Kanye West no sonríe en las fotos porque es de tolis

Kanye West no sonríe en las fotos porque es de tolis
En la pasada gala de los MET de Nueva York tres cosas llamaron la atención de la prensa: el vestido-tortilla de Rihanna, el tocado tipo Son Goku de Sarah Jessica Parker y que Kanye West siguiera emperrado en poner de moda no sonreír. Pero ¿cuáles son las teorías que sustentan esta tendencia que quiere imponer?
Allí estaban, la pareja de moda, Kanye West y Kim Kardashian. Ella, vestida con una réplica de un florero chino que tiene mi madre en la salita. Él, con carita de perro apaleado a su vera. Lo primero que podríamos haber pensado es que a Kayne no le gustaba para nada el vestido que llevaba su mujer y, acostumbrado como está, a meterse en todo lo que se pone la It Girl del momento no es de extrañar que en la gala de moda más importante del año tuvieran sus rifirrafes sobre el tema en cuestión. También podríamos haber pensado que estaba molesto porque su mujer acaparaba todos los flashes y nadie daba un duro por hacerle una foto.
Pero no.
La verdadera razón de la triste expresión de Kayne West en todas las fotos es que ha decidido que sonreír es de “tolis”, de perdedores, de gente poco fina y cool. De verdad. Lo prometo. No me lo he inventado (aunque ojalá a mí se me hubiera ocurrido un personaje que dijera cosas tan chorras), son declaraciones del propio Kayne en diversas entrevistas que le han hecho a lo largo de los últimos meses.
Según Kayne West sonreír es de tolis aunque no tengas los dientes mellados.
Partamos del hecho de que a mí Kayne West me cae fatal, lo que ya es raro porque yo soy la típica persona “bobona” a la que le cae bien casi todo el mundo, con excepciones como Hitler, el que deja colchones abandonados debajo de mi ventana o Belén Esteban. Pero llevo unos meses rechinando los dientes cada vez que leo una entrevista de este señor o escucho las chorradas que dice de sí mismo, comparándose con los grandes genios de la historia (en la última dijo que él era como Picasso, Steve Jobs y Walt Disney) o diciendo que ojalá tuviera el don de la ubicuescencia para disfrutar de verse en sus propios conciertos. En resumen: 1) o Kayne West tiene déficit de abuela; 2) o todo esto corresponde a una estrategia de marketing mal diseñada; 3) o estamos ante uno de esos tipos con grandes problemas de ego. Cada vez que veo un titular que hace referencia a este personaje no puedo evitar leer el artículo entero, atraída por el propio repelús que me provoca.
En una de estas entrevistas que me tragué, mientras balanceaba la cabeza reprobadoramente y murmuraba entre dientes de disgusto (¡cómo lo disfruté!), Kayne confesaba abiertamente la razón por la que nunca sonreía en las fotos. Resulta que había encontrado un viejo álbum de fotos de 1800, con su terciopelo y sus adornos de cobre, y se había quedado profundamente impactado por las imágenes que aparecían allí. Todos los protagonistas de las fotos miraban a cámara con gran seriedad, iban impecablemente vestidos y, en definitiva, eran de lo más cool, que es justo lo contrario de ser “toli”. Es más: supongo que todo aquello fue un gran descubrimiento para Kayne, quien se puso a recapacitar y a investigar durante meses retratos de personajes famosos y obras maestras de la pintura. Y esto es lo que se encontró:

No es fácil sonreír cuando te retratan sentado en la silla del Papa en vez de sentado en un bar con una caña en la mano.
Si no es cool sonreír ¿por qué el cuadro de la única que se atrevió hacerlo es el más visitado del mundo?
Esta mujer no sonríe porque tuvo una vida muy complicada.
Esta mujer no sonríe porque... mmm, ahhh, esto... tuvo un día muy complicado.
Efectivamente, la gente no sonreía en los retratos antiguamente. Pero, de verdad, la razón no es la que piensa Kayne West. La gente no sonreía porque fuera cool no hacerlo sino porque la vida hace siglos era una mierda. Así de claro. Había pulgas, los colchones eran malos, la comida un asco, no existía ni tele ni Zara y te morías por un resfriado. ¿Quién va a tener ganas de sonreír en unas circunstancias así?
¿Y qué pasa con las fotos? En el siglo XIX y principios del XX la cosa había mejorado bastante, pero la gente seguía sin sonreír en los retratos. Como seguramente Kayne también comprobó:
Como se ve en esta foto, las fotografías tardaban siglos en hacerse. Después de tanto tiempo se te habían quitado las ganas de reír, de vivir...

Es díficil sonreír cuando se te ha acabado la gomina para bigotes y no estás seguro de si podrás volver a comer sin pelos en la boca.
Entre el corset y que se les había muerto el canario ¿quién tiene ganas de echarse unas risas?
Pero una vez más se equivocaba. Al principio, cuando se inventó el arte de la fotografía, la gente se pensaba que parte de su alma quedaba impresa en las mismas. Por eso no sonríen… ¡estaban acojonados mientras les hacían el retrato! ¿Qué porras tiene que ver eso con ser molón?
Y si nos ponemos a rebuscar en este asunto de no sonreír en las fotos nos daremos cuenta de que Kayne West no es el único que lo practica. Es más: ni siquiera ha sido el primero en destacar por ello. La reina de no sonreír jamás en las fotos es Victoria Beckham, quien achaca su cara de limón-eterno a razones de responsabilidad con el mundo de la moda y a ofrecer siempre una imagen de profesionalidad y seriedad. Mantenerse distante, majestuoso e imperturbable ante el resto de los mortales son las conclusiones a las que han llegado los fotógrafos profesionales y periodistas que siguen a diario a gente como Victoria Beckham, Kristen Steward o Sean Penn.
Pero, venga ya, Victoria, todos sabemos las razones. Las tuyas en concreto:
Esto me ha llevado a indagar las razones de Kayne. Las verdaderas. Ni ser más cool, ni aparentar profesionalidad, ni generar distancia con el público… Hay otra razón mucho más lógica por la que Kayne West no sonría en las fotos. ¿O es que acaso no habéis visto esos mofletes? ¿Esos mofletes como de ardilla guardando avellanas para el invierno? Si esos mofletes se expandieran aún más podrían provocar un cataclismo mundial más grande que el trasero de Kim Kardashian, su señora esposa.
Otros se hubieran operado, otros se hubieran puesto más barba... pero Kayne no es una persona de medias tintas. En un mundo en el que sólo se valora el aspecto físico y otras trivialidades, Mr. West ha decidido ser fiel a sí mismo, aunque eso signifique no sonreír y que nos caiga cada día peor o que haya más de cien mil personas que hayan firmado para que él no actúe en Glastonbury.
Este artículo lo ha escrito...
Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...