¿Qué tipo de amigos tienes?
¿Qué tipo de amigos tienes?
“Quien tiene un amigo tiene un tesoro”. Refrán popular simple, sencillo y certero. La amistad, en mi opinión, es uno de los pilares que mueven a las personas, como el amor. Te da vida, te consuela, te enseña, te abraza y te hace reír. Puedes tener muchos, pocos o solo uno, pero siempre hay una persona que parece haber nacido para ser tu amiga gemela.
Hay muchos tipos de amistad. Los amigos establecen relaciones a veces complejas llenas de matices que, según el tipo de amistad, llegarán a ser más o menos íntimas. De hecho, hay quienes no son en realidad tus amigos (pero tampoco son tus enemigos), hay quienes son más amigos de lo que pensamos y hay quienes son tan amigos que igualan a los propios hermanos. Así que, dentro de estas tres categorías, repasemos un poco los especímenes que nos podemos encontrar en cada una de ellas (de menos a más); teniendo en cuenta que hay amigos que se incluyen en varias a la vez (porque las personas no somos perfectas, cometemos errores y pasamos por muchos estadios) y los hay que no se corresponderán a ninguna. Pero así en general y tal están los siguientes. ¿Te reconoces en alguno? ¿Tienes amigos así? Veamos.
AMI(NO)GOS
Los ami(no)gos son aquellos amigos que en realidad no son tus amigos, pero lo parecen. No llegan a ser enemigos, pero les falta muy poco. Tienes cierto grado de confianza y os caéis bien pero siempre hay algo que no encaja. Los hay de muchas clases y variedades pero los englobaremos en tres categorías:
El camuflado.
Para mí es el peor, porque no siempre se le ve venir y trata de apartarte sigilosamente. Os lleváis bien pero te hace comentarios que no te gustan, notas un deje extraño en sus buenas intenciones y no acabas de saber si te quiere o si le gustaría perderte de vista, pero... lo hace de una forma muy sutil. Tan sutil, tan sutil que solo tú te das cuenta y a veces hasta dudas de si te estás emparanoiando porque para el resto del grupo es alguien genial. Claro, porque si se mostrara contigo tal cual lo siente sería un enemigo y pasaría a ser odiado por todos. No. Él/ella disimula bien y, sencillamente, le caes un poco mal porque (en general) te tiene celos y envidias. pero... no quiere que se sepa porque quedaría mal ante los demás (que sí le caen genial).
El de “por interés te quiero Andrés”.
Vamos, que es tu colega por un fin que solo él/ella sabe. Se parece mucho al camuflado, porque esconde sus verdaderas intenciones. De ti solo le interesa algo concreto para su beneficio así que en realidad le importas más bien poco, aunque lo disimulará, claro. Una vez conseguido el objetivo, si te he visto no me acuerdo y, por supuesto, olvídate de contar con él/ella para cualquier cosa que tú necesites. Son fáciles de reconocer: son esos amigos que jamás se abren a ti, que jamás te cuentan sus intimidades pero les interesa mucho saber las tuyas y cuando tienen oportunidad de ejecutar su objetivo, se pegan a ti cual moscas cojoneras. Y ya sabemos a qué huele cuando hay moscas cerca...
El que te pone a caldo a tus espaldas.
Vale, todos y todas hemos sido maliciosos y hemos hablado mal de amigos, pero el que te pone a caldo a tus espaldas lo hará porque sí. Sin motivo alguno. No es que haya discutido contigo y quiera resarcirse. No es que haya tenido un problema contigo y quiera apoyo. No. Simplemente goza del deporte del critiqueo y no hay más. Pero todo a la espalda, claro. No te fíes de quien siempre habla mal de los demás, dice mi madre. Pues eso. Lo bueno es que se les ve venir desde tan lejos que jamás te pillarán desprevenido. Y llega un momento en el que todo lo que dicen carece de valor así que... pasando, que es gerundio.
No se lo digáis, pero en realidad Rihanna es una yonkarra insoportable.
AMI(COLE)GAS
Son aquellos amigos con los que no tienes una relación muy íntima, pero aún así estás a gusto con ellos y son potencialmente buenos amigos. No tienen maldad para contigo y disfrutan de tu compañía como tú de la suya. Como por ejemplo:
El colega de cañas.
Lo conoces porque habéis ido de cañas juntos (o cualquier otra actividad de ocio). Te cae bien. Le caes bien. Os reís juntos, bebéis juntos, habláis de temas trascendentales como la Teoría de la relatividad o la cuadratura del círculo e incluso os contáis alguna intimidad, pero no le contarías algo confidencial ni está en tu lista de indispensables. Quizá con el tiempo (y una caña...).
Los compañeros de trabajo.
