10 maneras de arruinar tu melena (o raparte la cabeza)

Por Anita C.

10 maneras de arruinar tu melena (o raparte la cabeza)

¿Estás pensando en hacerte el corte de pelo de Jennifer Lawrence? ¿Has decidido teñirte tú misma? Si tienes cariño a tu adorada melena (o a los cuatro pelos que la genética te ofreció), descubre cuáles son los errores capilares más comunes para no pifiarla. Todo ello contado por una verdadera psicokiller de cabellos.

Además de la celulitis y las arrugas, el aspecto de nuestro cabello es una de las cosas que más preocupa a las mujeres. Aquellas que tienen una melena de ensueño la cuidan como si fuera oro en paño; y las que tenemos el pelaje de una rata nos gastamos una fortuna en tratar de que parezca el de una chinchilla: suave, espeso y brillante.

Esa obsesión por preservar nuestra melena nos convierte en unas cobardicas a la hora de pisar una peluquería, como si los seres que habitan allí fueran la versión malvada de Eduardo Manostijeras.

Otras, insensatas como yo (o simplemente que han dejado de tener respeto a su cabello por enclenque), se pasan media vida experimentando nuevos looks y la otra mitad lamentándose (“¿por qué me haría con quince años la permanente?”, “¿qué se me pasó por la cabeza cuando decidí decolorarme el pelo para teñirlo de rosa chicle?” o “¡quién me dijo a mí hace veinte años que estaría guapa ‘a lo Sydney O'Connor’!”).

De hecho, si año tras año los peluqueros hubieran publicado un ranking de los mejores traumas capilares, ahora las mujeres como nos podríamos mostrar orgullosas de las fotos de nuestro pasado juvenil y dejar de rezar a Medusa, la diosa griega, para que se lleven las pelucas como en los años setenta.

 

He decidido apiadarme de aquellas mujeres, que, como yo, tienen una birria de pelo, y confeccionar un listado para que no pierdas tu cabellera.


Lista de errores capilares 2014

1. Descubrir que con el corte de pelo de Jennifer Lawrence (que lo llevan todo bicho viviente) puedes terminar pareciéndote a Justin Bieber si no sabes peinarlo.

Recuerda que el look despeinado tiene tanto trabajo como el brushing que se hacíán nuestras abuelas. 

 

2. Raparte media cabeza para ser tan molona como Rihanna y coincidir en estilo y elegancia con Rociíto.  

Rocío Carrasco, después de hacerse un rapado lateral, aprovechó el cabello sobrante para hacerse un abrigo. 

 

3. Pensar que era una leyenda urbana que las extensiones te podían dejar calva hasta que viste a Naomi Campbell clareándose el cartonaje.

La modelo Naomi Campbell con más cara que espalda.

 

4. Tener las orejas de soplillo y hacerte el peinado de Jennifer Lawrence (es decir, el que lleva tu vecina, tu mejor amiga, la panadera, la señora de la limpieza, Abraham Gandía Shore…). Aunque siempre puedes hacer como Kristen Stewart y posar de semiperfil.

Todo apunta a que la actriz de Crepúsculo después de aplicarse cera fijadora en el cabello, se la extendió por la cara.

 

5. Pasarte a las mechas californianas sin saber que se llaman así porque sólo se las pueden costear los que viven en Beverly Hills.

 

6. Leer en una revista que se lleva el pelirrojo de Emma Stone y que el desgraciado de tu pelo “lo escupa” (tecnicismo de peluquera) para que en tan solo quince días pase a ser de un bonito color panocha.

 

7. Convertirte en una verdadera adicta a las planchas para el pelo y pasarte las horas muertas, alisando u ondulando como una posesa hasta que te llega ese gran día en el que te quedas con un mechón en la mano.

 

8. Cortarte el cabello pensando de antemano en cómo te las vas a apañar cuando empiece a crecer y quieras volver a dejártelo largo. Ese tipo de pensamiento negativo ya te da la pista del infierno que vas a vivir cuando decidas volver a tener melena. El paso de peinado corto a medio requiere un temple que muy pocas mujeres poseemos. Las largas temporadas llevando cintas a lo Jane Fonda y kilos de horquillitas aderezadas con litros de laca fijadora puede desquiciar a cualquiera.

Cuando una se deja crecer el cabello puede terminar chiflada, excepto Miley Cyrus que 'lo lleva de serie'.

9. Cortarte el flequillo tú misma. La moda del do it yourself  no es de ahora. Pocas son las mujeres que en algún momento de su vida no han decidido meterse la tijera y cometer un suicidio capilar en toda regla. El problema con el flequillo es que empiezas y empiezas y, cuando das por finalizada tu obra de arte, este nace de la nuca y termina a dos palmos de las cejas. ¡La cagaste Burt Lancaster!

¡Hasta Katy Perry lleva un par de trasquilones en su flequillo!

10. Teñirte tú sola las raíces, cuando no has sido capaz en tu vida de pintar una casita con su tejado de pizarra, sus ventanas y una valla ¡sin salirte! Además de correr el riesgo de convertirte en un mapache, puedes sufrir daños colaterales muy desagradables como: cargarte toallas y sábanas porque no te has aclarado bien, acabar con la cara llena de manchas como si hubieras estado limpiando hollín (aviso: no se quitan ni con leche facial limpiadora) o acudir a dar un concierto multitudinario y que sudes churretes de tinte como le sucedió a Rihanna en el Rock in Río de Madrid de hace años.

Hemos pixelado un poco esta foto de Rihanna para que el rojo de su cabello no te achicharre las retinas.

En fin, estas han sido las catástrofes capilares que muchas hemos tenido que sufrir. Si se me ha escapado alguna o has vivido una experiencia traumática con tu pelo, sé buen@ y compártelo con el resto de nosotras.  

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Este artículo lo ha escrito...

Anita C.

Anita C. (Madrid, 1974). Redactora freelance de moda y belleza y madre de un niño y una niña. No le da vergüenza admitir, que no lleva nada bien lo de cumplir años, ni pasar todas sus tardes... Saber más...