KH7 by Bayona: pero,... WTF?

KH7 by Bayona: pero,... WTF?

Estamos a punto de terminar la temporada navideña y con ella nuestra ración anual de anuncios incomprensibles. Durante muchos años los perfumes han copado esa categoría. Hasta que ha llegado KH7 con su anuncio rodado por Bayona y todavía tenemos cara de tolais.

 

Lo confieso: tengo un par de anuncios incomprensibles en mi carpeta como creativa publicitaria. No, no voy a justificarme. Los anuncios de perfumes son un reto para cualquier creativo, la prueba definitiva para demostrar que eres capaz de vender cualquier cosa, incluso nada y quedarte más ancho que largo. Con dos cojones. Quizá porque es imposible vender perfume de una forma racional (¿qué vas a decir? ¿Qué este perfume huele bien? ¿Mejor que los demás? ¿Qué tiene un x% más de esencia de pitiminí?), hay demasiada competencia y la mayoría de estos productos pertenecen a grupos de moda, grupos que pretenden seguir vendiendo marca transmitiendo al público que no podemos pagar su Alta Costura un estilo de vida, una forma de ser, un espíritu...

Mi primer anuncio incomprensible chispas. No os riáis: gané un porrón de premios.

En esta categoría de anuncios incomprensibles pensábamos que lo habíamos visto todo. Actrices de Hollywood extasiadas en el atardecer de un mundo apocalíptico, asistentes a fiestas ultra-secretas dignas de estar organizadas por Stanley Kubrick aquel día que se pasó con las anfetaminas (o, en su defecto, por los miembros más abyectos y depravados del Club Bilderberg), modelos emporrados bajando en un ascensor (aquí se encontraría Blake Lively en el spot de Gucci), gente en porretas corriendo por una isla, tías descojonándose de risa mientras escuchan los mensajes incomprensibles de un pobre pagafantas en su contestador, ricas herederas que se escapan de la mansión familiar para beber y drogarse con lo más chungo de la sociedad… En el mundo de la publicidad de perfumes todo vale. Pero, en cierto modo, todo tiene sentido. Cuando se trata de vender algo, los perfumes venden un estilo de vida, una atmósfera, una forma de ser. O un quiero y no puedo.

Nos habíamos acostumbrado a asumir las chorradas que veíamos, incluso a disfrutar con ellos y a entender el mensaje que había detrás.

Hasta que llegó KH7, contrató a Juan Antonio Bayona y dejó K.O. a nuestras neuronas con el anuncio más incomprensible del año, provocando, ya de paso, un par de derrames cerebrales en los consumidores menos avezados, que todavía estamos intentando entender qué quiere decirnos con la paja mental que se ha hecho.

Estoy deseando que los Monty Phyton hagan una versión larga del último spot de Bayona. 

Si no lo habéis visto el spot echadle un vistazo:

Y ahora vamos a hacer un análisis pormenorizado del asunto para intentar encontrar sentido a todo (spoiler: no lo vamos a conseguir).

La situación:

Según la compañía, el anuncio transcurre en una galaxia híper-lejana, concretamente en una nave espacial moderna y tremendamente futurista, en la que dos tripulantes se preparan físicamente para emprender una importante misión

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A mí lo único que me gusta de esta decoración del futuro es que las camas tienen pinta de hacerse solas. 

Efectivamente, parece el escenario de una película de ciencia ficción de Ridley Scott, con un porrón de efectos especiales como único elemento decorativo, quizá porque en el futuro no habrá muebles, quizá porque los muebles se estropean un montón con el agua. Y, claro, tratándose de un spot de Bayona, hay agua por todas partes, seguramente para aprovechar todos los sobrantes del rodaje de Lo Imposible.

Gracias a su experiencia con los tifones, Bayona puede rodar el agua hasta en estado de gravedad cero.

Los personajes:

Un Adán y una Eva guapísimos y tremendamente modernos, tan modernos que él se gasta barba en plan hipster. Tan modernos que se duchan en pelotas con agua que fluye al revés, hacen deporte a cámara lenta y llevan monos de un material brillante que no les hace gordos (repito: no les hace gordos). Tampoco llevan ropa interior, me he fijado. Eso sí, cuando se sientan a pilotar la nave, él pone la mano encima de ella para dirigirla a la hora de conducir. Vamos, en plan cavernícola (= lo contrario a moderno y futurista).

Si el spot tuviera audio estaríamos escuchando esto: “quita, quita, que ya me has rayado dos veces la nave”.

El sorprendente final:

Tan sorprendente que, durante unos segundos, te planteas si todo iba en serio y tú no tienes capacidad intelectual para asumirlo. A continuación, se te pone cara de tolai y llegas a la conclusión de que alguien se ha fumado algo de grandes dimensiones y luego te ha intentando convencer de que se trata de una obra de arte de la Publicidad. Sí, amigos, el sorprendente final del anuncio es que la nave de nuestros dos protagonistas forma parte de un convoy de muchas otras naves ¡que viajan dentro de una gota de KH7! Pero eso no es lo más increíble. Lo más increíble es que pasamos de la híper galaxia híper futurista a la cocina de ¡Chus Lampreave! Exacto: la protagonista del anuncio de los embutidos. Ahora está limpiando los restos de chorizo con una botella de KH7 repletita de naves. No sabemos muy bien qué van a hacer las naves en la cocina de Chus, pero nos imaginamos que puede ser alistarse en otro país, un país donde los anuncios no sean tan chungos.

Un final tan sorprendente que ni Agatha Christie lo hubiera visto venir.

En conclusión: el slogan de este spot de KH7 dice que “no te puedes imaginar lo que hay en una botella de KH7”. No, amigos, eso sí que me lo puedo imaginar, más o menos. Lo que no puedo imaginarme, ni esforzándome un montón, es lo que hay en la cabeza de Bayona o del anunciante que ha aprobado esto. 

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Este artículo lo ha escrito...

Rebeca Rus

Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...