Pásate al lado oscuro, aprende a decir no
Pásate al lado oscuro, aprende a decir no
Las chicas buenas van al cielo, las malas... Saben lo que quieren y no temen ir a por ello. A veces pasarse al lado oscuro es tan fácil como aprender a decir que no. Y es que cuántas veces has dicho que sí cuando en realidad te morías por negarte.
Dicen que las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes, yo me decanto por otra versión. Para mí las chicas buenas van al cielo y las malas se atreven a decir que no cuando lo que les ofrecen no les interesa, y sí, cuando la ocasión lo requiere.
Seamos sinceras, ¿cuántas veces te has enfadado contigo misma por no atreverte a decir las cosas claras? Estoy segura de que algunas... y es que no, por muy de moda que esté el sexo duro, a mi no me gusta que me retuerzan los pezones como si no encontraran la emisora correcta. ¡Hala, ya me habéis hecho decirlo!
Últimamente tengo la sensación de que hoy en día es más importante ser políticamente correcto que ser franco. Que es más acertado ofrecer una sonrisa educada que una opinión sincera y verdadera. Que es más fácil seguir la corriente que nadar a contra corriente y paro ya de tanta vuelta que empiezo a marearme. No obstante, no podemos obviar que seguir la tónica dominante acaba pasando factura.
Repite conmigo: No, no, no
Es por eso que os voy a dar unas cuantas claves para aprender a decir que no sin que aparezca la mala conciencia a incordiarnos.
Lo mejor es que aprendamos a decir no y a disfrutar de sus consecuencias.
El primer paso es, por supuesto, ejercitarnos en la pronunciación de la palabra. Fácil teniendo en cuenta lo corta que es. No obstante, para estar seguros de que la dominamos a la perfección, repetidla todas las veces que sean necesarias hasta que asimiléis su significado. No, significa no. Y recurrimos a ella para rechazar algo, lo que sea, en lo que no estamos interesados, y que no nos produce ningún tipo de satisfacción realizar.
Una vez que ya tenemos delimitado el significado tenemos que centrarnos en la práctica. De hecho, para seguir con esa línea de cortesía que impera en la sociedad actual, le podemos añadir la palabra gracias. De modo que quede tal que así: no, gracias. La adición de adverbios cuantitativos, a saber, muchas, pocas… etc, ya será a gusto del consumidor.
Lo importante es ser claro. Cuánto más directos seáis mucho mejor porque no hay que olvidarse de esas personas que escuchan lo que quieren y se aprovechan de lo que nos cuesta decir que no, para tergiversar la realidad a su antojo. O de los manipuladores que saben qué tecla presionar para que cedamos: es que a ti se te da tan bien…
Con la muletilla o sin ella, lo importante es que enfaticemos el no. Que quede claro que la unión de esos dos fonemas significa que, en esta ocasión, no pensamos ceder, que no nos gusta determinado acto, gesto, libro… O que no estamos de acuerdo con la opinión de la mayoría.
Di sí o no. Elijas lo que elijas, ¡disfrútalo!
Otra posibilidad es cambiar el no por una opción intermedia, por ejemplo: tú primero. ¡Ojo! Tened en cuenta que esta respuesta solo sirve para momentos muy concretos. El contexto siempre es importante.
Por otro lado si la persona a la que le estáis diciendo no, os importa especialmente, si os sentís mal por negaros... Siempre podéis ofrecerles una alternativa, otras opciones, incluso puede que acabéis ayudando a otra persona, quién sabe. Por probar…
Si por ejemplo os ofrecen un trabajo que no os interesa y recomendáis a otro para el puesto, estaréis matando dos pájaros de un tiro, os ayudaréis a vosotros mismos y a quien escojáis recomendar.
Lo más importante de tu paso al lado oscuro es que una vez que hayas tomado la decisión no te sientas mal por ello. De hecho, para evitarlo date un homenaje (aunque negarte a hacer lo que no quieres hacer ya es un homenaje por sí mismo). Piensa en lo genial que te ha sentado decirle a tu jefe que no puedes quedarte a trabajar después de las seis, en lo fabuloso que ha sido dejarte complacer antes de devolver el favor, en lo fascinante que ha sido ver la cara de tu suegra cuando le has dicho que no ibas a hacerte cargo de su perro para que ella se vaya de viaje… Al final lo importante es que te sientas cómoda con lo que has hecho, con tus decisiones y con tu propia filosofía de vida. Seguir la moda está bien, pero imponer una propia es cojonudo.
Y es que la primera persona con la que tienes que ser honesta siempre, eres tú misma.
Deja que los demás le den prioridad a lo políticamente correcto mientras tú disfrutas haciendo lo que quieres, con quién quieres, cuándo quieres y dónde quieres. Eso sí, ojo con lo que haces en público, que después todo se sabe, aunque de eso hablaremos en otra ocasión.
Este artículo lo ha escrito...
Olga Salar (Valencia, 1978). Se licenció en filología hispánica porque era la manera más sencilla de engañar a su madre: su progenitora pensaba que se estaba sacando una carrera mientras ella... Saber más...