El extra en las extra-escolares

El extra en las extra-escolares
En Glup Glup somos padres entregados y queremos lo mejor para nuestros hijos, siendo "lo mejor" lo que menos nos apetece hacer, pero hacemos sin rechistar. Como llevarles de acá para allá cada tarde. Y es que apuntarlos a todas esas actividades extraescolares implica tiempo, esfuerzo, una gran cantidad de pasta, etc. Y aunque no lo veas, también muchos beneficios para ti.
El otro día estaba en la selva de Borneo, pasando un calor insoportable y a punto de perder el conocimiento, cuando un grupo de monos de la tribu de los narigudos me rodeó y comenzó a aturdirme con sus gritos horribles y sus ganas de pelea. Vale. Quizá esté exagerando un poco. En realidad no estaba en la selva de ninguna parte. Estaba en el vestuario de la Escuela de Competición a la que acuden mis hijas y no sólo iba a deshidratarme (o a sopesar seriamente la opción de quedarme en porretas), sino que los gritos de las compañeras de piscina de mis hijas me estaban induciendo a cometer infanticidio.
Cuando por fin conseguí cambiarlas y toda la horda de niñas salvajes desapareció por la puerta (camino de convertir a un instructor de natación en mártir), me derrumbé en uno de los bancos. No podía parar de preguntarme de dónde sacaba las fuerzas para seguir bajando cada lunes y cada miércoles de los últimos nueve años a mis hijas a esta piscina. Que no, que no está en Borneo, pero por la caminata que me doy cada semana bien podría estar en el Congo Belga.
Ese esfuerzo extra se paga extra-caro, pero también tiene beneficios inesperados para ti.
En realidad, llevo un tiempo replanteándome dejar la piscina. Pensando en si merece la pena seguir corriendo esta maratón, después de tanto tiempo haciéndolo dos veces por semana. Mis hijas saben nadar de sobra. Las dos empezaron a hacerlo de bebés (la mayor cuando todavía no había perdido el reflejo de apnea) y ya no sólo podemos dejarlas en una piscina con la tranquilidad de que saben apañárselas mejor que nosotros sino que hacen volteos y aguantan más de dos largos haciendo el estilo mariposa (para vuestra información: yo apenas soy capaz de recorrer medio metro así).
Entonces ¿por qué no lo hago?
La respuesta es clara: no lo hago por su bien. El presente y el futuro. Y estoy segura de que si eres padre y estás leyendo estas líneas estarás inconscientemente asintiendo con la cabeza, pensando también en qué malditas las ganas que tienes tú de pasarte las tardes corriendo de un lado para otro. O de ir cargado de bolsas llenas de material carísimo que hay que lavar cada vez que se usa. O de esperar durante horas, vagando como un alma en pena por los pasillos del polideportivo, teniendo que hacer conversación con un montón de desconocidos que, al igual que tú, tienen las mismas ganas de estar allí perdiendo el tiempo (hace un tiempo escribimos un artículo titulado Cuatro ideas de negocio para padres sacrificados, que daba algunas ideas sobre cómo apoyar a esos padres y sacarse un dinerillo, ya de paso). Y no vamos a hablar aquí de la pasta que no cuesta todo…
Lo llevas todo: el kimono, la pelota, las gafas de bucear, las rodilleras... Lástima que con todo el jaleo hayas perdido la cabeza ahí dentro.
Pero lo haces. Porque sabes que es una inversión a largo plazo. No sólo en salud, también en valores. Y porque estás seguro de que si en tu época tus padres hubieran podido, también lo habrían hecho. Yo estuve hasta los catorce años yendo a clases de Danza Española (Nota mental a mí misma: llamar a mi madre y comprobar este dato para no ir más de farolera) y no sólo me sirvió para apagar un poco el puro nervio que era , sino que luego me vino fenomenal para tirarme el pisto en las discotecas (nota mental a mí misma: puede que esto no sea un buen argumento de venta como yo creo).
Al final lo que comenzó como un acto de pura generosidad paternal, altruista y desinteresado se puede convertir en una oportunidad para que tú disfrutes de algunas ventajas. Con ventajas no me refiero a soltar a los niños en el yudo y largarte al bar a jugar al mus, o largarte a un banco a leer el Cuore (¡yo lo confieso!) o verte un episodio de tu serie favorita en el móvil. Que estás en tu derecho, claro. Me refiero a otro tipo de ventajas, algunas no son fáciles de detectar a primera vista, pero en Glup Glup las hemos recopilado para ti. Por si estás replanteándote, como yo, qué sentido tienen todos estos sacrificios.
FÚTBOL, BALONCESTO, BEISBOL, RUGBY… DEPORTES DE EQUIPO
Los deportes en equipo como el fútbol no sólo son “estupendérrimos” para que tus hijos mejoren su capacidad cardiovascular, estimulen la coordinación motora, oxigenen la sangre, aumenten la potencia muscular en las piernas y la densidad ósea o les ayuden a gastar calorías (tan necesario hoy en día). También son tremendos desde un punto de vista psicológico:
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Les ayuda a moderar su egocentrismo porque, cuando empiezan a jugar en un equipo, aprenden a ceder el balón, a trabajar con otras personas distintas a ellos y en definitiva, a pensar en el beneficio común.
