Quiero que Clint Eastwood sea la voz de mi conciencia

Quiero que Clint Eastwood sea la voz de mi conciencia

¿Tu jefe te pide que te quedes un rato más cuando te ve en el pasillo con el bolso? ¿Tu hija te suplica que le hagas trenzas dos minutos antes de que cierre la puerta del colegio? ¿Tus queridas amigas te preguntan si te molesta que queden para cenar (y beber) justo el fin de semana que tienes la suegra en casa?

Si tú también estás harta de que Pepito Grillo te susurre al oído que tienes que portarte bien o de que el ángel que tienes sentado en tu hombro izquierdo le gane siempre la partida al demonio del hombro derecho, haz como yo y elige a Clint Eastwood como tu próxima conciencia.

Recuerdo perfectamente las clases de catequesis de cuando era pequeña. Fui a un colegio público de monjas “modernas”, de esas que no llevaban hábito pero solo vestían con faldas larguísimas azul marino y jerséis de cuello vuelto grises. Las monjas, que solo nos daban clase de religión, nos decían que teníamos que portarnos bien pues el bien siempre triunfa al final sobre el mal. Todavía creo que la madre María Jesús debió saltarse la clase sobre la ironía pero, fuera como fuese, y contra todo pronóstico, me convenció. Y la película de Pinocho con el silbidito de Pepito Grillo me remató y me convirtió en una buena chica.

Pero ahora, mientras intento sobrevivir a una crisis que en principio no existía, a dos niñas que parecen decididas a volverme loca, y a tener que enfrentarme al mundo real a diario, he decidido que ya basta.  

Voy a despedir a Pepito y a contratar a Clint Eastwood ,y utilizaré estas frases para salir al paso de cualquiera que intente impedirme seguir con mi desquiciada vida:

1)”Nunca os habéis cruzado con alguien a quien no deberíais haber puteado? Ese soy yo”. Clint Eastwood utiliza esta frase en la magnífica Gran Torino (si no has visto la película deja lo que estés haciendo y corre a por ella) y yo la utilizaré cuando el próximo insecto palo, dícese de las chicas estupendérrimas que salen a cenar como si antes hubiesen asaltado Anthropologie, intente colárseme en un baño donde yo llevo horas haciendo cola con las niñas.

2)”Con el debido respeto señor, se me están empezando a inflar los cojones”. El siempre educado de Clint recurre a esta frase en El sargento de hierro. Las situaciones en las que podré utilizar esta frase son incontables y, aunque tal vez solo me atreva a pronunciarla mentalmente, me consolará la próxima vez que un cliente intente rebajarme por enésima vez el precio de mi trabajo.

3)”Debe de haber cien razones para no volarte los sesos… Pero ahora mismo no se me ocurre ninguna”. Aunque no podemos ir a por una recortada como la que lleva Clint en El principiante si sustituimos “volarte a los sesos” por “mandarte a…” seguro que podremos cansarnos de usarla, y no me digas que no es mucho más satisfactoria que el “dame un silbidito” de Pepito Grillo.

4)”El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revolver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala”. Esta frase de “El bueno, el feo y el malo” es filosofía en estado puro. Radical, sin duda, pero cierta. Y a partir de ahora prometo que la tendré en mente e intentaré dejar de ser la pringada de la pala.

5)”Las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene una”. Creo que no hace falta que te cuente cuándo utilizaré esta frase de El Principiante. Tienes mi permiso (innecesario) y el de Clint para hacerte con ella.

Aunque decidas seguir dándole trabajo a Pepito Grillo o a tu angelito con alas blancas tienes total libertad para añadir más puntos a la lista o para ignorarla por completo y, como dijo Clint en Impacto súbito… “Anda, alégrame el día”.

 
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Este artículo lo ha escrito...

Anna T. Casanovas

Anna T. Casanovas (1975, Calella) Es la mayor de una familia de seis hermanos que, junto con su marido y sus dos hijas son su mayor fuente de inspiración.

Estudió Traducción e... Saber más...