Dormir pegados no es dormir
Dormir pegados no es dormir
Dormir en pareja en verano se convierte en una prueba de fuego para la mayoría. Literalmente.
Acabo de quedar fatal. Estábamos en una cafetería hablando de cosas relativamente interesantes cuando he sentido la llamada de la sabiduría y rompiendo el hilo de la conversación he soltado un «¿no os parece lo peor del mundo dormir con alguien en una misma cama?». De repente se ha hecho el silencio, cada uno ha bebido de su vaso, yo he tragado saliva y le he garabateado en el aire al camarero un sácamedeaquíporfavortelopidosinofuesetotalmentenecesarionotelopediría, pero solo me ha traído la cuenta.
Tus dedos sobre mi piel me abrasan, pero precisamente no es por la pasión, así que "quita, bicho".
Vale. Ha sonado terroríficamente ermitaño e inmediatamente me he visualizado con siete gatos y mirando a la calle a través de la persiana bajada con un batín verde botella lleno de bolitas. ¡Yo! Que ni soporto a los gatos ni los batines. Lo de mirar por la ventana con la persiana bajada pues oye, todos hemos tenido una mala tarde.
Bueno, a ver, que no es tan así. La cucharita y tal está muy bien (está genial, vale) pero durante algunos pocos años y sobre todo, durante unos meses. Ahora no es el momento. La convivencia en el somier no está pensada para julios en Madrid, ¿o qué decís? Tengo algunos truquis que no valen ni para tomar por culo que os dejo como herencia por si no vuelvo de mis vacaciones (en realidad todo este post era para comunicar que me voy y tú no):
1. Toallas mojadas: No solo implica dormir medio tapada con una toalla mojada en agua fría, también está la alternativa de poner esta toalla húmeda en la almohada
2. Abrazarse a una botella congelada. Es escalofriantemente romántico. De hecho, en mitad de la noche puedes tirarte el agua por encima como si de una película porno se tratase. Tus lágrimas por no poder dormir se funden con el agua recalentada y es un momento mágico.
3. Ducharse con el pijama puesto o en ropa interior. Esto me lo han contado pero aún no he podido ponerlo en práctica. Es un poco raro aunque oye, no estoy aquí para juzgar vuestros trucos de mierda.
4. Ventilador. No hace falta que os explique como funciona. El ventilador y tú os miráis a los ojos y dejáis que fluya. El ronroneo quizás moleste pero más molesta el sonido de tu piel despegándose de las sábanas.
Contadme los vuestros, anda. Que a mí me va a dar más bien igual pero el resto también tiene derecho a ser feliz. Con o sin pareja. Con o sin calor. Con o sin mí.
Hablamos a la vuelta.
Este artículo lo ha escrito...
Paula Campos (Valencia, primavera del 88) es publicista y odiater. Parece normal, pero no. El día más feliz de su vida fue cuando su hermano puso como sugerencia del chef en un restaurante de... Saber más...