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Les enseña a tolerar la frustración, lo que me parece muy importante en estos momentos cuando los niños son los reyes de la casa y parece no pueden frustrarse. Pero la vida no es justa, no siempre se gana y los niños lo irán asimilando gracias a las derrotas de su equipo.
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Aprenden valores como la paciencia, la persistencia, el trabajo duro, la responsabilidad o la humildad.
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Socializan. Estos deportes son perfectos para niños un poco tímidos y que tienen problemas para relacionarse con otros.
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Aprenden a acatar normas, a valorarlas y a darse cuenta de su importancia para el buen funcionamiento del equipo.
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Mejoran la autoestima. Y no sólo por liberar endorfinas a tope practicando su deporte favorito sino por ser valorados por el resto del equipo y sentirse responsables de parte de los logros. Todo esto ayuda a verse mucho mejor individualmente.
Beneficios para ti: Si (como en mi caso) no tienes ni pajolera idea de fútbol, baloncesto, etc. que tu hijo esté en un equipo de estos te dará conocimientos suficientes como para poder intervenir en las conversaciones de oficina en las que hasta ahora habías estado marginada. Además, participar en un deporte de equipo hace que los niños estén agotados tras los partidos y entrenamientos= les ayuda a relajarse y a conciliar el sueño mejor.
No todos soñamos con que nuestro hijo nos saque de pobres. Algunos sólo queremos que invierta mejor toda esa energía que lleva dentro.
NATACIÓN
Los expertos dicen que hacer natación es fantástico por montañas de razones:
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Previene la obesidad en los niños (en los adultos también, pero menos);
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Ayuda a mantener las cifras de tensión arterial más bajas;
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Disminuye la concentración de colesterol y reduce el desarrollo de la arteriosclerosis desde la infancia;
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Disminuye los niveles de glucosa (el ejercicio aeróbico produce una mayor sensibilidad a la insulina);
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Contribuye a aumentar cualitativamente la capacidad de esfuerzo físico en niños y a aportarles una respuesta cardiovascular mejor;
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Mejora la flexibilidad, coordinación, agilidad, velocidad y fuerza muscular.
Y desde el punto de vista psicológico también es fantástico, ya que:
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saber nadar no sólo favorece la independencia de nuestros hijos, sino que tener nociones de salvamento es un valor añadido que les hará sentirse más seguros y útiles en caso de accidente;
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verse a uno mismo en bañador permite conocer la imagen real de nuestro cuerpo, ver a otros niños en bañador les enseña que no todos tenemos que estar cortados por el mismo patrón y favorece el respeto mutuo.
Beneficios para ti: Tener licencia para ojear a los profesores de piscina, que están todos “rebuenos”, tanto ellos como ellas. Ah, vale... y la tranquilidad de que tus hijos se defiendan solos en el medio acuático (lo que no quita que tengamos que vigilar en todas las ocasiones).

La niña es una monada, ¿pero qué me decís del profe? ¿Eh? ¿Eh?
YUDO Y KARATE
Estas dos disciplinas están llenas de chollos para los niños. ¡Y para ti!
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Favorecen el desarrollo del aparato motriz;
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Mejoran el desarrollo de la fuerza, coordinación, velocidad, flexibilidad y equilibrio del niño;
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Desarrollan su poder de autocontrol;
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Estimulan la pensamiento táctico, al obligarles a tomar decisiones rápidas sobre las estrategias que utiliza su oponente y a dar una respuesta a las mismas en un tiempo récord;
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Son deportes de contacto, pero transmiten y enseñan muchos valores como respeto, tolerancia, motivación, autoestima, educación, compañerismo, solidaridad y trabajo en equipo.
Beneficios para ti: Ambos deportes son perfectos para niños nerviosos, pues no sólo les “ayudan” a gastar un montón de energía sino que también les enseñan disciplina y a acatar órdenes. Jamás he alucinado yo tanto como cuando mi atolondrada hija (de por aquel entonces cinco años) se tiró en medio de un tatami y comenzó a hacer metódicamente todas las llaves que su Sensei le ordenaba sin rechistar. Además, en el caso del judo, se enseña a caer correctamente, lo que evita muchas lesiones en clase y fuera de ella.
Es todo un orgullo y una gran satisfacción que al menos un miembro de la familia puede subir la pierna "así" de alto.
DANZA
Son tantas y tantas las cosas buenas que tiene la danza para nuestros niños, que me ha costado resumirlas:
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Les ayuda a desarrollar la creatividad y la imaginación, especialmente en las edades más tempranas, y les ayuda a interactuar con otras personas.
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Mejora su elasticidad, armonía, equilibrio y concentración.
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Les da más confianza en sí mismos y mejora su autoestima.
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Les ayuda a caminar mejor, a expresarse, a moverse,...
Beneficios para ti: Si tienes como pareja a un palo de escoba, ahora tendrás voluntarios para sacarte a bailar en el próximo evento familiar al que vayas. Y quedaréis tan "cuquis" juntos...
Seguro que me he dejado un montón de estupendos deportes con sus beneficios por analizar. Y no sólo eso: también he pasado por alto todo tipo de actividades extra-escolares que son también estupendas y no son deportes. Como los idiomas, el ajedrez, la música, la pintura, el kumon, etc. Si os gusta el tema, prometo que haremos otro artículo en Glup Glup para analizarlo.
Este artículo lo ha escrito...
Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...