Series instituteras

Series instituteras
Pompones, jefas de animadoras, quarterbacks, guapos populares… Da igual que los tópicos y las tramas sean siempre las mismas o que nos den una imagen distorsionada de la adolescencia, las series ambientadas en institutos han creado un género en sí mismo, convirtiéndose en un valor televisivo asegurado gracias al éxito masivo que han tenido generación tras generación. Hoy hacemos un repaso de algunas de esas series míticas de nuestra adolescencia.
La semana pasada estaba yo muy ideal de la vida en mi sofá, con mi mantita molona, mis calcetines cozy de rayas y mi bol de palomitas dispuesta a ver alguna película que pillara haciendo zapping. Sí, soy mujer de fe. El caso es que cuando ya casi me había terminado el bol, la cerveza y estaba a punto de tirar el mando de la tele por la ventana, pillé justo el comienzo de una película que me llamó la atención: “Las ventajas de ser un marginado”. Vale, lo reconozco, me llamó la atención porque sale Emma Watson y yo es que he sido muy fan de Harry Potter y, como buena maruji criticona que soy, quise ver cómo se desenvolvía Hermione Granger fuera de Hogwarts y tal. Qué maligna, ya.
Es leviósa, no levisosá... ay, no; que me he colao de película.
La cosa es que lo que pensé que sería una peliculilla para pasar el rato sin más, se convirtió en una peli que... ¡me hizo llorar! Sí, lo admito. Muy dignamente me encontré al final pañuelo en mano cantando a pleno pulmón el Heroes de David Bowie (su estandarte) entre pucheros, que además es una de mis canciones favoritas. Vamos, que la película me encantó, por su intensidad, su historia y por ser distinta a las del género. Y eso que no deja de ser una peli de instituto. Y entonces me puse yo a pensar (que no lo hago a menudo pero a veces me da por ahí y tal) pero, ¿qué tendrán estas películas y series televisivas de instituto que siempre acaban enganchando aún cuando los años de instituto te pillan bastante lejos? Pues no lo sé, la verdad, pero sí sé que, echando la vista atrás y poniéndome así como metafísica, las series instituteras han estado presentes en mi disco duro desde que tengo uso de razón y me acompañaron incluso antes de llegar a la adolescencia, dándome una idea equivocada de lo que era el instituto, eso sí. Que malditas series americanas, te hicieron creer que el instituto sería un lugar lleno de taquillas, quarterbacks buenorros, jefas de animadoras repelentes, gente popular, gente no popular, tíos que te pedirían citas y presentarías a tus padres, fiestas con ponche rojo en "casoplones" cuando los padres se iban y el chico más guapo del insti enamorado de ti al final, a pesar de que fueras de las cutres. Ay (suspiro) (y vómito). Ni qué decir tiene que cuando llegué al instituto, al menos el mío, descubrí que las taquillas no existían, no había populares o cutres (afortunadamente) y no había un quarterback buenorro con su cazadora del equipo sobre tus hombros; que por no haber, no había ni equipo de algo, a lo sumo una pachanga de fútbol entre los cuatro de siempre.
Sí, a Dylan pululando por las taquillas te ibas a encontrar tú, por lista…
Quizá por eso veíamos esas series con tanto afán y nos maravillábamos ante la cantidad de cosas que podían llegar a pasar en un instituto ficticio lleno de estudiantes de... veintitrés (!). Así que, como estoy en plan remember nostálgico, aquí os dejo una selección de las seis series ambientadas en un instituto que la menda veía en tiempos. Hay muchas más, claro, pero estas son las mías; mis series instituteras:
Aquellos maravillosos años
¡Qué puedo decir de esta serie! Una especie de Forrest Gump en TV por lo bucólico de los paisajes, la música, la hermana hippie, la ternura y el grito ante el rumor de que Paul era Marilyn Manson (que vale, no es, pero cuando se corrió el bulo anda y que no pegaste un chillido de horror). Una serie mítica que creó escuela y que nos hizo desear llegar al instituto para ser tan sosa como Winnie Cooper y cantar a Joe Cocker y su versión del Little help from my friends, de The Beatles.
