¿Tú también eres una Google-Mum?

¿Tú también eres una Google-Mum?
Ni Perry Mason, ni Miss Marple ni Sherlock Holmes juntos. Os presentamos lo último en Apps para encontrar calcetines desparejados, libros, piezas de plástico de juguetes de construcción, CD´s desordenados y cualquier cosa que se pierda en vuestro hogar: las Google-Mums.
Decenas de calcetines desparejados, el libro de Cono, su peluche favorito, los apuntes para el examen de mañana, esa camiseta rosa que tanto le gusta llevar al parque, el cable USB de SU móvil, el último cartón de leche… Está claro: en tu casa todos los días hay un caso que resolver, tesoros perdidos que encontrar, culpables a los que señalar y tú (sí, tú, ¿es que no lo sabías ya?) la encargada de desentramar todos esos misterios.
Es más, a veces te preguntas si todo no formará parte de un maquiavélico plan para hacerte luz de gas porque el cartón de leche está donde siempre guardáis los cartones de leche (sólo que estratégicamente oculto tras una latita de atún en aceite) y sus calzoncillos favoritos en el mismo lugar donde él los dejó: en la cesta de la ropa sucia.
Cuidado conmigo: soy una Google-Mum y voy armada.
Pero ellos son incapaces de encontrar nada sin tu ayuda, igual que cualquier profesional es incapaz hoy en día de acometer cualquier trabajo sin consultar al motor de búsqueda más famoso del mundo. De ti depende la inmensa responsabilidad de dar con el escondite secreto, que normalmente es el lugar que tú misma asignaste para guardar el objeto en cuestión y del que informaste debidamente una y otra vez a todos los miembros de la familia. Pero ¿por qué esforzarse en recordarlo o en mirar detrás de la lata de atún si cuentan con lo último en aplicaciones de búsqueda? ¿Si en cada casa hay una Google-Mum? Exacto: una Google-Mum como tú y como yo.
Desafío a Sherlock Holmes a que venga a mi casa y trate de dar con todas las piezas del Hotel de Vacaciones de Pin y Pon más rápido que yo.
El escenario del crimen siempre presenta un aspecto parecido a este.
Las Google-Mums recibimos cientos de consultas a diario y somos capaces de responder a cualquier pregunta absurda que nos hagan (del calibre de “¿dónde está el informe para Cliente Del Que Depende Mi Ascenso que dejé aquí mismo?”) con una respuesta eficaz y firme ( como esta en la mayoría de los casos: “ está donde lo dejaste pero no se ve porque encima pusiste el periódico/tu móvil/tus calcetines sucios, cazurro”).
Somos motores de búsqueda eficaces e inasequibles al desaliento. Profesionales de la investigación capaces de dar en un tiempo récord con la bota de fútbol correspondiente al pie derecho que no aparece desde el último partido y descubrir, ya de paso, el mini-bolsito de aquella Monster High que desapareció hace meses y tres kilos de migas de patatas fritas que hicieron mutis por el foro en aquella fiesta de cumpleaños.
Y cuando limpiamos a propósito es mucho peor: no sólo somos capaces de encontrar bajo nuestro sofá enormes salchichas de pelusa y las susodichas migas de patatas fritas sino también monedas de la República Democrática Alemana, el Almanaque del Horticultor Contento de 1999, los restos de una pizza fosilizada y un juego de pluma y bolígrafo que nos regalaron en Caja Madrid allá por los años ochenta. Desafío a los de Silicon Valley a venir aquí a resolver el misterio, a ver si dan con el origen de mi inmensa capacidad para encontrar cosas misteriosas. O puede que haya gente viviendo en mi casa, rollo Los Otros, y todavía no me he dado cuenta. O lo más probable: que los bajos de mi sofá sean el extremo de un agujero de gusano temporal y la gente de otra dimensión lo esté usando como cubo de basura.
Aunque no os lo creáis, he probado muchas cosas para dejar de ser una Google-Mum extremendamente eficaz y preparada. Especialmente las que enumero a continuación:
1) obligar a todos los miembros de mi famillia a guardar las cosas conmigo para que no se olviden nunca de dónde las hemos puesto;
2) llenar las cajoneras de post-it con indicaciones de dónde están los objetos (aunque sería más práctico comprar rótulos luminosos);
3) negarme en rotundo a solucionar el problema;
4) hacerme pasar por una turista extranjera y
5) contarles la puritita verdad. Es decir, que no encontramos ese juguete porque se ha mudado a una casa mucho mejor, que el informe del Cliente Del Que Depende Mi Ascenso no era tan bueno y que tiene que repetirlo otra vez, que la bota de fútbol se ha escapado con aquella zapatilla de ballet para vivir una increíble historia de amor...
Pero nada, no hay manera de librarse de esta responsabilidad y de la fama que me precede como Mejor App Categoría Organización del 2014. Y por la pinta que tiene, la Google-Mum también va a copar todas las categorías el año que viene, y el otro, y el siguiente...
Este artículo lo ha escrito...
Rebeca Rus (Madrid, 1974) es creativa publicitaria, escritora, columnista y responsable de la sección de cocina de la Revista Cuore. Es la autora de los libros "Sabrina:1-El Mundo:0", "Sabrina... Saber más...