Más de lo mismo

Más de lo mismo

Más de lo mismo

Telecinco tardó dos años en estrenar la serie de humor “Aquí paz y después gloria” protagonizada por Antonio Resines y en el segundo día de emisión la audiencia cayó en picado, propiciando una retirada discreta del contenido, sin que apenas se haya notado en la programación y haciendo malabares para que no se hablara mucho del sonoro batacazo. ¿Y por qué este fracaso tan grande? Suponemos que hay muchas respuestas, pero la más repetida es que con Resines siempre es “más de lo mismo”

Antonio Resines, que durante la movida madrileña era el único que se atrevía a ir repeinado y con traje para encarnar al burgués pusilánime y atormentado, lleva treinta años haciendo una y otra vez el mismo papel. Una y otra vez. Una carrera plana aunque resultona que llevó al máximo de su expresión en la serie “Los Serrano” donde acabamos todos hasta el moño de Resines, ¿o no? Pues claro que sí. Antonio Resines es siempre más de lo mismo, pero no es el único. En España tenemos muchos casos, pero en Hollywood la cosa tiene categoría de “género” y hay actores de esos que cobran millonadas por una película que se atreven a hacer una y mil veces el mismo papel, peor aún, de sí mismos sin parar, con la misma cara y sin pestañear, sin aportar nada a su carrera, a su público o al cine y algunos de esos, amigos y amigas, ocupan el artículo de hoy.

Ya lo decía William Shakespeare allá por el siglo XVII: “Dirás este pasaje con soltura de lengua, no con voz desentonada, como lo hacen muchos de nuestros cómicos; ni manotees así, acuchillando el aire…” intentando que sus actores aprendieran, mejoraran, crearan y encandilaran al público. Shakespeare lo tuvo claro, Calderón de la Barca o Tirso de Molina, Moliere o Ibsen, desde García Lorca a  Stanislavski, todos lo tuvieron claro, incluso Konstantín Stanislavski creó un método para ayudar a los actores a controlar las emociones y la inspiración artística… entonces, yo me pregunto: ¿por qué hay profesionales de la actuación que ejecutan una y otra vez el mismo papel sin molestarse siquiera en mejorarlo?

No sé si alguna vez, alguien, me podrá iluminar al respecto, de momento, pasamos a repasar los más sonados y aburridos de las últimas décadas, seguro que vosotros tenéis muchos candidatos, los míos por hoy son estos.

ARNOLD SCHWARZENEGGER, SYLVESTER STALLONE O STEVEN SEAGAL… VAYA TRÍO CALAVERA.

Dicen que Schwarzenegger presume de no haber pisado nunca una escuela de interpretación (no tiene que jurarlo) y sin embargo es una de las grandes estrellas del celuloide. El austriaco, que mide ciento ochenta y ocho centímetros (tampoco es tan alto) llegó a los Estados Unidos en 1968 como campeón de fitness y pesas en su país natal, y al poco tiempo consiguió ser Mr. Universo y Mr. Olympia, dos títulos que lo empujaron a la publicidad y de paso al cine. En 1969 debutó con el nombre de Arnold Strong en la película “Hércules en Nueva York” y desde entonces, nadie se lo explica, no ha parado de trabajar. Ha sido gobernador de California y emparentó con los Kennedy sin siquiera molestarse en mejorar su acento austriaco, y es campeón del mundo en interpretarse a sí mismo una y mil veces. Cansino total, no sé porque no se retira de una vez.

Stallone. Ay, Sylvester, este chico ítalo-americano tenía muchas papeletas para haberse convertido en un gran actor tras enamorar a medio planeta con “Rocky”, pero sus innumerables problemas sentimentales, su poca disciplina y, para qué lo vamos a negar, su escaso talento interpretativo, lo dejaron en la cuneta del cine con mayúsculas y se condenó solito al cine de acción donde hace de malo-duro-sentimental continuamente. En los ochenta tocó un poco la comedia y pudo haber hecho algunos pinitos más en ese género pero no, lo suyo eran los mamporros y la cara de mala leche y ahí lo tenemos, cuarenta años viéndolo en el mismo papel, incluso ahora, que con la misma eficacia llena salas de cine (gracias a los “Mercenarios”) y sin mover un solo músculo de la cara.

