Mi rancio señor Machista, largo de aquí

Mi rancio señor Machista, largo de aquí

Creemos que ya te has ido, que has desaparecido para siempre de nuestras vidas, pero sigues presentándote en el momento más inoportuno, desde una reunión de trabajo hasta en un debate electoral. Lo siento, ya no nos engañas y ya no tenemos que soportarte, así que vete y no vuelvas.

Seguro que tú también te has encontrado con él y que has tenido que morderte la lengua para no contestarle. Tal vez estabas en el trabajo y te ha dicho “guapa, tráeme ese expediente”, o quizá estabas en un concesionario comprando un coche con tu chico y sólo se ha dirigido a ti para preguntarte qué color te gustaba. O tal vez te ha mirado mal porque estabas sentada sola en el tren con una falda que le ha parecido demasiado corta. Ya que al parecer le cuesta entender que figuras como él carecen por fin de sentido, voy a mandarle una carta certificada pidiéndole que se vaya. Si quieres unirte y firmarla, o añadir una petición, hay sitio para todos.

Mi rancio señor Machista:

Es obvio que te cuesta marcharte, supongo que te resulta difícil asumir que ya nadie te hace caso y que tus comentarios producen aburrimiento, pero ha llegado el momento. No puedes alargarlo más, tu presencia nunca ha sido necesaria y ahora es ridícula. Me imagino que te costará entenderlo, así que voy a explicártelo.

Cuando estamos trabajando, bien sea en un despacho, en una tienda, en un barco, en un avión, en una peluquería o en la fortaleza infernal de turno, no nos gusta que nos llamen “guapa”, “preciosa” o “nena”. No es el lugar ni el momento apropiado y tú no tienes derecho a dirigirte a ninguna de nosotras en esos términos. No caeré en lo evidente ni te recordaré que a nuestros compañeros de trabajo no les llamas “guapos”, “cariños” o “nenes”, solo te diré que diré que cada vez que te diriges hacia mí de esa manera lo único que consigues es que te pierda el respeto y que dude seriamente de tus modales y tu inteligencia.

No hay ninguna afición que se nos resista, hay mujeres que son enciclopedias vivientes sobre coches, futbol y cualquier actividad que tu escueta mente haya podido clasificar como masculina. Pero aun en el caso de que no nos gusten especialmente ninguna de esas aficiones, somos tan listas y tan despiertas que podemos enfrentarnos al difícil reto (sarcasmo) de elegir un vehículo, cambiar una rueda o, Dios no lo permita (más sarcasmo), llamar a una grúa.

Somos listas, mucho, y hemos vencido todos los obstáculos que cretinos como tú nos habéis interpuesto a lo largo de la historia. Hemos conquistado universidades, dominado profesiones y dirigido países. Y todo mientras seguimos siendo madres, tías, abuelas, hermanas, primas y mujeres de quien nos da la gana. Así que, yo de ti, dejaría de intentarlo y me iría con el diminuto ápice de dignidad que pueda quedarte. Nos queda camino por recorrer y lo único que haces es entorpecerlo.

Y una última cosa, no nos vengas con la excusa de que solo pretendías ser un caballero. No te atrevas a recurrir a este argumento falso e insultante. A un caballero de verdad no le haría falta que tuviésemos que explicarle que somos iguales y que si quiere conquistarnos lo único que tiene que hacer es estar a nuestra altura. La única que existe.

Sé que no te irás del todo, que intentarás infiltrarte de nuevo entre nosotros, pero te advierto que no vamos a permitirlo. Quedáis pocos y sí, os resistís, lo reconozco, pero los hombres de verdad y las mujeres de siempre, es decir, todas, vamos a echaros.

Me despido, mi rancio señor Machista, pidiéndote por última vez que te largues.

Si estás dispuesto a cambiar y reciclarte, podemos ayudarte.

 

(La foto de Chuck Norris es de Replaceface. Un beso a los fans de Chuck Norris, y de su barba, desde aquí)

 
Enviar por WhatsApp

Este artículo lo ha escrito...

Anna T. Casanovas

Anna T. Casanovas (1975, Calella) Es la mayor de una familia de seis hermanos que, junto con su marido y sus dos hijas son su mayor fuente de inspiración.

Estudió Traducción e... Saber más...