No reniegues de los 30, será en vano
No reniegues de los 30, será en vano
Dicen que los 30 son los nuevos 20, pero no todo sigue como hace 10 años. Ni el mundo, ni tu. Tenlo en cuenta si decides salir a la calle a arrasar, puede que te cueste aceptar que Matrix ha cambiado.
Crees tu aspecto es igual que hace algo más de una década. De hecho, piensas que si te plantas en la facultad con tu carpeta nadie se dará cuenta de tu verdadera edad.
Te decides tienes ese título de la universidad que costó un pastón abandonado en esa Secretaría. Asumes tu reto y ...
1.- La gente no lleva carpetas, van con portátiles.
2.- Ya no existe maquina de fotocopias. ¡Si yo era accionista! De hecho, llegué a hacer la cuenta que 15 cts en tres fotocopias bien valían ver un preestreno frente al precio de en taquilla.
No me rindo…
3. Ya no puedes identificar a los chicos interesantes porque están leyendo un periódico en la cafetería. Lo único que queda en papel es el menú plastificado, menos mal que hay cosas que nunca cambian.
4. Es imposible que esta gente tenga 20 años si parecen niños de BUP. Vale, ni ellos saben lo que es, hicieron la ESO.
Concluyo: Vivimos una mentira, los de mi generación nos autoengañamos. Creemos que estamos igual de jóvenes, pero cuando nos enfrentamos a la triste realidad, somos viejos.
Si yo también estoy tayudo, tú también.
¿Los 30 son los nuevos 20?
Ya no hablamos de aspecto físico. Hemos asumido la triste realidad. No lucimos la frescura de los veinteañeros, asoman las primeras o no tan primeras canas; tienes amigos “cartonianos”. Eso sí, las fotos de tus padres a los 30 te parecían más viejunos hasta que llega Movember y estás en Malasaña, y ves a la gente igual de mayor que los de la generación que nos precede.
¿Moderno o viejuno?
Puede que la culpa de este engaño sea porque la generación de los 30 compartimos piso como si fuéramos de los universitarios guay que ya no vivían con sus padres. Este engaño se alimenta aún más porque puede que casi ninguno se haya animado a ser padre a tener casi ni una bici en propiedad, para eso está BiciMad; y ni hablar de tener ese gran trabajo estable que se suponía a la edad adulta.
No eres ni mi trsite sombra.
Bueno, no todo es asi. Nuestra generación es diferente a la de nuestros progenitores. Tenemos preferencias muy diferentes. Por ejemplo, valoramos más las experiencias que las propiedades. Somos una generación que viajamos mucho. Vale, sí en compañías low-cost. Vale sí, nos hospedamos en albergues mochileros. Entre estas preferencias también está la tecnología. Vale, sí, nos compramos móviles que pagamos a plazos.
Concluyo: Los 30 son los nuevos 20 y es una mierda. Somos viejos y más precarios que lo se nos presuponía.
Vestir como una treintañera
Está claro que no vistes igual a lo largo de tu vida. Si fuera así sería tremendo.
Ir vestida con 30 como con 10 sería algo así, pero en España más bien con un vestido de “nido de abeja”.
Mis amigas ya no compran en el Pull and Bear, ni en Berska, por Dios. Hablan de tiendas mucho más adecuadas a nuestra franja de edad como Maje, bla, bla, Sandro, bla, bla y pequeñas boutiques con precios no tan pequeños.
Se supone que la vida te tiene que llevar a esta progresión. Como cuando quedabas a comer chucherías con tus amigos y un día quedas en una cafetería y te sientes adulto. Pues ese día de cambio no llega, no por falta de interés sino porque estas tiendas dan por hecho una progresión económica en las chicas que tenemos 30 que no es real. Bueno sí, te puedes comprar una bonita parka que supera los 300 euros y ese mes comer arroz y pasta como cuando estabas de Erasmus. Está claro que esta regresión alimenticia no lleva a ser la adulta que te toca ser. Y comer bien es de esas cosas que sí que te hacen algo mayor pero te hacen sentir bien. Es así, un brócoli y algo de pescado fresco en la nevera es lo que has ganado de aquellas primeras neveras que llenabas con tus primeros euros profesionales.
Lo sano no es tan rico, pero te hace sentir mejor con 30 que con 20.
Concluyo: Así que no es sólo esta mierder de situación, sino que las marcas te recuerdan lo que deberías ganar para poderte gastar ese dinero en ropa.
Este artículo lo ha escrito...
Myriam González de Prado (Madrid,1981). Estudió Publicidad, pero como quería tener un mejor futuro, pasó de las ingenierias y decidió estudiar Periodismo. Con dos licenciaturas, prefiere... Saber más...