabricado y perfectamente estudiado por la industria musical: chicos guapos de casting que con un buen estilismo y muchos dollars en promoción consiguieron que su When will I be famous? sonara en todas las cadenas de radio europeas allá por 1987. A partir de ese momento, estalló la famosa Brosmanía.

 

Pero el éxito tiene los días contados. El primer infortunio que sufrió la banda fue la dimisión de Craig debido a que sufría una enfermedad y al que tuvieron que indemnizar con una cuantiosa cantidad de dinero. Tras el segundo disco, The time, y el popular single de apertura, Chocolate box, la Brosmanía se fue desinflando. La compañía no renovó el contrato a los hermanos y la burbuja en la que vivían Matt y Luke les explotó en toda la cara. Sus padres habían negociado mal los contratos y los derechos de sus hijos, y cuando la Brosmanía llegó a su fin, los muchachos se encontraron sin un duro en el bolsillo y con cara de monguers bajo su bonito corte a cepillo. Les habían timado, vaya.

El dueto se disolvió. Matt se lanzó en solitario como cantante y compositor. Actuó en varios shows en Las Vegas y en el año 2014 firmó un disco con Virgin titulado Life you imagine.

En cuanto a Luke, este, con el poco dinero que tenía, fundó una segunda banda. Tampoco le salió bien y decidió probar suerte en el mundo de la interpretación. Ha participado en películas como Blade II, La carrera de la muerte y Hellboy II, dirigida por Guillermo del Toro.

Como ves, los hermanitos son unos supervivientes y por las imágenes que ofrecen en Twitter (@LukeGoss, @mattgoss), siguen estando igual de Brosnorros que siempre.

Rick Astley (1966) y su resurrección a través de un viral

Érase una vez un chico pequeñito pero con la voz de un señor gigante. Este pelirrojo, bailongo, con gafas de sol Ray-Ban Wayfarer, fue en su día la versión 1.0 de Ed Sheeran. Ya sabes, chico no muy guapo ni muy alto, pero con suficiente tirón en sus canciones para conquistar a las chicas. Pero volvamos al pasado. El británico pecoso no fue un clásico fenómeno One hit wonder, aunque no seamos capaces de recordar más canciones que Never gonna give you up y Together forever (1988). Sin embargo, publicó otros cinco álbumes, entre ellos uno de versiones de grandes clásicos y otro con tintes soul.

En el año 2006, Mr. Astley, desilusionado con el negocio de la música, decide dedicarse a su familia y retirarse definitivamente. Y de repente, sucede lo inesperado. Su Never gonna give you up se convierte en viral. Memes, recortes del discurso de Obama que encajan con la letra del hit ochentero y mezclas con Avicci recorren cada rincón del mundo con más de dos millones de descargas. Las nuevas generaciones, sin tener la más remota idea de quién es ese yayo que canta, han puesto en lo más alto el movimiento Rickroll. Y como final feliz, hay que añadir que, gracias a Internet, el chico de la voz grave y trajes elegantes ha vuelto a los escenarios hecho un señor.

Si quieres rollear con Ricky, píale: @rickastley

Nick Kamen (1962): desaparecido en combate

¿Quién era Nick Kamen? Ponte en situación. Tú, allá por el año 1990, en la puerta de la disco maquillada a lo Avatar y cruzando los dedos para que el portero no te pidiera el carné de identidad. Después de explicarle con voz temblorosa que te lo habías dejado en casa y jurarle por Snoopy que tenías 18, que de hecho ese día era tu cumple y dentro te esperaba toda tu panda; después de aquella bola Manola, le escuchabas gruñir: “Corta el rollo y entra”. Cruzabas la puerta dando palmaditas con las orejas, ¿y qué canción sonaba en la pista? El hasta-en-la-sopa I promised myself. Pues bien, el que cantaba era Nick Kamen, el chico del anuncio de Levi’s (recuerda: macizo que entraba a la lavandería y se despelotaba delante de toda la basca para hacer la colada). Ese macizo era Bombón Kamen. Si quieres recordar el anuncio, pincha aquí, pero te aseguro que se te va a caer el mito cuando le veas con esos gayumbos de espanto y los calcetines blancos. Eso sí, qué lunar más mono, qué pelito más bien puesto y qué mal elegida la ropa interior. Otro dato: el hada madrina de este modelo (y expeluquera, de ahí el tupé perfecto) no era otra que la reina del pop, Madonna. Se encaprichó del yogurín y hasta le produjo dos discos, a pesar de que todo apuntaba a que Bombón Kamen sería una moda pasajera. Hubo muchos rumores de romance, pero ambos lo desmintieron.

