Cómo aderezar tus relaciones sexuales

Cómo aderezar tus relaciones sexuales
¿Aprovechas los momentos de sexo para hacer la lista de la compra? ¿Prefieres ir al cine a ver una película “edulco-erótica” a saborear las mieles de tu pareja? Te damos la receta mágica para convertirte en todo un MasterChef en la cama.
El sexo tiene dos grandes enemigos: la falta de higiene y la rutina sexual. Como supongo que todos hemos aprendido desde pequeños lo importante que es el aseo personal, hoy voy a tratar el segundo aspecto: el aburrimiento sexual. Ya sabes, cuando nuestra pareja se pone especialmente cariñoso y uno se descubre diciendo para sí: “oh, oh, ¿no me jodas que a estas horas quiere sexo? ¡Diossss, con todas las cosas que tengo que hacer! Actualizar el Facebook, hacer un sudoku…”.
De todos modos, te advierto que estos episodios de baja libido son absolutamente normales: solo los quinceañeros y las telefonías móviles están operativos los trescientos días del año. Pero si es algo que te sucede de forma habitual… ¡¡¡¡¡DANGERRRR!!!!!
Una comienza a reprimirse y reprimirse… Y el subconsciente le juega malas pasadas
La falta de deseo sexual durante un largo periodo de tiempo puede ser síntoma de un problema de pareja (de convivencia, comunicación…), de carácter biológico (trastornos hormonales, efectos secundarios de un medicamento…) o simplemente se deba a la monotonía de los encuentros sexuales. En este último caso, la solución es sencilla: añade un poco de sal y pimienta al plato, varía el menú, y volverás a ser ATILA: el terror de los somieres Ikea.
Una cena romántica a la luz de las velas puede ser el preludio de una noche de desenfreno, pero, ¡ojo!, a veces es mejor saltarse la cena.
Puedes saltarte la cena, excepto si se te marquan las costillas como a esta chica
¿Cómo recalentar el horno?
1. Lenguaje de alto voltaje (o “lenguaje sucio”)
Aunque te parezca soez y vulgar, a muchas personas les erotiza el lenguaje tórrido e, incluso, el efecto que les genera esas palabras a su amante (ya sea rubor, vergüenza o deseo). Eso sí, no te estoy animando a que te líes en plena faena a soltar tacos como una bestia o pongas a tu pareja a caer de un burro (excepto que a él o ella le excite, claro está). De hecho, para que no te ganes un bofetón y te acuerdes de mi santa madre, grábate esto en la cabeza: nada de insultar, humillar o burlar, ¿entendido?
De todos modos, te aconsejo que te inicies en el mundo del bilingüismo sexual poco a poco y vayas observando las reacciones de tu compañer@. Explorad vuestros límites. Por ejemplo, puedes empezar llamando a las cosas por su nombre coloquial, narrarle sensualmente (no con voz de GPS) qué tienes pensado hacerle o utilizar metáforas sugerentes cargadas de deseo (véase “te voy a comer enter@” para hacer referencia al sexo oral). Pero repito: si descubrís que habéis nacido para el arte de hablar guarro, ¡no os cortéis! Los buenos amantes no se caracterizan por ser remilgados.
A esto le llamo yo cocina creativa, ¡sí, señor!
2. Juego de rol
No te estoy pidiendo que robes la cartas Magic a tu hijo, tan solo que tu pareja y tú juguéis a ser quienes no sois. Es muy divertido y, de paso, excitante: dos extraños que se conocen en un bar, la enfermera atenta con el soldado, el profesor que castiga a la alumna… Y si además tenéis presupuesto para el vestuario, mucho mejor.
¿Estás visualizando la escena en tu mente y te parece ridículo? Lo sé, a mí también. ¿Te tronchas solo con imaginar a tu Manolito vestido de Tarzán? No es para menos. Pero ese rato de risa y de distensión, de olvidarte de la oficina y de los niños, puede ser el ingrediente para que tu plato sea inolvidable, de sobresaliente.
El fontanero llama a tu puerta
3. Ropa interior sexy (o como te trajeron al mundo)
Parece una tontería, pero un conjunto provocativo te puede hacer sentir sexy, atrevid@, incluso poderos@ y, por supuesto, jugarás con el factor sorpresa. No hace falta gastarse un dineral en La Perla o en Calvin Klein ni disfrazarse de dominatrix. De hecho, te sorprenderá saber que muchos hombres, hartos de ligueros y encajes, se excitan con ver a su chica utilizando sus bóxer o luciendo unas bragas infantiles de algodón. (Repito: para sexo, los colores).
El objetivo final no es otro que decirle a tu pareja eso de “prepárate, que esta noche hay rock and roll del bueno” y, créeme, la expectación despierta la excitación y… la “X” y la “ON” funcionan en el sexo mogollón (porompompón).
Si tu chico es un poco torpe, pónselo fácil. La lencería complicada puede generar mucho estrés y las terapias salen por una pasta
4. ¿Por qué en el dormitorio?
Exacto, eso digo yo… ¿POR QUÉEEEEE? Si quieres romper la rutina, también tendrás que romper hábitos. Uno de ellos es cambiar de escenario: la encimera de la cocina, ducha, entradita, sillón, suelo (alfombra en invierno)… En fin, si tu casa tiene setenta metros cuadrados aproximadamente, ¿por qué reducir los encuentros a cuatro paredes y al mismo colchón?
Ejem, ejem. ¡Qué sofá más mono! ¡Y qué duro! ¡Y qué brazos! Debe dar un poco de calor en verano pero…
5. Explorad vuestro lado fetichista
Existen infinitos objetos asociados culturalmente al sexo. Por ejemplo, los zapatos de tacón, medias de redecilla, vestidos de cuero, cubitos de hielo, champán y fresas, siropes varios, nata y un largo etcétera. (Cuidado con el caramelo líquido en zonas pobladas de vello).
Qué puedo decir si esta imagen vale más que mil palabras
6. Elegid un buen juguete erótico
No es tan importante el modelo en cuestión como ir a comprarlo los dos juntos. Existen infinidad de dildos, huevos masturbadores y pinturas corporales de sabores, pero lo realmente excitante es entrar los dos a un sex shop y cotillear, mirar y palpar. De verdad, salid de shopping juntos. No tiene mucha gracia que de repente aparezca tu Manolito con una cosa gigante entre las manos y no sepas muy bien si es un objeto decorativo o un amasador de pan. Además, quién mejor que uno mismo para saber qué le gusta y qué no.
Dildo fabricado en cristal puro y oro. Le dará un toque sofisticado a tu… habitación
7. Inventad vuestras propias recetas
Yo he hecho mi parte y te he dado algunas ideas, pero existen miles y miles de maneras de disfrutar sexualmente con tu pareja. Dale al coco, échale imaginación y recuerda:
—El sexo es como la comida: prueba, muerde, saborea y date un atracón si puedes.
—Cocina a fuego lento la confianza y complicidad con tu pareja. En las relaciones sexuales se puede decir “esto no me gusta”, pero nunca sentir vergüenza.
—Una dieta variada siempre es la más saludable.
Bon appétit
Este artículo lo ha escrito...
Anita C. (Madrid, 1974). Redactora freelance de moda y belleza y madre de un niño y una niña. No le da vergüenza admitir, que no lleva nada bien lo de cumplir años, ni pasar todas sus tardes... Saber más...