Salvados por la campana
¿Quién no la ha visto? Quizá sea el clásico de las series-comedia instituteras que, salvo el capítulo en el que Jessie se pone ciega de anfetas y es todo como muy dramático y te entra hasta la llantina, era una serie que te alegraba los fines de semana y te hacía suspirar por ese Zack rubiales al que hoy ves como un hortera de cuidado. Por no hablar de la bobalicona Kelly Kapowsky que en ese momento era lo más pero, echando la vista atrás, era más ñoña que todo Disney junto.
Los rompecorazones
Cambiamos las cazadoras del quarterback con la enorme inicial del equipo de turno en la solapa, por los surferos, los barriobajeros y los macarras malotes que están buenotes. ¡Sí! Los rompecorazones australianos fueron el pistoletazo de salida para pasar de ese momento en el que tu tierna infancia mira al guapo de turno con devoción platónica babeante al momento en el que lo que te empieza a hacer tilín es el castigador con pendiente en la ceja (que entonces no existían los piercings; eran pendientes y punto), vacileta y que trae a todas de calle. Ese Drazic duro por fuera tierno por dentro. Qué mal. Y luego que íbamos detrás de los macarras pensando que serían como él y total que eran más insulsos que hechos a encargo. Malotes no, gracias; hay que dejarlos crecer.
Sensación de vivir
Hombre, no podía faltar. Es LA SERIE. No sabía lo que tenía entre manos Aaron Spelling cuando tuvo la idea del 90210; no sabía lo que tenía (bueno sí…). Guapos, ricos, pijos y cursis pero... bien que la hemos visto todos ¿no? Yo sí, desde luego. De principio a fin. Y me gustaba Dylan, claro. El malote, ya sabemos. Aunque cuando dejó a Brenda con ese Losing my religion de fondo (nunca volverá a ser el gran hit de REM, siempre será la canción con la que Dylan deja a Brenda) me enfadé con él y me hice del Team Brandon. Me duró poco, he de decir, que el pobre era un soseras de cuidado, y volví al Team Dylan malote. La cabra tira al monte.
Es mi vida
Poco conocida esta serie pero, para mí, de las mejores del género en su época. O al menos así me lo parecía a mí, que ya estaba en el instituto y como estaba tierna, era muy impresionable. Pero creo recordarla como una serie intensa y más real que otras; un poco más elaborada y con un jovencísimo Jared Leto haciendo de galán. Ojito ahí.
Compañeros
¡Alguna serie patria tenía que haber! El mundo, en mi época institutera, se dividía entre los que veían Al salir de clase y los que veíamos Compañeros. Estos últimos eran una panda de chonis de ciudado pero fue la serie más vista del momento. Y yo es que era muy de Quimi, qué le vamos a hacer. Otro malote, por cierto.
A la izquierda: QUIMI. Edad del personaje en la serie: 17 años. Edad del actor durante el rodaje 37.
Y hasta aquí un breve repaso por algunas de las series noventeras ambientadas en el instituto que la que suscribe veía sin perderse un capítulo en sus años de edad del pavo (porque no queda muy de guay confesar que veía The O.C y One Tree Hill con la carrera ya terminada, ¿no?). Pero lo cierto es que en cuanto pasé la barrera estudiantil dejaron de interesarme los dramones de jovenachos que eran más irreales y simplones que, que, que... algo que sea muy irreal y simplón, porque llega un momento en el que dejas de admirar esas vidas bucólicas e inverosímiles y te das cuenta de que la realidad supera la ficción y que lo mejor es no ser tan perfecta como las inmaculadas protagonistas del grupo de las populares, que son muy sotas, y pasar del malote castigador de turno (que a los treinta y cinco resultará ser un loser de cuidado) para acabar mejor con el bueno, que en realidad es el que realmente vale la pena.
Este artículo lo ha escrito...
Sara Ballarín (Huesca, 1980). Estudió Filología Inglesa y actualmente trabaja en una empresa multinacional de telecomunicaciones. Adicta a la comida basura, a los zapatos (nunca el tacón es... Saber más...