Cuernos

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Empezamos el verano con cuernos. La prensa está como loca con el romance del año, el de Isabel Preysler con el casado Mario Vargas Llosa, un “affair” con mucho glamour que me sirve de excusa para meditar sobre la infidelidad y hablar un poco sobre los cuernos más sonados de los últimos tiempos.

Según Raúl Espert, profesor titular del departamento de Psicobiología de la Universidad de Valencia: “Nuestro cerebro no está programado para la monogamia. El amor es un "pelotazo" que dura novecientos días de media. Durante los primeros cien se activa una región del cerebro que genera hiperactividad: toda la energía se focaliza en la pareja y no existe nada más. A los trescientos días ese fogonazo de pasión pierde llama y a los novecientos se apaga”. ¿Qué os parece?, a mí desconcertante.

Personalmente soy una persona fiel, leal como un Golden Retriever, y no solo en el ámbito sentimental, también en el de la amistad, las relaciones profesionales, ideológicas, de ocio o en gustos como mi escritor favorito, el sabor del helado o el país en el que prefiero disfrutar de mis vacaciones. Soy una persona de blancos y negros, una aburrida diréis vosotros, no lo sé, lo que sí sé es que el rollo de las infidelidades no lo entiendo y si es público mucho menos.  

Con lo honesto, digo yo, que sería romper con una pareja, solucionar las cosas, esperar un poco y después lanzarte a lo que te venga en gana evitando de este modo someter, a la persona que se supone que una vez quisiste, al sentimiento de traición, celos o engaño, ¿no?, ¿tan complicado es?, ¿en serio?. ¿Es complicado o simplemente es que es más fácil tenerlo todo mientras no te pillen?...

El caso es que los seres humanos tendemos a la infidelidad, por lo visto es un hecho científicamente probado, y vemos a diario muchos casos de divorcios y sonadas rupturas por culpa de los cuernos. Cuernos carísimos que llenan portadas y contenidos de televisión, cuernos públicos y cuernos escandalosos, cuernos oscuros, cuernos de larga duración, cuernos ocultos, cuernos consentidos. Cuernos, cuernos. El último caso, el que ha revolucionado la prensa este verano: el romance insólito entre el casado Premio Nobel Mario Vargas Llosa y la viuda Reina de Corazones Isabel Preysler.

ISABEL PREYSLER, LA EXPERTA

Isabel Preysler, a sus espléndidos sesenta y cuatro años, cinco hijos, dos nietos y tres maridos, es una verdadera experta en el difícil arte de gestionar los cuernos y sacarles el mejor partido, y no lo digo yo, lo dicen las estadísticas.

La joven filipina de buena familia que llegó a España para estudiar y relacionarse con lo más rancio y selecto de aquella decadente alta sociedad franquista de finales de los sesenta, se casó a los veinte años con un desconocido Julio Iglesias, que triunfó estando a su lado, y tan solo siete años después, con tres hijos en común y dicen, una larga lista de infidelidades por parte del cantante, se separó teniendo ya en la reserva a un buen partido para escalar posiciones: Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, marqués de Griñón.

Las crónicas de la época (yo aún no había irrumpido en este mundo periodístico-erótico-festivo así que solo me remito a la prensa de aquellos años) dicen que la dulce y, solo aparentemente, frágil Isabel Preysler solapó fantásticamente bien al artista y al aristócrata y no soltó a uno hasta que tuvo segura la boda con el otro.

Por entonces Falcó consiguió el divorcio de su primera mujer, Jeanine Girod, y ante los rumores, las fotografías, las insinuaciones y la constante atención de la prensa sobre Isabel, tuvo que hacer público el romance con ella y se casaron en 1980. Un año después nacería su única hija en común, Tamara, y cuatro años más tarde los rumores ya apuntaban a un tercero en discordia: el súper ministro Miguel Boyer, casado por aquel entonces con Elena Arnedo, y que llegó a perder completamente la chaveta por Isabel, o eso cuentan.

Boyer lo dejó todo, a su familia y a su ministerio de economía y hacienda, siguió a Isabel hasta Marbella, donde se instaló en un chalet junto al de la filipina para verla en secreto y vivir sus cuernos a tope, y se enamoró. Finalmente tuvo que oficializar el asunto y dejar que los fotografiaran juntos. Isabel se apuntó otro tanto, forzó supuestamente el divorcio de los Boyer-Arnedo, se convirtió nuevamente en portada de la prensa y acabó casándose con él, en la más estricta intimidad, el 2 de enero de 1988. Un año después nacía su hija Ana e Isabel, dueña del casoplón con más cuartos de baño de España, pasaba a vivir una nueva vida, lejos del mundanal ruido y rodeada de la intimidad y vida familiar que siempre había soñado, o eso dijo durante los veinticinco años de matrimonio que compartieron hasta la muerte del economista en septiembre del 2014, hace nueve meses. Nueve meses en los que ella ha rehecho su vida y ha vuelto a “forzar”, o eso dicen, el divorcio express de su contrario, esta vez nada menos que un premio Nobel de Literatura.