Steven Seagal, este es que me cae un poco mal. Hace unos años vino a España y fue intratable con la prensa. Él va de místico mamporrero. Esto es, un macarra con fondo espiritual, este papel es creación suya y aunque Jean-Claude Van-Damme ha intentado emularlo alguna vez (otro que no sabe más que hacer de sí mismo pero nos ocuparemos de él en otro momento) Seagal se ha hecho con el monopolio de las miradas asesinas y sin expresión, mientras es capaz de meditar y matar a patadas a cuanto malote se le ponga por delante. En mi opinión Steven Seagal debería recibir un Oscar honorífico al peor “actor” de la historia del cine. No he visto nada peor y él dale que te pego, rodando y cargando con sus kilos de más sin moverse, LITERALMENTE SIN MOVERSE, cuando sale en el plano. Lamentable.

 

CAMERON DIAZ, JENNIFER ANISTON Y KATHERINE HEIGL… COMO SER LA NOVIA DE AMÉRICA SIN MOLESTARSE DEMASIADO.

Jennifer Aniston pintaba maneras cuando debutó en la tele con su papel de Rachel en “Friends”. Como mega fan de la serie, siempre he adorado a Rachel, sus guiones eran maravillosos y ella la convirtió en un personaje entrañable. Sin embargo, acabada la serie me cansa mucho ver a Rachel Green en cada una de las películas de Jennifer Aniston. Jenn, que tiene fama de ser encantadora y adorable (no lo dudo) tiene locos a los directores de cine de Hollywood con su melena perfecta y su sonrisa de anuncio, pero debería intentar mejorar, cambiar el registro y sorprendernos con algo nuevo ¿no creéis?. A sus cuarenta y seis espléndidas primaveras ha intentado hacer algún experimento pero siempre deriva en lo mismo y me pregunto yo: ¿tan difícil es asumir papeles donde el prota no muera por tus huesos, puedas aparentar tu edad y parecer normal y relajada? Ya sé que ellas dicen que los papeles buenos para mujeres no abundan, lo sé, pero si te dan alguno no insistas en llevarlo a tu terreno y convertirlo, al final, en más de lo mismo.

Cameron Díaz. Guapísima, divertida y desenvuelta, lo sé, pero SIEMPRE hace el mismo papel, con veinte años, cuando debutó en “La Máscara” y consiguió robar algún plano a Jim Carrey, y con cuarenta y dos, cuando aún hace de chica torpe y aproblemada, dulce e ingenua, pero tremendamente sexy, que exige casi por contrato salir bailando en las películas (fijaros, siempre baila porque cree que lo hace fenomenal) y que encandila en el primer plano con esa sonrisa cálida y luminosa que tiene. Cameron ha intentado dar giros a su carrera, ha trabajado con Scorsese, los hermano Farrelly, Alejandro Amenábar o Ridley Scott, ha intentado componer personajes diferentes, algunos con bastante éxito, pero finalmente ha preferido mantenerse en su zona de confort y ha acabado por hacer siempre, siempre, lo mismo y verla con la boca abierta, el pelo en la cara, sorprendida, confusa, incapaz de sentarse tranquilamente a charlar sin que le pasen mil dramas, cansa, y mucho. No me lo podéis negar.

Katherine Heigl. La primera vez que vi a esta chica fue en la película “Mi padre, qué ligue” junto a Gérard Depardieu y ya estaba como cabreada con el mundo. Luego dio su salto definitivo a la popularidad gracias a su papel de Izzie Stevens en “Anatomía de Grey” y todos nos enamoramos de ella, sin embargo, su salto al cine ha sido una sucesión de comedias románticas sin sentido donde ella, que es la nueva novia de América, solo está allí para lucir palmito porque siempre, siempre hace de lo mismo. Katherine, guapa y saludable, no lo vamos a negar, ha encontrado su zona de confort en la soltera atractiva, con mucho éxito pero demasiado ocupada, siempre cabreada, que se enfada con su co-protagonista media película hasta que consigue abrir su corazón. En resumen: siempre está enfadada, tensa, dando gritos y a pesar de eso, todo su entorno la adora… ¿¿¿???... cansina, aburrida y previsible. Acaba de cumplir treinta y seis años y tal vez aún está a tiempo de traspasar la barrera, mojarse y experimentar con algún trabajo de verdad, si quiere ser actriz, claro, sino, pues que se quede dónde está, que suele tener mucho tirón en las salas de cine.

