El complejo mundo de las faldas

Por Anita C.

El complejo mundo de las faldas

Por suerte o por desgracia, no todas tenemos el 'estilazo' ni las piernas torneadas de Marc Jacobs para llevar con tanta dignidad una simple falda. Pero a partir de hoy y gracias a esta enloquecedora guía de estilo, podrás lucirla con el mismo descaro que el diseñador. 

Faldas vaqueras, de cuero, minis, midis, tulipa, A-line, de tablas, plisadas, escocesa, a topitos… Como te habrás dado cuenta, el mercado de la moda nos ofrece temporada tras temporada un gran abanico de posibilidades en lo referente a esta prenda. Pero, cuando una es fiel a sus vaqueros y decide explorar este mundillo faldero ¿por qué nos resulta tan difícil elegir una de ellas?  Al fin y al cabo, con tanta variedad, ¡por narices! Nos debería sentar bien alguno de los modelos.  Quizá ese es el problema: hay tantísimas que o tienes un máster en estilismo y moda o te llevas un bocata al probador hasta que consigues decidirte por una.

Eso me hace recordar los años 90’. ¡Benditos sean porque ninguna mujer teníamos que vivir semejante suplicio. ¿Qué se llevaba la mini? Entrabas en una tienda y ¿qué veías? Trocitos de tela por todas partes. Unos más pequeñitos que otros, pero en definitiva faldas cortas. ¡Ojo! Podría ser desalentador para aquellas que no teníamos las piernas de Naomi Campbell. No había otra opción, pero con los días se te pasaba el disgusto y ¡tan feliz con tus jeans de siempre! Incluso podías quejarte con tus amigas de que si no tenías piernas kilométricas y caderas milimétricas era imposible llevar una falda…. Pero ahora… Ahora no puedes decir ni mu. Imagina que en una reunión femenina se te escapa la peor de las blasfemias: “no uso falda porque no me veo con ella”. Seguro, segurísimo que la fashionista de turno salta como un resorte: “nena, tu problema es que no sabes comprar” (que en su idioma es lo mismo que llamarte “perra judía”).

¡Qué lástima! Tener el cerebro ocupado con pagar facturas, ir al mercado, las revisiones médicas de los niños y  un largo etcétera de tareas poco glamurosas, que no nos deja gigas libres para almacenar toneladas y toneladas de prendas. Pero no te preocupes, en glup-glup estamos en todo y aquí tienes una guía básica (en idioma cristiano) para que puedas desenvolverte sin problemas cuando viajes por el mundo de las faldas.  

Cuando lleves minifalda no te bajes del coche. Deslízate de él con elegancia, con sutileza… Como si fueras un reloj de Dalí.

 

Wrap mini-skirt o mini falda cruzada

También puedes referirte a ella como falda pareo o directamente: servilleta (de hecho no tiene más metros de tela). Como te habrás dado cuenta, posee las mismas desventajas que la mini tradicional recta: prohibido agacharse, bajarse del coche y nunca sentarse sin apoyar un bolso encima de las piernas. Aunque, goza de dos ventajas sorprendentes. La primera, es el efecto óptico de pierna extra larga gracias a su diseño cruzado y la segunda, su efecto hipnótico: puedes tener a tu compañero de trabajo ( ‘el pelma’), en trance durante horas, esperando agazapado a que cometas un pequeño error de movimiento y se abra un centímetro más la falda. Apunta esta nota mental: ese rato que está entretenido, no te da la brasa.

Falda pantalón cruzada, creada por un camarero chino especializado en diseñar figuritas con servilletas, zanahorias y toallas.

 

La falda A-line

Suena a compañía aérea pero no es ni más ni menos que una falda de vuelo  que se ajusta a la cintura y cae hasta la rodilla en forma de letra ‘A’. Es cómoda, ideal para vacilar de cintura de avispa especialmente si eres una mujer con curvas, pero entre nosotras: es un demonio de prenda, los días de viento. Además, si tienes exceso de gemelos, con la A-line todos pensarán que ese día se los has pedido prestados a Nadal.

Si temes que te pueda suceder algo así, lo mejor es que te tatues un '3J'. No es muy elegante pero sí, esclarecedor.

 

Falda lápiz

Recta, alta de cintura y con un largo que suele superar la rodilla. Es la que antiguamente se llamaba falda tubo y, si lo piensas fríamente, es lo que cualquier mujer parece (un maldito tubo) cuando tiene las famosas medidas 90-60-90 pero en rodilla, pantorrilla y tobillo. En esos casos, la mejor opción es llevarla con bota de caña alta. Eso sí, no hay que quitar mérito a este modelo: es sexy y elegante, excepto cuando conduces una moto.

 

Falda tulipa

 Se llama así porque tiene la forma del bulbo de un tulipán pero boca abajo. Lleva una cinturilla alta y un bajo ancho pero que se ajusta a las piernas para conseguir la forma de huevo o globo. De ahí que la combines con unos buenos tacones antes de que te cuelguen en un árbol de Navidad como si fueras un triste farolillo. En cuando a comodidad, sólo decirte que al sentarte notarás que eres como una Menina con las enaguas enrolladas en las caderas. Aunque mirándolo por el lado práctico, puedes enrollarte con cinta adhesiva un montón de pertenencias en las caderas (el pintalabios, el móvil, un bocata…) y nadie pensará que tienes cartucheras. ¡Qué va! Culparán al corte de la falda, que no te hace justicia.

¡Quién diría que Kim Kardashian lleva en la cadera izquierda su neceser y en la derecha, una manta de pinceles de maquillaje!  

 

La falda larga

Esta prenda está dentro de la categoría ‘amiga’. La puedes llevar a cualquier sitio que siempre queda bien. Tampoco te deja con el culo al aire: con ella puedes practicar yoga mientras esperas a los niños en la puerta del colegio, si no estás perfectamente depilada o tus medias tienen alguna carrera, cubre las zonas perjudicadas… En fin: es una falda maja. Quizá, por sacarle una pega, puede traerte algún problema cuando bajas del autobús y se queda pillada con las puertas o se te engancha  el bajo en las escaleras mecánicas. Por eso siempre es aconsejable llevar ropa interior limpia y mona.

¡Ah! ¡Por cierto! Aquí una prueba irrefutable de que las faldas de cuero no funcionan como fajas reductoras (aunque con ellas te sude el trasero). 

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Este artículo lo ha escrito...

Anita C.

Anita C. (Madrid, 1974). Redactora freelance de moda y belleza y madre de un niño y una niña. No le da vergüenza admitir, que no lleva nada bien lo de cumplir años, ni pasar todas sus tardes... Saber más...