Todo apunta, y eso me aseguran los expertos, que este romance se viene gestando desde hace tiempo. Al parecer Isabel y Mario ya se “molaban” desde hacía mucho y no fue muy complicado retomar la relación telefónica y la amistad hasta llegar a vivir un “affair” de lo más romántico ante la mirada consentidora de la mujer del Nobel, Patricia Llosa, que ha tenido la santa mala fortuna (desde mi punto de vista) de reconocer públicamente: “Estaba acostumbrada a que Mario se tomase ciertas licencias amorosas pero siempre volvía a casa, le perdonaba y vuelta a empezar”

¡¿Qué?!... ¿licencias amorosas?, ¿perdones y vuelta a empezar?... ¿esto es normal?... no lo sé, pero yo pienso que no. Si este señor se pasa cincuenta años dependiendo de ti hasta para ir al cuarto de baño, como ella se vanagloria tanto, ¿cómo demonios le consientes que mariposee a su antojo y luego vuelva a casa para celebrar el cumpleaños o los aniversarios como un abuelo y padre ejemplar?... yo no entiendo nada y al final ni pena te da esta exposición pública a la que se ha visto sometida esta mujer, a priori víctima del rompecorazones de marido que le tocó en suerte, y que trató de parar de forma lamentable el romance con un comunicado de prensa oficial negando la mayor. Otro error.

Con lo que no contaba esta señora era con el poderío y mano izquierda de Isabel Preysler, que me juran, no tiene relaciones amorosas sin un fin concreto: el matrimonio. Así que esta vez, y van cuatro, los cuernos le salieron bien y ya se ve del brazo de un Premio Nobel los próximos diez o quince años… ¿Qué no?, pues claro que sí, que ya salió en portada del Hola y eso va a misa.


OTROS CUERNOS SONADOS Y PÚBLICOS

Ya sabemos que cuernos en el mundo del famoseo hay muchos, pero nos acordaremos de algunos ahora, que estamos en verano y hay que entretenerse.

Hollywood 1959, Elizabeth Taylor se casa con Eddie Fisher, el marido de su mejor amiga Debbie Reynolds, después de que los pillaran in fraganti y no les quedara más remedio que apechugar y oficializar lo suyo. Debbie, novia de América por aquellos años, estaba enamoradísima del padre de sus hijos y jamás le perdonó a Liz que se lo quitara mientras ambos la consolaban y le daban cobijo tras el reciente fallecimiento de su tercer marido Michel Todd. La Taylor pasó del tema, se lio la manta a la cabeza y ante lo público de los cuernos, que fueron el mayor escándalo sentimental de la época, optó por el camino de en medio y se casó con él. El matrimonio duró seis años, Debbie Reynolds nunca se recuperó del palo pero se reconcilió con su examiga en los últimos años de su vida.

Carlos, Camilla y Diana. Ay, señor, los cuernos nunca dieron para tanto. Carlos, el eterno heredero al trono de Inglaterra siempre bebió los vientos por Camilla Rosemary Shand, a la que conoció en 1970 y con la que no se pudo casar porque sus obligaciones como príncipe de Gales lo alejaron de ella y porque Camilla no era virgen (o eso aseguran los puristas). Carlos tuvo que hacer instrucción militar lejos de Londres y mientras él seguía soñando con su divertida amiga, ella, más práctica, contrajo matrimonio con el oficial de caballería Andrew Parker Bowles, alejando de raíz la posibilidad de convertirse algún día en su esposa. Craso error. Camilla y Carlos nunca se olvidaron, él se casó en 1981, ya lo sabemos, con Lady Diana Spencer y ella aseguró unos años después, en una escandalosa entrevista en televisión: “Siempre fuimos tres”. No había mucho más que decir.

Tras la muerte de Diana en París, en 1997, Carlos no tardó mucho en volver a las andadas con su eterno amor adolescente (la verdad es que nunca lo dejaron) y contra todo pronóstico oficializaron con una boda los cuernos más publicitados y con más morbo de la historia de una monarquía, no os olvidéis de los mensajes hablando del Tampax y demás… finalmente Carlos y Camilla se casaron en Windsor, en abril del año 2005, y los actuales duques de Cornualles están encantados, felices, ejerciendo de abuelos con los preciosos nietos de Diana de Gales… qué cosas tiene la vida.