Pasas tantas horas con ellos que hasta sueñas con sus caras por las noches. Los has visto y te han visto en situaciones de tensión, conflicto, despotricamiento y enrabietamento. Sacando lo peor de ti, vaya. Y aún así, os une una relación en la que os vais de cañas después de trabajar o quedáis a cenar de cuando en cuando. Con algunos incluso aunque dejen el trabajo se sigue manteniendo la amistad, porque los lazos que os unen son fuertes y os conocéis bien.
Los que vienen y... se van.
Son esas personas con quienes te llevas fenomenal y tienes bastante intimidad, pero sin saber bien por qué, al tiempo termina la relación. Durante la misma lo distéis casi todo y teníais una gran complicidad pero, por lo que sea, la relación se enfrió y se ha quedado en un recuerdo. Quizá porque no la cuidasteis bien. Quizá porque se terminó el nexo que os unía. O quizá porque, simplemente, los amigos van y vienen y no siempre tiene que ser por algo negativo. A veces la vida nos lleva por caminos distintos y, sin más, las relaciones se diluyen en ellos; lo que no significa que haya habido discusiones, problemas o enemistades. Siempre os recordáis con gran cariño y de cuando en cuando os veis y habláis, pero sin ser lo mismo. Es una pena porque casi lo conseguisteis. Aunque nunca se sabe, quizá la vida os vuelva a poner de nuevo en el mismo sitio y tengáis una segunda oportunidad para convertiros en amigos de verdad.
Aquí mi colega David Bowie, que es más molón que el cansino de Jagger, oigan.
AMIGOS DE VERDAD
Son los que se cuentan con una sola mano, dicen. Y aún sobran, añaden. Aquellos que están a las duras y a las maduras, que te conocen bien y a quienes tú conoces bien. Son estos:
El pre-amigo de verdad.
Os habéis conocido hace poco pero desde el principio ha habido una conexión fuerte entre vosotros. Tenéis muchas cosas en común aunque no seáis para nada iguales y estáis muy a gusto juntos. Sin haberlo forzado os habéis contado vuestra vida y vuestras miserias e incluso aunque os separe distancia, estáis muy cerca. Confías en él/ella y él/ella confía en ti. Aunque de vosotros y de cómo cuidéis la relación depende que esta se convierta en una amistad verdadera y sólida o se quede en una de las que vienen y... se van.
El amigo íntimo.
El amigo íntimo es ese que te conoce hace tiempo y que siempre está ahí. Es una de las primeras personas a las que llamas cuando te ocurre algo bueno o malo pero también puedes estar una semana sin saber de él/ella y no te preocupa en absoluto. Hay confianza de sobra como para saber que ni la distancia, ni el olvido harán mella en vuestra relación. Os conocéis, habéis pasado por cosas juntos y, aunque os veis menos, siempre estáis ahí.
El amigo-hermano.
Es un tipo de amistad muy difícil de conseguir pero quienes lo hemos hecho, tenemos no un tesoro, sino toda la isla. Es aquel amigo que se equipara a tu propia familia y sin el cual no concibes la vida. Es parte de ti y tú de él/ella y no importa a cuántas personas conozcáis, cuánto os enfadéis o cuánto estéis sin hablaros: nunca, jamás, se romperá vuestra relación. Un amigo-hermano se hace con los años, eso es así. Se necesitan muchas vivencias juntos y muchas discusiones, de forma que si estas no han roto la amistad, ya nada lo hará. No hace falta que te diga cuánto te quiere porque te lo demuestra. No hace falta que te llame a menudo porque ya sabes que está bien. No hace falta que le digas que estás mal, lo sabe. Ni que le necesitas, porque siempre está ahí. Tenéis tal conexión que todas las cosas que exiges a tus demás amistades, son irrisorias para con el amigo-hermano. Es, sin duda, de lo mejor que te puede pasar en la vida.
Pues hasta aquí hemos llegado, amiga. Ríete tú de las de Sexo en Nueva York.
Resumiendo: los hay muy buenos, buenos y regulares. Los hay que aparecen y desaparecen. Los hay que te hacen la vida imposible y aprendes más de ellos que de cualquier otro. Los hay que pasan por todas las categorías, porque no siempre somos iguales ni perfectos. Los hay egoístas y los que lo dan todo sin esperar nada a cambio. Sea como sea, sin amigos seríamos muy poca cosa. No creceríamos como personas, no nos auto afirmaríamos en los demás, no sabríamos lo que es darlo todo por alguien y tampoco qué se siente cuando recibes de la misma forma. Y es que la amistad nos completa y da más sentido a nuestra existencia, sencillamente.
Este artículo lo ha escrito...
Sara Ballarín (Huesca, 1980). Estudió Filología Inglesa y actualmente trabaja en una empresa multinacional de telecomunicaciones. Adicta a la comida basura, a los zapatos (nunca el tacón es... Saber más...