“¿Yooo? …¡NOOO!,  nunca, jamás, vuelo en Ryanair”. Esta era hasta hace muy poco una de mis máximas en la vida. Pero como bien dijo Groucho Marx, “estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”

Como buena emprendedora me busco la vida para que todo me salga más barato. Con un presupuesto muy ajustado y una agenda que no me permite planificar los viajes de trabajo con mucha antelación,  me enfrentaba de nuevo hace unos días a la laboriosa tarea de buscar un vuelo para ir  a un pueblecito cerca de Vigo un martes y volver a Madrid al día siguiente.

Profunda emoción ya la de pasar la tarde entre portales y comparadores. TRI .VA. GO, K.A.Y.A.K. (que siiii, que sabemos leer), E-Dreams, Atrápalo (si puedes), Skyscanner, Viajar, Booking, Iberia, Air Europa, Trip advisor... (por cierto, ¿para cuándo un comparador de comparadores?). Nada, 500€, 300€, 400€… y cuánto más busco más sube el precio. Hasta que de pronto, surge ante mi una oferta, que simplemente no puedo rechazar, ¡89 euros!. ¿Compañía aérea?: la de mi nuevo amigo RYAN.

 El precio lo merece así que venga, a ver qué pasa. Total, a cambio sólo tengo que hacer unos “pequeños” esfuerzos:

- Ir a Santiago de Compostela en lugar de a Vigo. Bueno, no importa, esa es una de las grandes ventajas de vivir en un país en la que hay un aeropuerto  cada 80/100 kilómetros.

- Coger un coche para ir a mi destino final, (low cost claro), ningún problema, tenía que alquilar uno igualmente, sólo son unos pocos kilómetros más.

- Coger un avión a las 6.15 de la mañana (...al que madruga dios le ayuda).

- Llegar a Madrid a las 23.45 (qué bien, igual luego me voy a tomar una copa…).

- Llevar una maleta minúscula para no pagar facturación. No es problema, son dos días así que no necesito muchos modelitos.

- Dejar que Ryan decida dónde me siento, (¡qué mas da!, a esas horas voy a ir completamente dormida).

Tras sobrevivir al proceso de comprar en la web de Ryan, finalmente lo conseguí: ¡mi billete …barato!. Muy orgullosa de mi hazaña, unos días más tarde y todo según lo previsto, madrugué... mucho, hice una cola interminable, entré en el avión, conseguí colocar la maleta y finalmente, me dejé caer en el asiento, de en medio claro, y en la cola del avión!. Tantas emociones y sólo eran las ¡5.30 de la mañana!

Cuando ya estaba a punto de quedarme completamente dormida, dirigí la mirada casi sin prestar atención a las instrucciones de seguridad pegadas en el asiento de delante. Eso a lo que normalmente no hacemos ni caso.
 

Y poco a poco empecé a fijarme bien y descubrí, asombrada, una pequeña obra maestra ilustrada, al más puro estilo del clásico 13 Rue del Percebe que quiero compartir con vosotros por si próximamente vais a volar con Ryan.

Es importante que sepáis que Ryan sólo habla inglés, así que si no lo habláis, daos por “f*cked”. Aún así, no hay problema si se interpretan bien las escenas.  

Veamos:

-Emergency oxygen  (oxigeno de emergencia)

Como si de una mesa de trileros se tratase parece que caen cuatro mascarill, sólo tienes que elegir una de ellas. ¿En cuál estará el oxigeno?.

- Life vest (chaleco salvavidas)

O mejor dicho tu vida en un chaleco ya que no parece ser muy seguro un chaleco que se guarda en una especie de sobre que se abre con las mismas ganas con las que yo abro las notificaciones que recibo de Hacienda.

Además, está el tema de la talla. Cómo es posible que hasta al chico del dibujo le cueste ponerse un.. ¿¿¿chaleco??? En el mejor de los casos, te da una contractura. Eso si, todo esto para al final darle al silbato como si te acabaran de poner en medio de Cibeles controlando el tráfico. 

- Emergency Landing. Aquí viene lo bueno, el aterrizaje de emergencia.

No sé lo que mi amigo Ryan considerará una emergencia pero en cualquier caso ¡atención!, quítate las gafas, los dientes, los tacones, el pendiente de la oreja izquierda y los collares. Con esta pinta, agacha la cabeza, ponte a gatas y arrástrate a la salida. Pero... si no veo sin gafas, no puedo hablar sin dientes y el suelo está lleno de zapatos! ¿cómo demonios voy a llegar a la salida?

Y por último, sin desperdicio: Las salidas de emergencia (emergency exits)

Ojo porque hay de dos tipos, la A y la B, yo aviso. 

La salida A), las puertas, la de las chicas. Se abren solas, aparece un brazo andando y activa el tobogán de salida. ¡No os olvideis! sin zapatos, sin dientes, sin gafas , pendientes ni collares, tírate por el tobogán,.. pero ¡cuidado¡, si llevas minifalda, acuérdate de sujetarla para que no se te ponga de bufanda al bajar. Eso si, cuando estés abajo puedes salir corriendo…

Y la salida B) las alas, las de los chicos. Activa tus superpoderes para ver a través de la puerta y verifica que no haya fuego detrás, porque si no, again, date por f*cked. Si no hay peligro, parece sencillo, abre la puerta, tírala fuera, da un paso y???… vosotros mismos… no sabemos qué pasa depués… al menos la chica de la minifalda sale corriendo.

Como comprenderéis, después de ver esto, no pegué ojo en todo el vuelo. Estuve reflexionando seriamente sobre cuáles serían mis decisiones.

Qué es más importante ¿El presupuesto o la vida? La vida, la vida... ¡qué importa! El que no arriesga no gana, el mundo no está hecho para los cobardes, y mi presupuesto no está para muchos lujos. Pero hay algo que tengo muy claro. Querido Ryan, madrugaré, esperaré, obedeceré, gatearé….pero has de saber una cosa. Pase lo que pase,  y digas lo que digas, siempre, pero siempre.. moriré con los tacones puestos.

UNA EMPRENDEDORA POBRE, PERO CHIC.