Los 10 temazos musicales que no pueden faltar en tu fiesta

Los 10 temazos musicales que no pueden faltar en tu fiesta

Los 10 temazos musicales que no pueden faltar en tu fiesta

A todos nos ha tocado soportar en algún momento al típico dj que en lugar de animar la fiesta la aburre hasta la saciedad. Fiestas de amigos en las que la música convierte aquello en un velatorio. Por eso, si sufres en silencio este terrorismo musical es hora de que cojas los mandos de la nave y te pongas a pilotar convirtiendo aquello en una verdadera fiesta.

No soy ninguna estrella musical, pero hago unas listas de música para noches de fiesta y eventos varios que son la delicatesen de todo oyente que se precie. Será que en otra vida fui DJ o mujer orquesta, a saber, pero el caso es que suelo tener al público contento y bailongo cuando escuchan alguna de las listas que les brindo. Es más, soy tan pedante y repelente con el tema, que en mi propia boda le di al DJ contratado una laaaaaarga lista de canciones que debían sonar so pena de impago. Se me da bien eso, pero es que también tengo años de experiencia en bodas y fiestas varias. Y algo que soy es observadora, así que he ido siempre observando con qué temones baila más la gente, con cuáles se aburre, con cuáles lo da todo o  con cuáles no. Y creedme, da igual que seas indie, heavy, popero, techno-ero, rockero o lo que sea: al final todos nos movemos con las mismas canciones, aunque no nos gusten, aunque vomitemos sobre ellas, aunque pongamos cara de “Dios, no”… Por eso, y por todos mis años de experiencia en lo que viene siendo ir de fiesta y/o bodas, sé que estos diez temazos (aparte de los que tú pongas a libre elección), serán bailados por todos tus invitados y no pueden faltar en tu boda, Nochevieja o noche de fiesta general.

Aquí yo, de DJ

Voy a pasármelo bien, de Hombres G.

Así como canción introductoria está muy bien. Apelas a la nostalgia, entras en materia, en ambiente y asientas moraleja: te lo vas a pasar bien, chato. Mensaje claro y contundente que la gente acogerá gustosa entre aplausos y cantos intentando llegar al tono alto del grupo popero de los ochenta por excelencia. La gente se volverá loca e intentará levantarse de la silla con un salto mortal porque algo les dice que van a pasárselo bien.
 

Juntos, de Paloma San Basilio.

Este, amigos, es el gran TEMÓN. De verdad. Creo que no he estado en ninguna boda en la que no suene, y he estado en muuuuchas y de muy diversa índole. Y al final, en bodas hippies, en bodas de chaqué, en bodas cutres y en bodas por todo lo alto, todo el mundo, hombres, mujeres y niños, terminan bailando y dando saltitos y fumándose un cigarrillo a medias mientras cruzan en rojo los semáforos… ¡¡Viviendo juntos!!. ¿A que las estás tarareando? Pues eso.

 

Mi gran noche, de Raphael.

Es como el “Juntos” de Paloma San Basilio pero en kitsch. Es esa canción vieja que se ha puesto de moda otra vez y que entusiasma a todos, con su ritmo buenrollero y su “titirití”. La delicia de todo el mundo, hasta de los núcleos duros, y todos terminan bailándola y cantándola como si no hubiera un mañana ni móviles que graban el tan exaltado momento del “qué pasará, qué misterios habrá, puede ser…”.



Corazón contento, de Marisol.

Yo lo doy todo con esta. Me teletransporto a aquella época en la que Marisol era la novia perfecta, la hija perfecta, la amiga perfecta, el pelo perfecto, la cara perfecta, la voz perfecta y me convierto en ella solo que sin voz, sin cara, sin pelo oxigenado y sin perfección alguna. Pero por lo demás, todo el mundo cantamos el “parapapaáaaaa” dando el Do de pecho y moviéndonos como lo hacían nuestras madres en sus guateques… ante la atenta mirada de la generación anterior (si la hay) que lo flipan viendo cómo sus hijos, sobrinos o juventud varia bailan al ritmo de una canción de su época que se les queda ya rancia y pasada. Pero nosotros somos así de salvajes y lo molamos todo bailando y cantando el “tú eres lo más lindo de mi vida…”.

