Sexo, mentiras y citas por vídeo: Hombres grises.

Sexo, mentiras y citas por vídeo: Hombres grises.

Tener treinta largos, poco tiempo, una soltería que no pesa porque sabes muy bien lo que quieres y una conexión a internet pueden ser factores que te hagan apuntarte a una de esas páginas para conocer gente por internet. Pero no es oro todo lo que reluce,…

Pasado de largo la treintena, con una agenda que echa humo y una ristra de ex con un perfil muy similar, la idea de apuntarme a una de esas páginas de contactos que hay por internet me pareció fantástica. Fácil, rápido y yendo a lo que realmente interesa, además de la posibilidad de conocer a gente que en mi día a día sería imposible de conocer. ¿Alguien da más?

La publicidad de esta página en concreto era muy llamativa; en este caso las mujeres escogen. Existen tres posibilidades: que el espécimen te mande lo que se llama hechizo y tú lo aceptes, que le permitas hablar contigo o ya -el culmen de la exclusividad y el ligoteo-, que los metas en el carro de la compra. Y ellos tan contentos pensando que realmente te quieres llevar a casa el paquete de salchichas.

En sus perfiles hay varias secciones. Una de ella es de interés general, en donde todos indican que son artistas, diseñadores gráficos, trabajan en la televisión, son ejecutivos, empresarios, músicos o directivos, tienen un estilo elegante, bohemio, hipster o surfero (o todos al mismo tiempo), tienen tatuajes, piercings o van bronceados y, por supuesto, todos son aventureros, deportistas, soñadores y sociables. Vamos, el perfil que toda mujer quiere, un maromo de metro noventa lleno de tatuajes que trabaja como directivo de una gran multinacional, pero no está muy enganchado al trabajo porque fíjate, tiene tiempo para hacer surf y en su corazoncito aún sueña con un mundo mejor. Y contigo, nena, y contigo.

Queridos Reyes Magos…

Luego está la sección en donde puedes ver el producto y leer sus etiquetas. Vamos, sus fotos, sus poses y ese recuerdo del pasado con dos gin tonics de más y su ex restregándose, a la que ha asesinado con el Paint para quedar como un macho con su ruptura superada, pero chico, déjame que te diga algo: esas uñas pintadas que asoman por tu cintura te delatan. U otro tipo de detalles que iremos analizando en futuras intromisiones. Señores ciberligones: cuiden los detalles, por favor, que es vuestra tarjeta de presentación y entre un maromo de metro noventa lleno de tatuajes que trabaja como directivo de una gran multinacional, pero no está muy enganchado al trabajo y etc. y otro con las mismas características pero que se haga las fotos en el cuarto de baño enseñando la mopa por detrás, todas haremos lo mismo; nos quedamos con el que no nos recuerda que tenemos la casa sin limpiar porque llevamos horas en el supermercado de cárnicos.

Cuiden sus fotos. Las webs de citas son como un supermercado. Y no nos engañemos; cuando vas al super, compras –también- con los ojos.

Yo no me escondo. Tengo mis fotos, un perfil sincero e incluso digo abiertamente a qué me dedico: escribo. Sí, porque si son un poquito listos, no tendré que explicarles que algunas de mis aventuras y desventuras serán plasmadas para la posteridad aunque, de éstos, me he encontrado sólo a dos. Mi perfil está pensado a conciencia. No habla de amargas rupturas, o de querer encontrar al hombre de mi vida. Tampoco de lo chachipiruli que soy y lo súper buena amiga. Habla de mí, lo que me gusta en la vida y lo que quiero, con una sinceridad aplastante y con un filtro –pensaba yo- que quien lo lea ya sabe lo que se va a encontrar. ¡Inocente! Una de las cosas que me he dado cuenta es de que en este tipo de páginas la gente lee lo que le da la gana. Si tú dices quiero un compañero y ellos tienen las hormonas revolucionadas, automáticamente esa frase se convierte en estoy dispuesta a tener sexo sin compromiso pero si están en fase de que se les pasa el arroz, se convierte en quiero casarme antes de final de mes. Quizás es que las pantallas de ordenador masculinas tienen un extraño mecanismo que nosotras desconocemos y que escribe en la pantalla lo que su sistema endocrino dicta.

Cuando un hombre tiene el reloj biológico revolucionado, su pudiera, haría su particular rapto de las Sabinas.

En mi perfil hay algo que dejo bien claro desde el minuto 0; no quiero al Sr. Grey. Y es que me imagino la escena:

—Eva, si quieres algo conmigo, tienes que firmar este contrato.

—Uys, no, quita, quita, que yo no firmo nada si no lo lee antes mi abogado, que eso de la burocracia, los papeles y yo, mal, combinamos muy mal.

—Échale al menos un vistazo.

—Creo que está mal eso de “Amo”. Se te ha olvidado poner “de casa”, que con el poco tiempo que tengo y lo poco que me gusta encargarme de la casa, es eso lo que necesito ahora. Esto… ¿la sumisa? ¿quién es la sumisa? Oye, tú, ¡eres un espía del arzobispado de Granada! Anda Christian, ¡vete a tomar por donde amargan los pepinos!

Y, la primera en la frente. Mi primer hechizo, me lo envía un tal Tu Grey. Vamos mal. Miro su perfil; auxiliar administrativo de 43 años, deportista, sociable, bohemio, 1,75, 75 kilos de puro músculo, eso sí, con más vello corporal de lo normal. Vamos, calcadito al estereotipo del empresario que va de duro por la vida con su helicóptero aparcado en la azotea de tu edificio, cuestión por la cual se ha organizado una junta de vecinos extraordinaria en tu honor.

