Yo de mayor no quiero ser…
Yo de mayor no quiero ser…
Hoy en día, con el panorama que nos rodea, muchas veces nos sentimos afortunados por poder levantarnos cada mañana para ir a trabajar. Y yo soy una de esas personas que tiene un trabajo que le permite pagar las facturas y le satisface personalmente. Pero si pudiéramos elegir, todos tenemos una serie de profesiones favoritas, o que no lo son tanto.
Cuando éramos pequeños siempre nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, y las respuestas como bombero o azafata solían estar a la cabeza. Yo, en mi más tierna infancia, soñaba con ser guitarrista de grupo de rock, y eso que todavía no sabía lo de las borracheras y lo de destrozar habitaciones de hotel.
Así me imaginaba yo, cuando era pequeña. Sí, también con esas piernas
Pero, al menos a mí, nunca nadie me preguntó qué NO quería ser de mayor. Y quizás en aquel momento no tenía suficiente conocimiento como para poder contestar, pero si me preguntaran ahora, lo tendría bastante claro. Y aunque ahora tampoco nadie me ha preguntado, yo os detallo cuáles son algunas de esas profesiones a las que, con el tiempo, he descubierto que no me dedicaría.
Escritora de éxito. Vamos, en mi caso ni de éxito, ni de fracaso. Después de tardar tres meses en escribir un nuevo artículo para Glup Glup, como para comprometerme a entregar capítulos en plazo. Ya luego discutiríamos si tendría calidad o no (ya os lo digo yo: no). Porque si hay algo que tengo claro es que, como en todas las profesiones, ni todos los escritores de éxito son buenos, ni todos los buenos escritores tienen éxito. Pero eso ya daría para otro post.
Top Model. Vale, en este caso no doy la altura, ni la anchura… ni la redondura. Pero pongámonos en el caso de modelo XL, o modelo curvy, o como lo queráis llamar. Imposible ser modelo de pasarela si en cuanto me pongo unos tacones parezco Bambi recién nacido. Y teniendo en cuenta los caretos que saco en las fotos, y que mis mejores instantáneas son un con mojito en la mano y otros dos en el estómago, si fuera modelo de fotográfica, mi salud se iba a ver bastante perjudicada.
Os dejo lo que vendría a ser yo desfilando
Médico / enfermera. O cualquier profesión en la que fuese más que probable tener contacto con la sangre. Sí, esto excluye también la posibilidad de ser sicaria.
Profesora. Esa es otra de las profesiones que solían estar en el top de las preferidas por las niñas cuando yo era pequeña. A mí nunca me llamó demasiado la atención, la verdad. Y es que con el tiempo he descubierto que, aunque sobra decir lo que quiero a Canijo y que es lo más importante para mí, si me quedo sola con más de tres niños rindo culto a Herodes.
Psicóloga. Si no me entiendo ni sé organizar mi vida, como para dar consejos a los demás y escuchar sus problemas. O incluso hacer que me interesan.
Sí, sí, muy interesante eso que me estás contando
Cantante. Vale, esto nunca sabré si querría dedicarme a ello o no. El tener el mismo tono de voz que un gato degollado hace que lo descarte sin siquiera llegar a planteármelo.
Jardinera. No tengo flores en casa. Ni plantas. Sí, son muy bonitas. Pero yo soy esa a la que su hermana dejó un veranos sus cactus para que se los cuidara, y le mató tres.
Yo, en realidad, siempre he querido ser crítica de cine, o crítica literaria, o crítica culinaria. Cualquier cosa que sea criticar
Bióloga. Obviamente, no tengo nada contra estos profesionales (incluso mi, varias veces referenciada en estas páginas, amiguísima Marga es bióloga), pero no soportaría que cada vez que dijera mi profesión alguien contestase “mira, como Ana Obregón jejeje”. Muerte y destrucción.
Programadora informática. Teniendo en cuenta que me costó aprender a programar el vídeo (¡qué tiempos aquellos!) y las peleas que tengo diariamente con la impresora, en las que salen los máximos improperios de mi boca dirigidos a esa máquina del demonio, como para ponerme a aprender extraños lenguajes de programación. Y desde aquí aprovecho a mandar un saludo a los estamentos oficiales que siguen utilizando Java en sus webs.
La tecnología y yo. Descripción gráfica
Futbolista. Bueno, cualquier deporte. O cualquier cosa que requiera un mínimo de coordinación física.
Política. JAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Académica de la RAE. Aunque creo que debe tener sus momentos divertidos, ya que muchas de las decisiones que toman estoy convencida de que lo hacen totalmente fumaos, estoy segura que hubiera prendido fuego a la Academia (recordad que tengo experiencia en eso de provocar incendios) el día que aprobaron incluir “almóndiga” o “asín”.
¡¡¡Que he dicho que no admito incluir ‘cocreta’!!!
Este artículo lo ha escrito...
Olga Anderez (Santander, 1975). Secretaria y contable afincada en Madrid que, a la vista está, se mete en cualquier embolado que se le cruza en el camino. Fanática de las redes sociales y del... Saber más...