 

Esto sí eran bailes, y no lo de ahora que son todo restriego.


El vals de las mariposas, de no sé quién.

No podía faltar una canción moñas hasta el extremo. Hasta el empalago más absoluto. Hasta la vomitera de arcoíris con unicornios rosas. Pues es esta. Y te sorprendería ver cómo, de repente, la gente se empareja con quien pille y venga a dar vueltas. Podrás poner los valses de Sabina que no tendrás en mismo éxito, te lo aseguro. Será que todos llevamos un moñas in extremis dentro y hasta el más indie de los indies termina dando vueltas mirando las mariposas volar entre las rosas.

 

Amante bandido, de Miguel Bosé.

Como soy muy moderna, pongo también esta canción que no sé bien si es de los 80 o de los 90 pero que no puede faltar. Tampoco puede faltar la pareja de rigor que se lanza a cantarla a dúo fingiendo ser leones en celo o los bailes de la gente para demostrar que todos llevamos dentro un amante bandido y un héroe de amor. Seré; auhm.

 

Cualquiera de Camela, de Camela.

Es que no pueden faltar. Da igual que sea la boda de más alto postín del siglo que no habrá persona que no se sepa y cante y lo dé todo con una canción de Camela. Al principio fingiremos que no, claro, tenemos dignidad; pero conforme el “Corazón Indomable” avance o “La estación del querer” llene la sala, verás cómo todos nos transformamos y bailamos como posesos el “escúchame, compréndelo, es imposible…” (¡La estás cantando, que te conozco!).

Perdona, listilla, ¿en tu selección hortera falto yo? ¡¿YO?! Imperdonable.


Suspicious Mind, de Elvis.

De Camela a Elvis, así soy yo. Ecléctica. Pero te guste El Rey o no, esta canción y su ritmillo lo molan todo y alegran cualquier fiestón. Además compensa el Camela de antes y quedas como muy cool, créeme. Y te aseguro que no faltará quien se arranque a imitar a Elvis con movimientos de cadera insinuantes incluidos. Todo un espectáculo digno de aplaudir.

 

L.A., de Loquillo.

Pues es que tiene que estar, qué queréis que os diga. Sobre todo si es la versión en directo, que mola más. No hay alma en este país que no se sepa la letra, al menos el estribillo, y no habrá alma en tu fiesta que no se desgañite gritando el “Nenaaaaaaaa”. Otra vez, “nenaaaaaaaaaaaa”. Y así, en bucle. Es la única canción lenta que no dormirá al personal, palabrita. Será que todos siempre quisimos ir a L.A. y dejar un día esta ciudad.

 

Vivir mi vida, de Marc Anthony.

Marc Anthony es el rey latino, creo. Y si no, da igual, porque esta canción levanta el ánimo hasta a esa chica de amarillo pastel a quien nadie ha invitado a bailar, como en las películas americanas. Y todos terminamos bailándola y sentenciando que para qué llorar, porque si duele una pena, se olvida y que la vida… hay que vivirla. Y bailarla.

Este, además de todo, es otro temazo de la San Basilio, por cierto.


Y esto es todo, amigos. Obviamente, a parte de estos temones pondrás mucha más música en tu fiesta. Pondrás las canciones del momento, las más escuchadas en las radios, las que más te gusten, las de tu grupo favorito o las que más les mola a tu grupo de amigos. Estas son solo un complemento, pero verás que cuando suenen los primeros acordes de cada una de ellas, la gente sonreirá y dirá “qué música más molona”. Y tú te hincharás como un pavo y decidirás escribirlo y así que quede para la posteridad que a DJ hortera no te gana ni Blas en su fiesta.

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Este artículo lo ha escrito...

Sara Ballarín

Sara Ballarín (Huesca, 1980). Estudió Filología Inglesa y actualmente trabaja en una empresa multinacional de telecomunicaciones. Adicta a la comida basura, a los zapatos (nunca el tacón es... Saber más...