Antes de continuar -no vaya a ser que el resto sea igual de coherente- decido mirar sus fotos. Porque he de decir algo; hay muchos productos en esta web que, la verdad, te alegran la vista un rato.

Y es que las mujeres, lo admitamos o no, compramos muchas veces por el packaging. ¿O tú nunca te has comprado un cosmético porque la caja era preciosa? Así que a veces corres el riesgo de que el interior de una cajita fabulosa te obstruya los poros, pero por mirar, que no quede.

Al igual que a veces sólo vas de tiendas por mirar, pasearte por estos sitios te puede alegrar la vista.

Ocho fotos. Mi Grey no es un hombre que se esconda. La primera foto no tenía desperdicio; al fondo, un armario de contrachapado de donde salía ropa por todos lados. A su lado, una mesilla con una lámpara indescriptible con flores y frutas. Y de frente, él, Mi Grey, un hombre con barba bien larga y canosa, camiseta de tirantes blanca (creo que se la hizo antes de ponerse la camisa y los manguitos), pantalones de pinzas, calcetines blancos y algo que sostiene en la mano; una lámpara de lava del tamaño de un dildo que mira con lascivia. ¡Qué ilusión! Un hombre que no busca una mujer florero, sino una mujer lámpara. El resto de las fotos iban mejorando; una del señor y su barba mientras movía una paella, una del señor y su barba quemadito por el sol, una del señor, su barba y su pecholobo en la playa, una del señor y su barba en el Alcampo y un par más del señor y su barba con dos cachorros de rottweiler. O yo estoy muy mal acostumbrada, o este tío no tiene 43. O yo me equivoco mucho, o no me imagino yo al Sr. Grey en bañador de la oferta del LIDL:

—Eys, Jacinto, que el sofrito ya está.

—Cristian, tú remueve ahí hasta que todo se mezcle bien, que aún tengo que cortar el conejo.

—Coño, ¡Jacinto! Que me voy a quemar la espalda.

—Pues dile a la sumisa esa que te ponga paños con leche.

—Lo tengo que hablar con su abogado.

—Anda Christian, ¡vete a tomar por donde amargan los pepinos!

Paso a la siguiente fase, la de la venta directa, la del anuncio.

Divorciado, con dos hijos. Me paso horas con ellos jugando a los videojuegos.

¡Toma ya! Eso es marketing, sí señor. Veamos si en la sección de qué buscas mejora:

"Busco una mujer que se entregue a mí en cuerpo y alma."

Y punto. Porque yo lo digo. Porque yo lo valgo. Porque muevo el sofrito de la paella como nadie. Porque el Ikea es de pijos, yo me nutro en el Hiper Asia. Porque en este punto ya te he demostrado algo; sé cuidar, al menos, de mi barba.

Me imagino la escena; la pobre incauta, con collarcito y en pelotas:

—Sr. Grey, ya estoy preparada.

—Espera que me pase esta pantalla.

—Anda Christian, ¡vete a tomar por donde amargan los pepinos! 

Y ella sin saber que se llevaba un 2x1; Grey y un superhéroe.

Aun así, como soy de naturaleza más que curiosa y estoy asando un lomo a la sal en el horno al que aún le queda un par de horas, acepto el hechizo y la consiguiente conversación:

"Tu Grey: hola, k tal? Ya veo k te he gustado.

Yo: No, en realidad me has hecho gracia. Creo que eres un cachondo mental.

Tu Grey: x?

Yo: Ese perfil tiene que ser de uno que se ríe hasta de su sombra. Nunca mejor dicho.

Tu Grey: x?

Yo: Perdona, ¿te cobran por los caracteres que escribes?

Tu Grey: No no pago. X?

Yo: A ver, en serio, tengo una grandísima duda. Tu perfil, ¿es sincero? ¿De verdad es eso lo que buscas?

Tu Grey: Sí. Eres muy guapa. Tú te liarías con alguien como yo? Prometo cuidarte.

Yo: Uys. A ver, y ¿qué ofreces a cambio?

Tu Grey: No sé.

Yo: Bueno, estimado Sr. Grey. Estudiaremos su candidatura y lee haremos saber cuando tomemos una decisión. Le agradecemos que se haya puesto en contacto con nosotros. Sin más particular, se despide atentamente, yo."

Directa al botón de Devolver artículo –otra de las grandes ventajas de este site-.

Señores ciberligones que usan a Grey como gancho, dos cositas fundamentales: lean los perfiles y no se crean que todas las mujeres desean un inepto emocional que se esconde tras el sexo florido y la promesa de que nos cuiden. Aunque no se lo crean, sabemos cuidarnos nosotras solitas y, además, para eso también están las amigas. Y algo primordial; traten de parecerse al gancho. En este tipo de caso les aconsejo nicks más cercanos a la realidad, como Barbudo_Vago, CrisisDeLos40 o QuieroyNoPuedo. ¿O qué les parecería a ustedes si con mis 36 añazos y mi cabellera negra me hiciera llamar LolitaRubia? Por menos la OCU ha denunciado a varias compañías de telecomunicaciones.

 

 

 

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Este artículo lo ha escrito...

Eva Campos Navarro

Eva Campos Navarro (Guadalajara, 1977). Es psicóloga, coach y escritora, colaborando con diversos medios de comunicación. Autora de “Soy más lista que el hambre” y “Alicia en el país de las... Saber más...