 

ADAM SANDLER, VINCE VAUGH Y KEVIN JAMES… EL PETER PAN ETERNO

Adam Sandler. Mi hijo, que es incluso más cinéfilo que yo, me dijo un día, siendo bien pequeño, que Adam Sandler no tenía expresión en los ojos. Me fijé y es completamente cierto. Para un actor de verdad no tener expresión en la mirada es un drama, pero para Sandler no, porque a él se la refanfinfla todo lo que tenga que ver con ese tipo de chorradas. Para este judío neoyorkino, que empezó como guionista y monologuísta en los mejores locales de Manhattan, el asunto del cine se reduce a dos cosas: producir y hacer lo que te plazca y eso hace. Tiene la suerte de poder hacer sus películas, de arriba abajo, y no se molesta en crear un nuevo personaje porque el suyo, el de Peter Pan divertido, le funciona bien. He de reconocer que su peli “Zohan: Licencia para peinar” me hace muchísima gracia pero las demás, vista una, vistas todas y es una lástima. Creo que podría dar mucho más de sí, pero también creo que él es perfectamente consciente de sus limitaciones y pasa de todo, así que Sandler SIEMPRE es más de lo mismo.

Vince Vaugh. Este es uno de esos actores que pintaba muy bien y que se ha ido apagando con el paso de los años. Ya nadie se acuerda de que encarnó nada menos que a Norman Bates en “Psycho” de Gus Van Sant o que su papel en “La Celda” con Jennifer López le hizo recibir muy buenas críticas, no, ya nadie recuerda aquello porque Vaugh, abrumado tal vez por un desencanto general o por su falta de entusiasmo en particular, derivó hacia una sucesión de comedias sin fundamento donde suele encarnar una y otra vez al mismo tipo de hombre: descarado, vago, misógino, escatológico y desencantado que es salvado por el amor de una mujer (como Julio Iglesias). Vince Vaugh, a sus cuarenta y cinco años muy mal llevados, siempre hace de lo mismo y no se molesta ni en cambiar el estilismo… cada vez que veo una camisa a cuadros arrugada pienso en él y eso acaba aburriendo a cualquiera.

 Kevin James. Este hombre saltó a la popularidad en los Estados Unidos, y parte del extranjero, gracias a la serie de televisión “Raymond” allá por 1996 y por entonces caía simpático, pero fue cambiar de siglo y no ha hecho otra cosa que ir a los platós, ponerse delante de la cámara y repetir una y mil veces el mismo papel. Yo me pregunto si no será esta falta de novedad, de aventura, la que lo tiene siempre bordeando las depresiones y otros asuntos más serios. Seguramente su sobrepeso y su mal entendido aire de paleto ingenuo y bonachón condicionan su trabajo, no lo sé, pero el caso es que él se agarra a su zona de confort con dientes y muelas y puede cambiar de profesión, de ciudad, de condición social o lo que sea, que siempre es la misma persona, es que apenas gesticula y cada día me parece más esperpéntico el nivel de bromas o “escenas divertidas” a las que lo someten sus directores. Es un aburrimiento y alguien debería decirle que ya es hora de parar.

 

JENNIFER LOVE HEWITT, HEATHER LOCKLEAR Y ALYSSA MILANO… LAS REINAS DE LA TELE.