Antonio Banderas y Melanie. En 1992 Antonio Banderas, del que ya se había prendido Madonna durante un viaje a Madrid, se traslada a Los Ángeles con su mujer, Ana Leza, para iniciar la aventura americana. Ana, que era también actriz, deja su carrera de lado y se consagra al trabajo de Antonio que por entonces no hablaba ni papa de inglés. Ella, que sí dominaba la lengua de Shakespeare, ensaya con él los diálogos de “Los Reyes del Mambo”, su primera oportunidad en USA, y le sirve de traductora en todos sus compromisos, entrevistas, castings y demás asuntos hollywodienses mientras él aprende el idioma y se abre camino en la dura meca del cine. Hacían un tándem espectacular, aseguraba la pareja por aquellos años, sin contar con la aparición de Melanie Griffith en sus vidas tan solo tres años después.

El malagueño se va a Miami para rodar “Two Much” con Melanie Griffith y Daryl Hannah, y a las pocas semanas estalla el escándalo de los cuernos… Ana Leza abandona el rodaje y empieza a despotricar públicamente del affair de su marido con la Griffith (que se había vuelto literalmente loca por Antonio) desembocando todo en un complicado y carísimo divorcio para Banderas y en su posterior boda con Melanie, con la que tiene a su hija Stella del Carmen. Muchas voces de aquellos años juran y perjuran que la cosa de Antonio y Ana no iba bien, pero que tampoco él buscaba una boda con Melanie, sin embargo, lo público de los cuernos lo empujó a casarse con ella. La verdad nadie la sabe salvo ellos. La pareja se separó tras muchas desavenencias el año pasado y él, a los pocos días, se dejaba ver muy bien acompañado por su nueva y joven novia, Nicole Kimpel.

Jennifer, Brad y Angelina. Cómo anécdota personal he de recordar que entrevisté a Angelina Jolie cuando se iba a comenzar el rodaje de “Sr. y Sra. Smith” a Los Ángeles, me dijo que no conocía a Brad Pitt pero que le habían hablado muy bien de él… La Jolie, que ya había estado casada dos veces, con Jonny Lee Miller y Billy Bob Thornton, y acababa de adoptar a su primer hijo, Maddox, congenió de inmediato con Pitt, que estaba casado por aquel entonces con Jennifer Aniston, y juntos se embarcaron en unos “cuernos” de campeonato que pusieron a Jenn en una situación realmente embarazosa.  La actriz de “Friends” lo pasó fatal con aquella infidelidad, que fue televisada, fotografiada y documentada hasta lo indecible, y desde entonces no levanta cabeza. Por su parte Brad y Angelina se convirtieron en los “Brangelinos”, llevan diez años juntos, se casaron en el 2014 y tienen siete hijos en común. Una historia de cuernos que de momento tiene final feliz, al menos para ellos.

Además de estas historias, no quiero pasar por alto las de Marta Chavarri y Alberto Cortina en 1989, de los cuernos más fotografiados de España. Vaya infidelidad más cara para el empresario que se tuvo que separar de Alicia Koplowitz y se acabó casando con Chavarri de la que también se separó en seguida. Los cuernos de Mar Flores con Alessandro Lequio cuando salía con Cayetano Martínez de Irujo o los de Isabel Pantoja con Julián Muñoz, mientras él seguía jurando amor eterno a su mujer, Maite Saldivar.

De los internacionales, Nicolás Sarkozy con Carla Bruni mientras su todavía mujer, Cécilia, se escapaba con su actual marido, Richard Attias, a Nueva York. Carla Bruni merecería un capítulo aparte por sus líos y cuernos con gente como Mick Jagger o Eric Clapton, pero la dejaremos para otro día. Los de François Hollande con Julie Gayet que destapó públicamente su pareja por entonces, Valérie Trierweiler. Arnold Schwarzenegger que tuvo que reconocer varios amoríos y hasta un hijo con otra mujer durante su matrimonio con María Shriver o la sonada infidelidad de Kristen Stewart a su novio Robert Pattinson, uno de los chicos más deseados del momento, al que le puso los cuernos con el director de cine Rupert Sanders. Muy fuerte.

Ya sé que no están todos los que son, porque hay cientos, pero como siempre os digo, es solo un repaso somero, a partir de aquí, contadme los vuestros… los cuernos propios o ajenos, que estaremos encantados de enriquecer la lista.

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Este artículo lo ha escrito...

Claudia Velasco

Claudia Velasco (Santiago de Chile, 1965). A los 19, se trasladó a Madrid dónde estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y donde reside desde 1985. En la actualidad trabaja en... Saber más...