La importancia de tener una buena archienemiga

La importancia de tener una buena archienemiga

No importa la edad que tengas, si eres rubia o morena. No importa tu lugar de trabajo, tanto da si eres peluquera, abogado o astronauta. Puedes cambiar de novio, de novia, de casa, de país o de universo, pero hay algo que necesitarás siempre. ¿El amor? ¿La felicidad? No, nada de eso. Una archienemiga ¿Cuál es la tuya?

Cuando era pequeña leía demasiado (como ahora) y era pésima en los deportes (como ahora) iba a un colegio de monjas, del que creo que ya te he hablado, y mi vida consistía en sobrevivir a las clases de ballet, de las que terminaron echándome, y en pasar lo más desapercibida posible. Era una niña del montón, supongo, hasta que un día maravilloso encontré a mi archienemiga y mi vida cambió. En clase quería terminar los deberes antes que ella, en el patio quería correr más que ella, jugar más que ella. Fue toda una motivación. Y a medida que fuimos haciéndonos mayores mi archienemiga me ayudó todavía más. Me ayudó a hablar con el primer chico que me gustó y confieso que todavía ahora siempre que aparece alguna chica mala en una de mis novelas pienso en ella. Tal vez algún día, si me cruzo con ella, la invitaré a una copa.

La archienemiga del colegio siempre es más guapa que tú y más popular, pero nunca más lista. Lo sabes tú y lo sabe ella. Tú sabes que lo único que tienes que hacer es sobrevivir a la infancia y a la adolescencia porque cuando seas mayor –no mucho- te vengarás. Llegará un día, no sabes exactamente cuándo ni cómo, pero os encontraréis por la calle y tú te habrás convertido en un cisne que además habrá ganado un Oscar, o el Planeta, o todo a la vez, estás casada con una mezcla entre Ryan Gosling y Hugh Jackman y tienes unos hijos maravillosos. Y ella no, por supuesto, ella está fatal.

 

 “Chicas malas”, un clásico de archienemigas del colegio.

Sigamos con mi vida, no es que sea muy interesante pero como es la única que tengo voy a explicarte cómo conocí a mi segunda archienemiga. Era mi primer día de trabajo en el banco, sí, trabajé diez años en un banco, yo aparecí disfrazada con un traje chaqueta negro y demasiados nervios. Y ella apareció tal como te la imaginas, con un escote de vértigo, los labios pintados, unos tacones impresionantes y ni una hoja de papel donde anotar nada. ¿Por qué? A ella no le hacía falta. Yo lo hice mejor, lo sé, pero a mí tocó pasarme el verano entero buscando clientes por la calle, asándome bajo el sol y soportando estoicamente que me cerrarán las puertas en las narices mientras ella estaba en la oficina con el aire acondicionado haciendo… bueno, todavía no sé qué hacía exactamente. Pero me archienemiga número dos me demostró que hay momentos en la vida en que la apariencia es importante y que hay que saber utilizarla. Y también me enseñó que a veces la línea que separa a una buena persona de una persona boba es demasiado fina.

La archienemiga del trabajo consigue que la promocionen antes que tú y siempre se libra de las tareas más pesadas, pero a la larga nunca llegará a ser el jefe de la empresa. Y tú sí, o tú sí que puedes intentarlo. Tú vales más que ella, lo has aprendido todo, y a ti nadie te ha regalado nada. Con el paso del tiempo te das cuenta de que a ella la miran, sí , la miran más que a ti, pero a ti te escuchan. Te escuchan y acabarán prestándote atención. Llegará un día, no sabes exactamente cuándo o cómo, que te convertirás en su jefa y entonces la tratarás bien, con respeto, porque tú no eres como esos cretinos que te tocaron a ti. Además, sabes que sin ella tal vez no habrías estado tan motivada.

 Este es, más o menos, el aspecto de mi archienemiga del trabajo, como veis nunca tuve la menor oportunidad de quedarme en la oficina con el aire acondicionado.

Vamos a por la archienemiga número tres, este caso es peliagudo porque normalmente se trata de una chica que forma parte de tu círculo de amigas. No es tu mejor amiga, por supuesto, pero la conoces desde hace años y conoce demasiados secretos de tu pasado. Es esa chica que cuando dices que vas a hacer régimen te dice; <<sí, últimamente has engordado>>, o que cuando le decías que te gustaba un chico te decía : <<vaya, pues se ha pasado toda la noche mirándome a mí.>>. ¿La tienes? Seguro que sí. En mi caso (y cruzo los dedos para que no lea esto) mi archienemiga número tres siempre está fantástica, hace unos viajes de ensueño y nunca duda de sí misma. Está tan convencida de que puede comerse el mundo que a veces me planteo si le ha dado un mordisco de verdad.

La archienemiga colega siempre liga más que tú, es más interesante que tú, está más a la última que tú y es básicamente indestructible. Pero llegará un día, no sabes exactamente cuándo o cómo, que ella acudirá a ti y te pedirá un favor y te darás cuenta de que casi todo lo que le has atribuido es fruto de tu imaginación y que ella en realidad está tan perdida como tú.

“The Bridesmaids” aparecen las mejores archienemigas colegas que he visto nunca.

Me imagino que a medida que vaya haciéndome mayor encontraré más archienemigas a las que tendré que estarles muy agradecida. Creo que en el colegio de las niñas ya hay un par de madres que son excelentes candidatas, porque mientras yo llego con la lengua fuera y tarde a todas partes ellas están allí estupendas dejando a sus hijas con unas trenzas perfectas (no sé hacer trenzas).

Un beso desde aquí, mis archienemigas queridas, sin vosotras probablemente no sería la misma.

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Este artículo lo ha escrito...

Anna T. Casanovas

Anna T. Casanovas (1975, Calella) Es la mayor de una familia de seis hermanos que, junto con su marido y sus dos hijas son su mayor fuente de inspiración.

Estudió Traducción e... Saber más...