‘Kiki, el amor se hace’ y otras 9 maneras raritas de excitarse
‘Kiki, el amor se hace’ y otras 9 maneras raritas de excitarse
Personas que se lo montan con plantas y árboles (herbofilia). Otras que se orgasmizan cuando son atracadas (harpaxofilia) o que se excitan al contemplar las lágrimas ajenas (dacrifilia). Estas son algunas de las parafilias que Paco León nos muestra en su último film ‘Kiki, el amor se hace’. Y puedes créenos: no son las más extravagantes. ¿O sí? Decídelo por ti misma.
No todos tenemos los mismos gustos sexuales, eso está claro. Lo que a ti te puede poner más caliente que la vitro (por ej., ver a tu chico en tanga), a la vecina le puede resultar de lo más ridículo (excepto que tu chico sea Joe Manganiello, entonces habría que verlo); pero hay predilecciones sexuales que para la gran mayoría de nosotros traspasan la frontera de la lógica. Sin embargo —y presta atención a este detalle— existe otra minoría que las consideran ni más ni menos que prácticas sexuales que transgreden lo “socialmente establecido”.
Como ya puedes imaginar, hablamos de los fetichismos extraños y parafilias. En este artículo no vamos a explicar las más conocidas por todos: de “lluvias doradas” ni su versión “alto voltaje”, la coprofilia. Tampoco esa atracción sexual de algunos (los menos, todo sea dicho) por los cadáveres (necrofilia) o del masoquismo, el exhibicionismo y froteurismo. Salvo alguna excepción o que estés muy ducho en bizarrismo sexual, las parafilias que te vamos a presentar a continuación son toda una incógnita para la mayoría de nosotros.
Formicofilia: placer sexual al sentir insectos caminando o picoteando los genitales. Entre las especies favoritas están las hormigas, caracoles y moscas. Ya ves, los que para algunos son los seres más despreciables, para otros son los mejores amantes.
Agalmatofilia o pigmalionismo: atracción sexual por maniquíes o estatuas. Su nombre procede del mito de Pigmalión, rey de Chipre que esculpió una estatua de una joven tan perfecta que se enamoró de ella.
Autonepiofilia: cuando un adulto se excita sexualmente al disfrazarse de bebé. Estos adultos reborn suelen ponerse pañales, usar chupete y jugar con sonajeros. Una de sus fantasías es que su pareja les mime y cuide como si fueran pequeñines indefensos.
Escatofilia telefónica: Obtener placer sexual por insultar y amenazar a gente conocida o desconocida a través del teléfono. Si alguna vez recibiste llamadas insistentes de esta índole y aderezada con jadeos, ahora ya sabes que de broma tenía bien poco.
Parcialismo: Es un tipo de fetichismo que consiste en excitarse al ver y tocar una parte del cuerpo que no es una zona erógena convencional: pies, nariz, axilas, manos… ¿En que se diferencia un parcialista de una persona a la que le atraen, por ejemplo, unos pies bonitos? Principalmente en la respuesta sexual: si el parcialista no puede acceder a su fetiche durante las relaciones sexuales es incapaz de excitarse; y si lo contempla, pero no puede tocarlo se despierta en él/ella una necesidad imperiosa de masturbarse.
Tripsolagnia: excitación sexual cuando te lavan el cabello. Sé lo que estás pensando: que un masaje capilar puede ser la mar de sensual y despertar el deseo. Y estamos de acuerdo, pero en el caso de las personas con tripsolagnia aguardar el turno en la peluquería puede suponer todo un festival erótico-festivo.
Sinforofilia: Cuando contemplar un desastre natural, un accidente de tráfico o un incendio despierta el impulso sexual. Los personajes de Extraños Placeres (1996), film basado en Crash, la novela de J. G. Ballard son un ejemplo de esta parafilia.
Clismafilia: sentir placer al introducir líquidos a un compañero/a o a sí mismo en el recto o genitales. Normalmente estas personas lo utilizan como juego erótico previo o durante el coito y se sirven de perillas de goma, lavativas, etc. Ni que decir tiene que es una práctica que puede ocasionar problemas de salud.
Peluchefilia o atracción sexual por los muñecos de peluche. Algunos amantes a la felpa suelen pedir a sus compañer@s de cama que se disfrazan de conejitos, osos Teddy y demás… Esto no significa que sean furris, esa subcultura cuyos adeptos se visten de personajes ficticios tipo Bugs Bunny o las Tortugas Ninja (animales antropológicos) y se reúnen en convenciones. Los furris son sencillamente fans, aunque cuentan las "malas lenguas" hay mucho peluchefílico en el movimiento furridom.
La versión del Barrio Rojo de Ámsterdam para un peluchefílico.
Este artículo lo ha escrito...
Anita C. (Madrid, 1974). Redactora freelance de moda y belleza y madre de un niño y una niña. No le da vergüenza admitir, que no lleva nada bien lo de cumplir años, ni pasar todas sus tardes... Saber más...