¿Qué sucedió con el chico de la lavandería? El éxito se diluyó como los polvos Calgon a centrifugado 1200 r.p.m. Ha contribuido en varias bandas sonoras de películas y actualmente vive en Inglaterra (su país natal) volcado en la pintura y el mercado de música independiente. Hay que decir que se conserva muy bien, pero rara vez se expone ante los medios. Si quieres contactar con él, tendrás que pedir ayuda a Isabel Gemio o entrar en su web oficial (por cierto, Nick: recicla la foto, que no mola nada seguir viviendo de tu imagen del pasado. Madura, chato).

Jason Donovan (1968) o el pagafantas.

Retrospecter: Rompió muchos corazones (de ahí su hit Too many broken hearts, 1989), pero a él le machacó el corazón y se lo destrozó una sola mujer: Kylie Minogue. Fueron compañeros en la serie Neighbours y novios en la vida real. El pobre quedó sumido en una profunda depresión cuando la cantante australiana pronunció estas temibles palabras: “Jason, se acabó”. Poco tiempo después, descubrió algo que todo el mundo sabía desde hacía tiempo (excepto él): que la pequeña Kylie estaba locamente enamorada de Michael Hutchence, el cantante de INXS. Y, claro, Michael era mucho Michael y tenía un morbazo qué para qué, así que poco podía hacer un australiano con cara de niño bueno contra un rockero peligroso famoso por sus excesos.

¿Qué pasó con el descorazonado Donovan? Durante años ha compaginado su carrera musical con la de actor. Ha trabajado en más series que nuestro Antonio Resines. En el 2008 se casó, tiene dos hijos y participó en un reality show ambientado en la selva.

No sabemos si superó su etapa de pagafantas, pero por las imágenes y comentarios que hace en Twitter, Jason Donovan (@JDonOfficial) es un amor. Elegiste mal, Kylie.

Glenn Medeiros (1970), el hawaiano que cantaba en español

​Aunque su éxito duró lo mismo que suena una canción, Glenn consiguió el fenómeno fan con un simple single y a la tierna edad de 17 años. En pleno apogeo hormonal, el chico presentó su Nothings gonna change my love for you (1987) en el show de Johnny Carson y se metió al público en el bolsillo. No era habitual que un artista desconocido triunfara presentando su disco con una balada. Pero con Medeiros sucedió, y lo más increíble de todo es que gracias al amor que le profesaban sus fans españolas (o eso contaba Super POP), lo volvió a editar en español.

Y el niño se hizo mayor. Glenn no logró cuajar en el mundillo musical, quizá porque a esa edad es complicado mantenerse en la cúspide del éxito o porque volvieron a ponerse de moda las boybands (Take That, etc.). De todos modos, siguió estudiando música hasta que se volcó profesionalmente en la composición. Como dato curioso, muchas de las canciones de la serie Los vigilantes de la playa fueron compuestas por él. Actualmente está felizmente casado (o no, porque está en plena crisis de los 40, ¡a saber!), tiene dos hijos y es profesor de música en un instituto de Hawai. Quizá de todos estos artistas anteriormente citados, Medeiros no ha tenido un buen envejecer, pero a las miles de chicas que dimos nuestro primer beso bailando el Nada cambiará mi amor por ti nos la trae al fresco. Siempre llevaremos un buen recuerdo de él en nuestro corazón.

Si quieres saludarle o hablarle de tu crisis de los 40, síguele: @MedeirosGlenn

Esperamos que este viaje al pasado haya sido de su agrado.

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Este artículo lo ha escrito...

Anita C.

Anita C. (Madrid, 1974). Redactora freelance de moda y belleza y madre de un niño y una niña. No le da vergüenza admitir, que no lleva nada bien lo de cumplir años, ni pasar todas sus tardes... Saber más...