¿Madres malas o malasmadres?

¿Madres malas o malasmadres?

La primera en tirar de la manta fue Lucía Etxebarría con su libro “El club de las malas madres”(Planeta, 2010). Pero en twitter ya son 7300. El Club de las Malas Madres no deja de crecer formado por madres con “alergia a la ñoñería” y a las presiones de la sociedad actual. Glup Glup manda a una enviada, la gran Ana González Duque (también conocida como la Doctora Jomeini), a su fiesta a investigar este fenómeno y, por supuesto, formar parte de él. 

¿Te declaras una inútil total a la hora de hacer croquetas? ¿Lloras como una posesa cuando en el cole piden un disfraz DIY para tus hijos porque eres incapaz de coser un botón y ese no lo puedes comprar en el chino? ¿Si alguien te dice que “puedes hacer lo que quieras en la cama” lo primero que piensas es en dormir ocho horas seguidas? ¿Tienes el descaro de dejar al “buen padre” a cargo de las fieras la noche en que se juega la final de la Champions? No digas nada más: eres una malamadre. No, no una madre mala. Los quieres con todo tu corazón y darías la vida por ellos. Una malamadre es aquella que quiere seguir siendo mujer a pesar de ser madre.

A una malamadre eso de ser madre no le quita la coquetería ni las ganas de tomarse un gin tonic con las amigas y poner a caldo al resto de las buenasmadres: las que hacen fiestas temáticas de cumpleaños con bebidas orgánicas y sándwiches de diseño, en vez de la Coca-cola con cafeína y la Nocilla de toda la vida. Una malamadre es la que lucha con uñas y dientes para conservar esa parcela de vida de “yo misma” sin la cual hubiera perdido la cordura hace mucho tiempo.

 

Pues bien, Laura Baena (autora del blog La niña sin nombre) y sus colaboradores lograron reunir el sábado 24 de Mayo – con la que estaba cayendo en Cibeles – en la azotea del Hotel Emperador a 250 malasmadres y algún buen padre en un fiestón de los que hacen época. Con una lista de canciones elegidas como himno por las malasmadres y encabezada por el “A quién le importa” de Alaska y con los éxitos y la voz de The Rythm Treasures bailamos – sí, la menda también se confiesa malamadre – y bebimos GT de Mombasa hasta las tantas. Photocall, mesas de chuches vintage (de Confetti en los bolsillos y Na Lúa Dulce) y de postres de los que nunca haremos (que para eso ya está “The Good Food Company”), humor a raudales y un fular de Lavan hicieron el resto en una noche en la que gente que sólo se conocía de redes sociales, se desvirtualizaron entre abrazos y risas y se aunaron para proclamar a las buenas suegras que el malamadrismo existe y que tiene grito de guerra: “¡Malamadreando, que es gerundio!”

Como decía PapáLobo, uno de los pocos padres que se atreve a irse de fiesta con este ejército: “Atención, madrileños, se espera una invasión de locas. No son peligrosas: simplemente no están acostumbradas a estar sin hijos”.

Enviar por WhatsApp

Este artículo lo ha escrito...

Ana González Duque

Ana González Duque (Santa Cruz de Tenerife, 1972). Médico anestesista. Bloguera. Friki declarada. Sobrevive a un marido traumatólogo, dos niños y un gato negro. Autora de "El blog de la Doctora... Saber más...