El des-madre total
El des-madre total
No lo dudamos: eres una madre de lo más competente, recuerdas todas las citas con los profesores, jamás llegas tarde a la guardería, estás al día del calendario de vacunas y en tu bolso no faltan toallitas limpiadoras, pañuelos de papel, piruletas para emergencias… Pero ¿qué pasa cuando por fin consigues liberarte unos minutos de tus vástagos? Exacto: te Des-madras Totalmente y pierdes los papeles. O te desmadras simplemente.
La otra noche estaba haciendo cola en la puerta de un local madrileño para entrar en un concierto (sí, tengo una vida social, aunque no lo parezca) cuando no pude evitar escuchar la conversación que se estaba desarrollando a mi lado (sí, soy una acosadora social, que va por ahí escuchando conversaciones ajenas porque nunca se sabe de dónde va a salir una buena idea). Las dos chicas que estaban a mi lado le estaban contando a uno de sus amigos la terrible situación que habían vivido el día anterior cuando, nada más dejar a sus hijos en el colegio, se habían ido a visitar a un cliente al centro y tras la reunión habían olvidado dónde habían aparcado el coche.
-Estábamos tan ocupadas disfrutando de no tener que mirar a nadie ni vigilar a nuestros hijos que no nos fijamos en qué piso o en qué plaza lo habíamos dejado. Y normalmente, cuando vamos con ellos, hasta hacemos una foto con el móvil para ir luego directas y sin vacilaciones… Estuvimos horas buscando el coche, era como si nos hubiéramos vuelto tontas de repente.
Qué típico.
No era la primera vez que escuchaba algo parecido.
De hecho, yo también sufro a menudo las consecuencias del Des-madramiento Total, ese estado cercano a la inconsciencia total en el que te sumerges en el mismo instante en el que dejas tus hijos al cuidado de otro.
Se dice que a nuestros hijos les damos siempre lo mejor que tenemos. En mi caso les he dado todas mis neuronas.
Con Des-madre Total no me refiero a meterse en el bar más cercano y comenzar a ponerse ciega a copas en cuanto no tienes niños a la vista. Para nada. Se trata más bien del estado cercano a la muerte neuronal que se produce inmediatamente después de tener que estar pendiente al cien por cien de tu camada Tras un uso abusivo de tus capacidades intelectuales y de poner todos tus sentidos al límite del agotamiento es normal que, cuando por fin puedas relajarte, la cosa se te vaya un pelín y acabes desconectando mucho más de lo que en circunstancias normales pensarías.
En cuanto te Des-madras te desmadras. Es lógico, ¿verdad?
No todas lo sufrimos de la misma manera. A alguna nos da por desmayarnos, otras pierden la capacidad de raciocinio, algunas terminan olvidando hasta su propio nombre. Algunos ejemplos de tipos de Des-madramiento Total son estas tipologías de Des-madradas:
The Walking Dead
¿Os habéis fijado en esa compañera de oficina que aparece todas las mañanas por el despacho con cara de muerto y con pinta de haberse trasegado una botella de whisky ella sola la noche anterior? No, no penséis mal de ella, la pobre. Simplemente acaba de regresar de una expedición tan dura como la que emprendió Shackelton en el Polo Norte. Sólo que en su caso ha tenido que cruzarse media ciudad, en medio de un tráfico terrible y bajo la lluvia torrencial, para dejar a parte de su camada en el colegio, a otro en la guardería, al mayor en la parada de autobús escolar… y no sin antes haber tenido que preparar los desayunos de todos, supervisar el material escolar que toca llevar ese día (malditos colegios que nos cambian lo que hay que llevar a diario en un exitoso intento de conseguir volvernos locas), ocuparse de peinarlos y de que no vayan con los morros llenos de leche. Es cierto que ayer trasnochó, pero porque estuvo planchando los uniformes de todos y tendiendo tres lavadoras. Es lógico que ahora vaya arrastrándose por el pasillo con la mirada perdida y que cuando entres en su despacho a pedirle algo te mire a través de sus pupilas inertes y murmure cosas ininteligibles como “mujerrr… olvidarrrr… hablarrr…”.
En el mundo del Des-madre Total las leyes de la gravedad no funcionan. En realidad, nada funciona como debería.
La mujer sin frenos:
Esta desgraciada sobrevive como puede a un sinfín de obligaciones, citas con el pediatra, carreras hacia las actividades extra-escolares, horarios estrictos de estudio, repaso de deberes y un largo etcétera de obligaciones familiares que dejarían en ridículo la agenda de cualquier directivo. Sólo hay que verla salir de la oficina a diario, como si estuviera en una parrilla de salida para batir algún tipo de récord de velocidad y luego en el metro no hay quien haga más rápido los trasbordos. Si hubiera una categoría olímpica de Velocidad en cubrir el Tramo de la Línea 6 hacia la Línea 5, la ganaría ella sin duda. La mujer sin frenos vive a toda pastilla, trabaja a toda mecha y lo resuelve todo en un periquete. Vive en una carrera de velocidad en la que siempre llega tarde y nunca tiene tiempo para sí misma. Pero ¿qué pasa cuando consigue salir una noche a tomar una copa con sus compañeros de oficina? Pues efectivamente, que también sale sin frenos. No te extrañes cuando sea la primera que se suba al escenario del karaoke para cantar a Nino Bravo o cuando termine vomitando en una acera por culpa de las prisas con las que se ha tomado todos esos copazos. Una tila doble bien cargada para esta mujer, por favor.
La descerebrada total
La descerebrada total es esa mujer súper competente que siempre lleva un costurero en el bolso y se sabe de memoria el listado de centros de salud con servicios de urgencias de su barrio. Por si acaso. Pero también es esa misma mujer que, cuando consigue librarse por un día, hora, segundo… de sus obligaciones como madre, se convierte en más tonta que una piedra pómez. Pasa de ser Doña Perfecta a convertirse en Miss Descerebrada Total. Al igual que mis compañeras de concierto aparcará el coche en cualquier sitio y se olvidará hasta de qué modelo es, llevará un zapato de cada color y los pantalones del pijama debajo del traje de chaqueta.
Sabes que esta mañana has aparcado el coche en algún sitio, pero no estás segura de si era zona azul.
La niñita
Es esa mujer madura, excesivamente responsable, capacitada y tremendamente eficaz que en cuanto sale sin sus hijos de casa se convierte en todo lo contrario: un ser inmaduro, irresponsable, incapaz de hacer absolutamente nada por sí misma y torpe como su crío de dos años y medio. La niñita espera que alguien resuelva todo por ella, que se acerque a la barra, que le pida la copa y que, por supuesto, la pague. Evitará todo tipo de responsabilidades y tendrá un berrinche tremendo si no hacemos lo que ella quiere. Síguele el juego un rato, ten compasión de ella. A la mañana siguiente necesitará recurrir a todas sus reservas de madurez para que sus hijos salgan de casa completamente vestidos y peinados.
El Des-madre Total es un fenómeno como veréis de lo más variado y seguro que me he dejado un montón de tipologías en el tintero, pero aquí estáis vosotros para iluminarme con vuestra experiencia en los comentarios. Sólo tenéis que responder a esta pregunta: ¿Y tú? ¿Qué tipo de Des-madre Total eres?
Este artículo lo ha escrito...
Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...