Los cuarenta: la edad de oro de la sexualidad femenina

Los cuarenta: la edad de oro de la sexualidad femenina
Los expertos aseguran que la mujer adulta está en su etapa dorada sexual. Los dueños de 'sex shops' dan palmas de alegría porque somos grandes consumidoras de juguetes eróticos, pero en nuestro día a día ¿nos gusta tanto el sexo cómo dicen? ¿Nos dejamos llevar por la lujuria y el desenfreno? Si no lo tienes claro, descubre las claves para mejorar tu potencial. (Artículo no apto para menores de edad).
Todavía los hay que piensan que la mujer, a medida que va cumpliendo años, pierde interés en el sexo y especialmente después de ser madre. Lo curioso es que cada vez son más las mujeres dirigiendo películas X y no, porque sólo les gusten a ellas: más bien se debe a la existencia de un público femenino que las demanda. También, otro dato interesante es que la novela erótica femenina es uno de los géneros con más éxito. Así que, si E.L James ha venido más de 100.000 millones de ejemplares con su “porno para mamás”, podemos afirmar como mínimo, que a la mujer le interesa el sexo o al menos le da morbo.
Para evitar que sus pobres lectores tuvieran que leer 900 páginas de sexo ininterrumpido y a veces, poco coherente, la revista GQ les hizo un resumen gráfico de '50 Sombras de Grey'.
Por otro lado, los sexólogos aseguran que el mejor momento sexual de la mujer está entre los 35 y 45 años, cuando es mucho más experimentada, desinhibida y más activa. A esa edad, una busca sin prejuicios ni vergüenza su propia satisfacción. También, según la encuesta realizada a 1.400 españolas por Sex Place (una franquicia de tiendas eróticas), las féminas mayores de 37 años tienen un apetito sexual más grande que los hombres (incluso en comparación con los jóvenes); fantasean con otros compañeros de cama y son más innovadoras, a la hora de introducir juguetes eróticos, nuevas técnicas o prácticas que mejoren la calidad de sus coitos. En definitiva: la mujer madura sabe lo qué quiere, cuándo lo quiere y cómo lo quiere. Al parecer, eso nos convierte en unas diosas del sexo. Una versión X de Lara Croft. Unas MQMF.
Entonces, ¿por qué las mujeres tenemos rachas en las que nuestros niveles de deseo están por los suelos? ¿Por qué existe el mito de la dichosa migraña?
Podríamos echar la culpa a las hormonas y cabe la posibilidad de que la falta de deseo esté vinculada a un problema biológico. Aunque según psicólogos y médicos, los cuarenta son como una segunda adolescencia. Es normal tener altibajos, sí, pero los alti…. ¡Son la releche!
Así que sólo nos queda pensar que la culpa la tiene nuestro estilo de vida. Los expertos y las encuestas pueden decir misa, pero trabajar ocho horas, cuidar de una familia y una casa quita las ganas hasta al más pintado. Todas podríamos ser unas amazonas sexuales, entrar en el record Guinness por número de coitos en una noche siempre y cuando fuéramos millonarias, durmiéramos 12 horas y tuviéramos un par de internas. Pero como no es el caso para la gran mayoría de nosotras ¿qué podemos hacer para mejorar nuestra vida sexual si ya contamos con el potencial y la experiencia? Manipular el entorno.
Según los expertos, los niveles de deseo sexual de la mujer de cuarenta equivale al de un hombre de veinte. ¡Chúpate esa!
Cambia tus rutinas sexuales.
