Claves para detectar si tu chico es un Peter Pan

Por Anita C.

Claves para detectar si tu chico es un Peter Pan

Siempre que le propones vivir juntos ¿pone alguna excusa o cambia de tema? ¿Todavía insiste para ir de vacaciones con su panda de amigos 'merluzos'? O justo ahora, que ha cumplido los cuarenta ¿le ha dado por ir a festivales de rock y vestirse raruno como Jared Leto? Te ayudamos a descubrir si tu pareja tiene el síndrome de Peter Pan.

El síndrome de Peter Pan es un conjunto de rasgos de personalidad que definen a aquellos hombres que no quieren crecer o madurar. Los ‘Peter-men’ suelen caracterizarse por ser narcisistas, egocéntricos e inmaduros: evitan las responsabilidades y los compromisos, porque para ellos sería como perder su tan amada libertad.

Aunque este síndrome no es exclusivo del género masculino, se da con más frecuencia en ellos especialmente en una sociedad que potencia el hedonismo y la búsqueda de la eterna juventud.

Normalmente detrás de un Peter Pan, hay una Wendy excesivamente responsable, madura y muy maternal; tanto, que dedica todo su tiempo a mimar a Peter, hacer lo que él desea, darle libertad completa para su tiempo de descanso y ocio, aunque eso le suponga a ella encargarse de todo: casa, niños, alimentación, gestiones varias, pagar las facturas y hacer virguerías para ahorrar, porque…, psss, psss… un secreto: el Sr. Pan ya no va con un taparrabos verde, ¡qué va!, el Peter de ahora es muy caprichoso y le encanta vestir a la última, despilfarrar en tecnología, llevar zapatillas Nike personalizadas, salir de fiesta con sus amigos, incluso se depila con láser… 

En fin, que si a las Wendy les hubieran dicho el desgaste que supone una relación con Peter Pan probablemente hubieran gritado ¡NUNCA JAMÁS! Y hubieran salido pitando (o volando) por la puerta. Algunas, de hecho, se estarán lamentado de no haberse enrollado con el Capitán Garfio. El tipo era feo y malvado pero al menos se le veía venir a tres leguas…

Lo siento Peter, pero te has equivocado de Wendy. 

Claves para detectar si tu chico tiene el síndrome de Peter Pan:

–Tiene pánico al compromiso. Después de llevar veinte años de relación todavía se le hace bola eso de comprar un piso juntos. Hace una década ponía la excusa de que estaban muy caros; ahora dice que con la crisis que hay, sería una locura meterse en una hipoteca, mañana dirá que sus padres están muy mayores para dejarles solos y que tiene que cuidarles. (¿Cuidarlos él? Un hombre que durante más de treinta años espera que su madre le despierte para ir al trabajo y le prepare los cereales con leche…).

– A pesar de que es un tipo encantador (porque los Peter son divertidísimos) y muy inteligente (hay que tener más de una neurona para saber manipular) lleva toda la vida en el mismo puesto de trabajo. Y para colmo justifica su falta de interés para prosperar con comentarios del tipo de “tu amigo será director de publicidad y ganará un dineral, pero no es más que un esclavo de su trabajo” o  “yo no vivo para trabajar; trabajo para vivir”… Esa filosofía sería digna de admirar si no te tocara a ti pagar siempre la cuenta de ese restaurante caro al que dijo que te quería invitar.

–¿Y los regalos? Mira, otra cosa no tendrán, pero los Peter suelen ser detallistas. La única pega es que no sabes a quién están haciendo el regalo: si a ti o a él. De repente, llega vuestro aniversario y tú que eres chica de ciudad, que no pisas el campo desde aquella acampada que hiciste con los colegas del instituto y descubriste que los bosques no tienen cuartos de baño; tú que sólo con oír la palabra florecilla, la asocias a avispa y te empieza a picar todo el cuerpo;  TÚ ¿qué regalo te encuentras por parte de Peter? Un forro polar de perro flauta, un cinturón un poco raro con llaveros metálicos, así como punk de los ochenta; unas cuerdas para saltar a la comba y unas bailarinas rarísimas que puedes meter los deditos de los pies y que tienen suelas de goma… Cuando le preguntas qué narices es eso. Él, con una sonrisa de oreja a oreja te explica que es un kit básico para ir el próximo fin de semana a escalar con sus colegas. Sería un planazo, algo divertido y original… si no estuvieras embarazada.

–Y hablando de bebés. Confiárselos a Peter es el primer paso para que llamen los servicios sociales a tu puerta. Después de meses sin pisar una pelu, consigues convencerle para que lo cuide durante una hora y media y cuando vuelves: o bien tienes que consolarle a  él porque no ha podido soportar tanto estrés, o al pobre bebé, porque su padre jugando al Guitar Hero, le ha despertado de su siesta.

– Bebés y motos. Motos y bebés. Te preguntarás qué tienen que ver. Pues mucho. Todo. Cuando convives con un Peter Pan y decides (o le convences) para multiplicaros, ¡qué casualidad! De repente te confiesa que siempre ha soñado comprarse una Harley. Le intentas explicar que los padres suelen comprarse un mono- volumen aburrido, funcional y sobre todo, seguro. Pero no hay tu tía: él insiste que poniéndole un sidecar, podéis llevar al niño a la concentración de moteros de Valencia. Al final, cuando le demuestras que la Sillita Römer grupo O no entra en el dichoso sidecar, te intenta consolar con besos y arrumacos, porque, cielito, tendréis que esperar un par de años más para comprar un mono-volumen…, y para ser padres.

– Aunque quede todas las semanas con sus amigos, vaya cuatro días al gimnasio, se haya apuntado a un equipo de fútbol (cuando en su vida ha practicado deporte) y todos los sábados quede a ensayar con su grupo de rock (sí, muchos Peter sueñan con ser una estrella aunque cumplan los cuarenta) se queja continuamente que no tiene tiempo libre para él ni la suficiente libertad. Por si no has caído en ello: los hombres-pan son hedonistas por naturaleza y siempre se sienten insatisfechos.

– ¿Y es posible que un hombre maduro y responsable tenga un brote de 'peterpanismo'? Afirmativo, especialmente en la crisis de los cuarenta o después de estrenarse como padre. De repente, es consciente de que se está haciendo mayor y quiere vivir una segunda juventud. Por ejemplo: va a todas partes subido en un skate o bici (con lo poco favorecedores que son los cascos);  se hace socio de un equipo de triatlón (aunque, el único trío que haya hecho en su vida es el de cervecita, tapa y pitillo) o se apunta al look messy o ‘cabello perfectamente despeinado’ (le mola ir de salvaje y de paso cubrir la cana o calva…). Pero tranquila, en la mayoría de los casos de síndrome Peter Pan tardío los síntomas suelen ser pasajeros. Claro que si quieres un consejo: ¡No te conviertas en su Wendy! Sigue siendo su Campanilla.

Y por último, un dato curioso sobre los hombres Peter Pan: son muy actractivos, pero mucho, muchísimo... ¡Sexys a rabiar! Incluso cuando van vestidos con estas pintas. 

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Este artículo lo ha escrito...

Anita C.

Anita C. (Madrid, 1974). Redactora freelance de moda y belleza y madre de un niño y una niña. No le da vergüenza admitir, que no lleva nada bien lo de cumplir años, ni pasar todas sus tardes... Saber más...