Cuando Jennifer Love Hewitt se dio a conocer en la serie “Kids Incorporated”, solo tenía once años y era una niña adorable, luego fue creciendo y empezó a destacar por lo guapa y sexy que era y porque sabía dar mucho juego a los directores. Ella pintaba maneras y en la exitosa película adolescente “Sé lo que hicisteis el último verano” se metió en el bolsillo al público juvenil aunque no fue suficiente para hacer despegar su carrera, como todos auguraban en sus comienzos. Jennifer tenía talento y carisma pero, mi opinión, es que ella ha sido y sigue siendo su peor enemiga. Su afán por aparecer guapísima, impoluta y maravillosa en la pantalla ha condicionado toda su carrera. Con la serie “Entre fantasmas” al fin tomó el control de la producción y los guiones y consiguió su propósito: ser perfecta. No se le mueve un pelo, va bien maquillada, vestida y perfumada y encima es un alma noble y caritativa, capaz de ver fantasmas, claro, pero con el corazón de Teresa de Calcuta. Sus miradas profundas a cámara, con los ojos húmedos y el labio inferior levemente tembloroso son marca de fábrica y ella ha repetido la fórmula en cualquier nuevo trabajo que ha acometido desde el año 2005. Nuevas series, nuevas pelis, da igual, Jennifer Love Hewitt es siempre la misma y a mucha honra.

Heather Locklear, otra estrella de la tele que ha trabajado un montón y a la que siempre hemos visto haciendo lo mismo. Un duro a quién haya visto a la ex señora de Richie Sambora diferente o en otro registro. Imposible. La guapa actriz californiana tiene ya cincuenta y tres años y sigue encarnando a la treintañera sexy y resultona, ejecutiva poderosa y muy brillante, que trata a los hombres con la punta del tacón, y le funciona. Ella dio su salto a la popularidad en “Dinastía” y desde entonces no se le mueve un pelo o se le oscurece una mecha. Ha estado en “Melrose Place”, “Wayne's world 2”, “Ally McBeal”, “LAX” o “Dos hombres y medio” y siempre es lo mismo. ¿No se cansa de ser Heather Locklear todo el tiempo?, parece que no y ahora se ha pasado a los telefilms con la misma cara, pelo y andares. Qué lata, por Dios.

Alyssa Milano. En 1982 Alyssa Milano se comía el reparto de la serie “¿Quién es el jefe?” con Tony Danza, tenía diez años y fue considerada una niña prodigio. Después de esta serie vinieron un montón hasta que en 1998 la ficharon para encarnar a la hermana pequeña de “Embrujadas”, Phoebe, y se produjo la transformación. Ella parece que de repente descubrió que estaba buena, ganaba pasta y necesitaba aparecer en la tele, las veinticuatro horas del día, como una chica sexy y difícil, a veces insufrible, pero esencialmente encantadora, la salsa de todos los guisos y ahí se apoltronó. Todo lo que hace esta mujer, que ya tiene cuarenta y dos años, es más de lo mismo. Es la mejor amiga, siempre tiene hermanas a la que aconsejar y cuidar, es el centro del universo de su entorno y, como ya hemos dicho, está buena y es mega sexy. Se mueren por sus huesitos y si alguna vez alguien ha visto a Alyssa Milano encarnando un papel de verdad, con vida y peso, le doy otro duro. Muy ABURRIDA.

 

Este es mi repaso por los aburridos más evidentes del cine y de la tele, los que siempre nos dan más de lo mismo, también quedan españoles que sé os encantan, pero que como no cambien de registro se hunden (Mario Casas, Miguel Ángel Silvestre o Imanol Arias, por ejemplo), no me lo podéis negar. De los internacionales haría otra lista: Jason Stathman, Robert Pattinson,  Kristen Stewart, Al Pacino, Sharon Stone, Pierce Brosnan o Liam Neeson sin ir más lejos… Sé que hay miles, me encantará oír a los vuestros, así que aportad ideas para la próxima vez.


 

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Este artículo lo ha escrito...

Claudia Velasco

Claudia Velasco (Santiago de Chile, 1965). A los 19, se trasladó a Madrid dónde estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y donde reside desde 1985. En la actualidad trabaja en... Saber más...