Como ya te habrás dado cuenta, el estrés y la rutina matan la libido a cañonazos. Es contraproducente dejar el sexo para la última hora del día, cuando estás más agotada. Practicarlo siempre los sábados termina por convertir la devoción en obligación (y entre nosotras: lo de sábado-sabadete ¿no suena un poco a guión de película de Esteso y Pajares?). Por si no te acuerdas, la improvisación respecto en el tiempo y el lugar del encuentro sexual puede ser refrescante, vigorizante y sobre todo, muy estimulante para la relación de pareja. ¿Por qué no hacerlo un lunes y empezar la semana con alegría? ¿Por qué en la cama y no en la encimera de la cocina? Incluso un aquí-te-pillo-aquí-te-mato inesperado puede ser más erótico que un maratón de preliminares. Ya sabes, esas pequeñas fantasías que las parejas dejan de hacer realidad por la falta de costumbre o de intimidad con la llegada de los más pequeños. Pero ¡oye! Que los niños crecen, pueden pasar una tarde con los abuelos o a jugar a la casa de un amiguito del cole mientras tú juegas con su padre.
¿Te acuerdas de ese juego tan diver que se llamaba la gallinita ciega?
Reeduca a tu pareja.
Hace poco leí 'Wallbanger' de Alice Clayton, un libro chick lit muy divertido cuya protagonista, una mujer inteligente, urbanita y con éxito profesional pierde su gran O (orgasmo) después de acostarse con un hombre-ametralladora (es decir, un mete-saca-mete-saca) que para colmo podía estar más de media hora disparando sin parar. Cualquiera pensaría que es imposible que te vuelvas anorgásmica de la noche a la mañana. Quizá es exagerado, pero muchas veces las causas de la inhibición del deseo y el orgasmo se debe a la falta de habilidad de la pareja. Sí, algunos hombres masturban a su pareja como si estuvieran desatascando una cañería (ya sabes, tienen que darse prisa porque al día siguiente hay que madrugar). Otros, después de años de convivencia, creen conocer perfectamente el cuerpo de sus compañeras y siempre tocan las mismas teclas y peor aún: ¡EN EL MISMO ORDEN! Es algo parecido a como si estuvieran recreando la coreografía de un baile de verano:
1º. Un par de minutos de beso con lengua y algún mordisquito en la oreja.
2º. Mano derecha sobre pecho izquierdo.
3º. Mano izquierda entre sus muslos y…
4º. ¡A mover las caderas! Dale a tu cuerpo alegría Macarena,…
Con esto no estoy culpabilizándoles a ellos. Pobrecitos. Probablemente también son víctimas de un trabajo estresante, la rutina conyugal y la falta de tiempo. Además cada persona se tiene que responsabilizar de su propia vida y goce sexual para ser capaz de mejorarla. Anímate y pide por esa boquita. Dile (sin ofender ni machacar su ego) ese: cómo lo quieres, dónde y cuándo lo quieres. Si tu chico de repente se siente un poco perdido por los cambios, reedúcale. Piensa que las parejas con el tiempo a veces nos hacemos cómodos: igual que ya no decimos al otro lo buenísimo que está, también se nos olvida qué nos gustaba hacer en la cama o cuánto te excitaba que utilizara un lenguaje muy picante.
Ya sé que en los baños de los pisos de nueva construcción, los vecinos lo oyen todo pero ¿y si fantaseas con Vincent Cassel?
Y recuerda: el cerebro es el mejor órgano sexual que tenemos.
La sexualidad no está sólo en la vagina, ni en el clítoris ni depende cien por cien de tus estrógenos. Está en tu coco. Fantasear antes y durante el coito puede mejorará tus niveles de deseo, excitación y orgasmo. Puedes compartir verbalmente esas fantasías con tu pareja o no (estás en tu derecho) pero utiliza tu imaginación. La mayoría de las mujeres disfrutamos más visualizando una situación sexual en nuestra mente que viéndola en una película o una foto. Ahí es donde reside nuestro verdadero potencial erótico y sexual: no, en tener un cuerpo joven hecho para pecar, ni en el número de hombres con los que has estado en tu vida. Tu imaginación y tu inteligencia son las armas para conseguir el mayor placer en todo lo que hagas.
Insisto: ¿de verdad que no quieres fantasear con Vincent Cassel?
Este artículo lo ha escrito...
Anita C. (Madrid, 1974). Redactora freelance de moda y belleza y madre de un niño y una niña. No le da vergüenza admitir, que no lleva nada bien lo de cumplir años, ni pasar todas sus tardes... Saber más...