Excusas antideporte
Excusas antideporte
¿Volver al gimnasio después de diez años de absentismo deportivo? Es posible si sabes cómo y si sabes que todas esas excusas que te pones son absurdas y sobre todo son eso, EXCUSAS. En Glup Glup te ayudamos a deshacerte de todas ellas para que te sientas más joven, más viva y más guapa.
Hoy me he levantado dando un salto mortal y he decidido apuntarme al gimnasio. Os parecerá una tontería, pero soy la reina de las excusas antideporte y plantearme en serio apuntarme al gimnasio nuevo que van a abrir cerca de mi curro es un logro para mí. En realidad no. He mentido, porque también soy la reina de las matrículas, la princesa de empezar todo y dejarlo a medias y la mejor embaucadora que conozco. Consigo convencerme de que necesito ese bolso, y esos zapatos tan monos, y ese top, y por supuesto, ese pack de bienvenida con dos meses y matrícula por sólo 59,95 euros. El dinero más fácil que ganará ese gimnasio. Soy un as rellenando el formulario sonriente, marcando que no tengo ninguna enfermedad, escribiendo mi teléfono, mi domicilio y mirando las horas de las clases de zumba y pilates, y luego quedándome en el sofá quejándome de un falso dolor de espalda que me impedía ir a clase de spinning.
Pero ahora no, ya no. Porque el post de Rebeca Rus me hizo pupita, porque ya no tengo quince años y un metabolismo a prueba de donuts y porque empiezo a tener alitas de pollo en lugar de brazos. No quiero un cuerpazo de modelo, sino sólo tratar de mantenerme lo más cerca a como estaba con 20 años. O con 25. O a como estoy ahora, la verdad, porque tengo miedo de la velocidad que está cogiendo el apocalipsis de mi belleza femenina y el declive sólo puede frenarse a base de esfuerzo y de, para mi desgracia, sudor. Y lo odio. Odio mi cara roja al borde del magma, me dan grima mis propios chorretones de sudor y me horroriza pensar que el flequillo se me va a pegar a la cara como si estuviera en un 600 con mi novio.
La genética NUNCA es la respuesta acertada para el cuerpo de las modelos. Es comer mucha lechuga y matarse a hacer deporte.
Pero ahora tengo las respuestas para todas mis excusas. Voy a ser esa amiga pesada que todo lo sabe y que va a rebatirme como si fuéramos Pablo Iglesias y Eduardo Inda en la Sexta Noche.
No tengo tiempo. Mentira y de las gordas. Sí lo tienes, lo que pasa es que no sabes organizarte. Si quieres el cuerpo de Pilar Rubio, tienes que hacerte ya a la idea de que vas a tener que incluir el deporte en tus horarios habituales, aunque sea en pequeñas dosis: ir a la compra andando deprisa, subir por las escaleras de la oficina con tus tacones, salir a correr mientras los niños están en natación. Todo lo que hagas fuera de tu silla lo consideraremos deporte.
Manifestación en plena Gran Vía contra el deporte en general. Y contra los runners.
Es aburrido. No, lo que pasa es que somos vagos. Es mucho más entretenido que ver Gran Hermano Vip. Puedes conocer a gente nueva en el gimnasio, o afianzar amistad con alguna amiga que te acompañe, porque nada une más a dos personas que verse con cara de estreñido mientras levantas unas mancuernas.
En cuanto tenga vacaciones perderé el ritmo. Siempre puedes hacer running, es un deporte practicable casi en el 70% de los sitios del planeta. Puedes dejar a tu chico con los niños durante una hora y tú correr por la ciudad en la que estás de vacaciones. Te ayuda a conocerla y a librarte de tu adorable familia con la que estás 24 horas al día en esa larga semana de vacaciones. Aquí tenéis un ejemplo de cinco ciudades españolas para practicarlo. Incluso las oficinas de turismo ya empiezan a jugar con estos temas y proponen tours de running en Barcelona, pura tendencia y una manera diferente de conocer la ciudad.
Si yo tuviera ese cuerpo también estaría encantada de recorrer la ciudad en shorts
No puedo. Esta es de mis excusas preferidas, porque me miro al espejo y me la digo cada día que me levanto y trato de ponerme el chándal. La primera sensación que tienes cuando haces deporte por primera vez en mucho tiempo, es que el corazón va a terminar por salirte de tu boca y que todas esas porciones de tarta que has comido alguna vez en tu vida, pesan una tonelada cada una y están en tus pies. Sólo es la primera semana. Es un esfuerzo titánico que puedes hacer, porque si puedes organizar a cuatro personas todas las mañanas para que se peinen/vistan/desayunen y lleguen al trabajo o al colegio, puedes con todo. PUEDES HACER LO QUE TE PROPONGAS.
La ropa de deporte es poco femenina y horrorosa. Sí, los chandals de tactel hicieron mucho daño en los ochenta, pero hoy en día la ropa de deporte está integrada en nuestra manera de vestir, en ese estilo jogging que tantas it girls practican. Y sed sinceras, ¿alguien piensa que Katy Perry no es la mujer más sexy del planeta en chándal?
No sé cómo empezar. La mejor manera es presentarte en el gimnasio y encadenarte a ese entrenador personal tan mono que tanto se parece David Beckham. Él es la mejor manera de empezar. Y un cartel motivacional encima de la cama que te diga “mañana tendrás menos agujetas y mejor culo”.
Con este señor como profe de gimnasia las pellas en educación física acabarían, sobretodo las femeninas
Estoy demasiado cansada. Normal, tienes mucho trabajo, una casa, unos niños y una pareja y todo eso necesita tiempo y esfuerzo, pero el deporte te ayudará a canalizar esas energías y a aumentarlas de manera exponencial. Te activa y te proporciona una energía que ni sabías que tenías. Sólo hay que saltar el primer obstáculo del camino y son esos límites que sólo te pones tú.
Me avergüenza mi cuerpo y no quiero que me vean hacer deporte. ¿Has mirado a tu alrededor? No todos son hombres, mujeres, bíceps y berzas. Hay michelines, lorzas y celulitis en todas y cada una de las salas del gimnasio, porque está lleno de gente normal y corriente. No estás sola y ellos se sintieron tan incómodos como tú cuando empezaron.
Este chico también tuvo miedo y mírale ahora, que ni le importa que su entrenador se ría en su cara
Ya lo tengo decidido, voy a matricularme hoy mismo y a ser la reina de la vida sana y del deporte. O mejor, voy a comprarme un modelito para hacer deporte y ya si eso me apunto mañana al gimnasio, que tengo más tiempo y estaré menos cansada. O total, a la que vuelvo de vacaciones pues ya me apunto, por no perder el ritmo. Aunque ahora estoy pensando, que creo que no me apetece, porque es un poco aburrido y la verdad es que no sé si voy a poder conseguirlo.
Este artículo lo ha escrito...
Ana Belén Palomares (Madrid, 1986). Diplomada en fisioterapia, pero dedicada al mundo de la moda en una de la mayores cadenas de España, esta chica madrileña vive entre libros de cocina y discos... Saber más...